Solución final de baja temperatura

Alfonso J. Vázquez Vaamonde

Me da vergüenza leer la airada defensa del "Estado sionista" frente a los "ataques terroristas" de Hamás. Una mínima "memoria histórica" exige recordar que en Palestina vivieron en paz judíos, cristianos y musulmanes durante siglos bajo el imperio romano, el bizantino y el otomano. Y eso aunque creían en el mismo dios del que sus oráculos, tan falsos o más que él, predicaban en su nombre el odio de los unos a los otros.

Ben Gurion organizó a los "terroristas sionistas" contra el mandato británico a base de asesinatos individuales y en grupo y con bombas en sus sinagogas matando a judíos pacíficos para hacerles creer que las ponían los musulmanes. Su ¿título legítimo? es un no acreditado mandato de su dios, ajeno a la competencia de la ONU, cuyo CV es el de "autor intelectual de la solución final de baja temperatura". Una práctica secular ejercida contra todos los pueblos entre Egipto y Canaán: la "solución final de baja temperatura" no dejando ni a uno con vida; tampoco a los canaanitas. Eso repitieron en 1948 con los palestinos y ahora con los gazatíes, tan semitas como ellos.

A los "sionistas" los armó Stalin por su animadversión con el Reino Unido. La recién creada ONU "legalizó" el robo e invasión de parte del territorio de Palestina, como cuando a los nazis se les entregaron los Sudetes y Austria, a quienes ni eran palestinos ni se querían integrar en esa comunidad sino aplicarle "la solución final de baja temperatura".

La primera expulsión al este, como la de los USA con los indios, prometen repetirla con los gazatíes. Sólo la "diferencia de temperatura" y la "falta de coartada divina" diferencian la "solucion final nazi" de la "solución final sionista". La eficiencia de ésta la acredita la historia.

La recién creada ONU "legalizó" el robo e invasión de parte del territorio de Palestina, como cuando a los nazis se les entregaron los Sudetes y Austria, a quienes ni eran palestinos ni se querían integrar en esa comunidad

La inmigración sólo de judíos –no se admitía a nadie que no lo fuera– provocó un premeditado desequilibrio demográfico que, unido al "terrorismo sionista", equivalente al de las camisas pardas de los "nazis alemanes" o a los camisas negras de los "fascistas italianos", creó una falsa "democracia" a partir de la iniquidad de la ONU, que excediendo el mandato de su carta legalizó el robo de Palestina a los palestinos.

Los herederos de los "genocidas sionistas" no tienen ninguna culpa, son sus víctimas, como los alemanes herederos de los "genocidas nazis", que deben de librarse del complejo por una culpabilidad de la que también son víctimas. No así los que hoy predican y repiten si pueden ese genocidio; de momento sólo puede "el Estado sionista". 

El homicidio, reprobable aun ejercido en legítima defensa, no es delito ante la mayor violencia del violador. Hamás ejerce su "legítima defensa" frente a la "solución final diaria", el "genocidio de baja temperatura" que practica "el Estado sionista" desde antes de 1948. 

Dice un refrán "no pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió". En España sabemos de eso. Torquemada, Inquisidor General, tenía raíces raciales e ideológicas judías. Su comportamiento genocida contra herejes protestantes y conversos judíos pasó a la historia como ejemplo de intolerancia e iniquidad.

Las víctimas son todas víctimas, pero nunca cabe apoyar al violador y culpar a la víctima que lo mata para no ser violada. La mayoría lo hace.

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Alfonso J. Vázquez Vaamonde es socio de infoLibre.

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