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El futuro del PSOE

El PSOE mira a Susana Díaz a la espera de que decida si disputa el liderazgo a Sánchez en el próximo congreso

Pedro Sánchez y Susana Díaz, en una imagen de archivo.

Ibon Uría

El PSOE observa con atención, de nuevo, a Susana Díaz. La presidenta andaluza guarda silencio, pero en su entorno se comenta con insistencia la posibilidad de que compita por el control del partido en el próximo congreso federal. Díaz, aseguran las fuentes consultadas por infoLibre, está "considerando seriamente" dar un paso al frente en ese cónclave previsto para los días 20, 21 y 22 de mayo, donde le disputaría el liderazgo a Pedro Sánchez.

Claro que –incluso entre quienes la animan– cunde cierto escepticismo. Los seguidores de la andaluza critican a Sánchez por tener al PSOE "sin un rumbo claro" y creen que con Díaz habría más opciones de recuperar parte del terreno perdido en las urnas. Pero no olvidan que esta es la tercera ocasión en la que su nombre suena con fuerza y que en las dos anteriores, tras semanas de rumores en privado y peticiones en público para que tomara las riendas, todo quedó en nada. Hay, finalmente, otro factor que introducen en la ecuación: cada vez queda menos para el congreso. El tiempo comienza a jugar en su contra.

Mientras tanto, ajenos a estos movimientos, los integrantes de la dirección federal y los barones afines a Pedro Sánchez esperan que el cónclave programado para mayo transcurra en relativa calma. No descartan la irrupción de un candidato alternativo, pero creen que sería alguien con escaso recorrido, que Díaz se quedará en Andalucía y que no se decidirá a dar el salto a Madrid, al puente de mando. Si se cumplen esos cálculos, añaden, Sánchez debería poder renovar su cargo sin sobresaltos. De hecho, aseguran que su liderazgo se ha fortalecido en los últimos tiempos.

El tiempo apremia

Ocurra lo que ocurra, la cuenta atrás ha comenzado para Díaz. El calendario del 39º Congreso Federal del PSOE se fijó en el Comité Federal del pasado 30 de enero tras no pocas tensiones internas. El origen del malestar fue el anuncio de Sánchez –menos de 24 horas después de las generales– de que optaría a la reelección. La dirección federal intentó postergar el cónclave a juniointentó postergar el cónclave a junio con el argumento de que "los tiempos del partido" no debían interferir en la formación de Gobierno, pero se vio obligada a ceder ante los barones críticos que impusieron una fecha anterior: mayo. Esa data, no obstante, ya implica una retraso sobre lo que marcan los estatutos del partido: si los tiempos se hubieran cumplido estrictamente el congreso debería haberse celebrado en febrero, justo cuatro años después del cónclave donde Rubalcaba se impuso a Chacón.

Paradójicamente, el cambio de junio a mayo instado por federaciones como la andaluza, la valenciana o la asturiana es el que ahora acorta el tiempo para decidirse a Díaz. Y es que el congreso se celebrará los días 20, 21 y 22 de mayo y antes, el día 8 de ese mismo mes, las bases elegirán a su secretario general en primarias. Para que la votación pueda celebrarse a tiempo los candidatos deben decidirse antes del 14 de abril, y dedicarse en cuerpo y alma a la recogida de avales entre el 15 y el 25 del mes que viene. Si Díaz quiere ser esta vez rival de Sánchez, le quedan apenas 30 días para decidirse.

Última oportunidad

Cargos próximos a la andaluza admiten que no puede "amagar y no dar" eternamente. Díaz fue en 2014 la posible sucesora de Rubalcaba, y logró que barones de federaciones como la valenciana, la madrileña y la castellanomanchega, además de numerosos dirigentes de su comunidad, le pidieran en público que se presentara. Ella deseaba un congreso sin rivales, una elección por aclamación. Después consideró que las condiciones no eran las idóneas y renunció. En aquel congreso extraordinario compitieron finalmente Pedro Sánchez, el entonces diputado Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, de Izquierda Socialista.

La sombra de Díaz resurgió poco después de las últimas generales, cuando el partido se desplomó hasta un nuevo mínimo histórico. Con respecto a 2011 perdió millón y medio de votos y 20 escaños. Mientras la dirección de Sánchez defendía que había salvado los muebles en las urnas, en la semana que siguió al 20-D se habló y mucho de un posible golpe de efecto de la andaluza para forzar la marcha del candidato y asumir el mando. Fuentes del partido aseguran que ella misma confirmó a colaboradores cercanos que había llegado su momento. Pero pasaron los días, llegó el Comité Federal del 28 de diciembre y el plan nunca se puso en marcha.

Poco después, a comienzos de febrero, llamó la atención el gesto de Felipe González. En una entrevista afirmó que si fuera Díaz "no iría ni a la Secretaría General en mayo ni a la candidatura de las próximas elecciones". El expresidente alabó la "potencia" de la andaluza. Aseguró que tiene "fortaleza y liderazgo para hacer lo que quiera", que con sus palabras no intentaba "animar ni desanimar" a nadie... pero el mensaje quedó claro. En los círculos de la presidenta de la Junta también toman nota de los "constantes mensajes" en los editoriales de El País, favorables a Sánchez en cualquier hipotesis que implique una combinación con Ciudadanos y el PP si Rajoy se aparta. Creen, de hecho, que Sánchez actúa "considerando" el apoyo de la cabecera de PRISA. Así que el calendario avanzó y los rumores sobre Susana Díaz se calmaron. Hasta ahora.

Para muchos cargos socialistas el partido está a la deriva, "sin un rumbo claro" en palabras de dirigentes consultados por este diario. Sánchez contó con un voto de confianza en los primeros compases de las negociaciones porque respetó el veto a los independentistas, miró a izquierda y derecha, y se volcó con IU-Unidad Popular y Compromís para presionar a Podemos. Pero los críticos no entienden sus últimos pasos: creen que se empecina en reforzar un pacto con Ciudadanos que "derechiza" al PSOE, que es incapaz de atraer a Podemos y le ha dejado todo el espacio de la izquierda a Pablo Iglesias. Una estrategia en la que advierten "riesgos" para el partido y un deseo, por parte de Sánchez, de asegurar su propia supervivencia por encima de todo.

En ese sentido denuncian que el secretario general emite "mensajes cambiantes". Que un día proclama que sólo negociará de la mano de Ciudadanos y al siguiente se abre de nuevo a un pacto con Podemos. Que tiene "cada vez menos credibilidad", que incurre en "contradicciones", que por momentos es complicado "tomárselo en serio". Por eso fuentes del PSOE andaluz aseguran que Susana Díaz está recibiendo, en los últimos tiempos, "mensajes de diversos sectores críticos con la gestión" de Sánchez animándola a que compita. Y al tiempo, admiten que probablemente es cuestión de "ahora o nunca", pese a reconocer que esa máxima es difícilmente aplicable a la política.

Calma en Ferraz

La sensación es casi opuesta en la sede federal y en los territorios afines a Sánchez. Creen que ha manejado bien los tiempos, que ha cerrado un buen acuerdo con Ciudadanos y que la presión a Podemos dará frutos cuando se agote el tiempo para formar Gobierno. No se desaniman por el hecho de que el partido morado rechace sentarse con los negociadores de Rivera. Al contrario, esperan que cambie de opinión a medida que las encuestas confirmen que, de repetirse las elecciones, todo seguiría prácticamente igual el día después, que no habría sorpasso en la izquierda. En resumen, aún confían en ver a Sánchez en la Moncloa. 

De puertas adentro aseguran que Sánchez ha demostrado "capacidad de liderazgo" y "ambición sana". Como ejemplo de estrategia mencionan la consulta a la militancia, una votación que describen como una jugada inteligente para esquivar el posible veto de los barones a una hipotética alianza con Podemos. Las urnas, añaden, sirvieron de termómetro del respaldo al secretario general, y el resultado –51% de participación, 79% de síes– les parece satisfactorio. El relato oficial es que el "líder que fue elegido por las bases" regresó a ellas para "consultar una decisión trascendente". Y lo cierto es que incluso los críticos admiten que Sánchez tiene cierto "instinto de supervivencia".

Así las cosas, en Ferraz no prevén movimientos de la federación andaluza, la más poderosa en el partido. Esperan que Susana Díaz siga al frente de la Junta, que no se plantee seriamente la posibilidad de abandonar el Gobierno de la comunidad que maneja con relativa comodidad para plantar cara y hacerse con las riendas del PSOE en un momento tan complicado. Para no dejar cabos sueltos, eso sí, estudian qué opción beneficia más a Sánchez: si dejar el congreso en mayo o retrasarlo, una opción sobre la que el secretario de Organización, César Luena, ya está consultando a los dirigentes territoriales fieles.

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Manejo del calendario

Cada una de esas dos alternativas, indican las fuentes consultadas por infoLibre, presenta ventajas e inconvenientes para el número uno del PSOE. La primera fecha, mayo, implica un riesgo cierto de ser descabalgado de la Secretaría General antes de una hipotética repeticion de las generales. Aunque el candidato a la Presidencia se elige en primarias, no en el congreso, si Sánchez perdiera esta última votación vería frustrado su deseo de repetir como cabeza de cartel: el partido se volcaría con su nueva líder y elegiría a la andaluza también como competidora electoral. La ventaja de esta hoja de ruta es que reduce enormemente el tiempo que Díaz tiene para decidirse.

Retrasar el cónclave, por contra, significa que si hay unas nuevas elecciones Susana Díaz sólo podría competir antes de esa cita en unas primarias. Es decir, que la andaluza podría optar a convertirse en candidata a la Presidencia pero sin el control del partido en su mano, una hipótesis que descartan tanto los partidarios como los detractores de que dé el salto. El problema es que el aplazamiento debería pasar necesariamente por un Comité Federal donde la dirección alegara "circunstancias excepcionales" para modificar las fechas. Y que la federación andaluza, junto a otros territorios críticos, podría intentar reunir los votos necesarios para torcer el brazo al equipo de Sánchez y hundir sus planes.

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