Cómo lo ve

Borja Sémper: "Antes se daban cien días a quienes entraban en el Gobierno. Ahora, ni cien segundos"

"¿Cuál es el significado concreto de la expresión 'Gobierno ilegítimo'? Está vacío de contenido. ¡Ha saltado todo por los aires!", comenta contrariado en mitad de la entrevista. El incendiario lenguaje político tan de moda en estos tiempos fue uno de los motivos por los que Borja Sémper (Irún, 1976) abandonó la política activa hace año y medio. Se mudó a Madrid, acaba de publicar su segundo poemario, Cosas que pasan, y trabaja en la consultora Ernst & Young como director de Relaciones Institucionales.

Es feliz, pero "el bicho del interés por lo que pasa" sigue corriendo por su interior. Sémper, que fue objetivo de ETA y vivió los años más irrespirables de la política vasca, siempre ha sido de otra pasta. De escuchar al otro, de no intentar imponerse, de tender puentes. Aunque sea por razones puramente egoístas: "Me interesa oír a la gente con la que discrepo porque creo que me va a hacer mejor, que voy a poder coger ideas, enriquecer mi posición y crecer. Cuando hacía política, me hacía mejor político. Y ahora, mejor ciudadano. Lo contrario es el sectarismo, la voluntad de no escuchar y convertirte en un cafre".

El nuevo Gobierno de Sánchez

"Antes se daban cien días a quienes entraban en el Gobierno... Ahora, no damos ni cien segundos. Yo confío y espero que acierten porque nos va mucho en ello y nos interesa a todos. Es verdad que lo van a tener extremadamente complicado porque el momento en el que estamos lo es, pero espero que acierten. Ojalá. Creo que es muy importante que exista un buen Gobierno y una buena oposición".

La salida de Iván Redondo

"A Iván le conozco en 2008 porque nos hizo al PP vasco una campaña que era muy difícil y desde entonces tengo amistad con él y una opinión magnífica en el ámbito personal. De él hay cosas que me han gustado más y otras menos, pero creo que es un tipo que entiende perfectamente la política. Lo que es verdad es que es un hombre más pensado para la estrategia y la táctica que para la gestión y, a veces, tengo la sensación de que ha hecho más gestión que estrategia".

El futuro de Cataluña tras los indultos

"Creo que para que resulten eficaces tienen que contar con algo fundamental: que los independentistas hagan algo para cambiar la situación. A día de hoy, no lo percibo. Me gustaría decir lo contrario, pero no lo veo. Lo que no creo es que quienes están a favor de los indultos sean unos peligrosos bolivarianos que quieren romper España y cargarse el Estado de derecho y que quienes estén en contra sean unos peligrosos fachas que lo que quieren es que vuelva la pena capital a España".

Cuba, ¿dictadura sí o no?

"En este tema en concreto, creo que el sesgo y el prejuicio se pegan a nuestra piel de una manera muy evidente, por eso hay que intentar desprendernos de ellos. Si tú eres una persona de izquierdas y por eso vas a ser más suave a la hora de catalogar una dictadura de izquierdas, tus sesgos se están imponiendo sobre la realidad. Si tú eres una persona de derechas y vas a juzgar con más benevolencia una dictadura de derechas, ese sesgo te está influyendo. Aunque también tenemos que aceptar y entender que los responsables políticos, a veces, no se pronuncian con la necesaria contundencia sobre la vulneración de derechos humanos en determinados países porque esto puede tener consecuencias económicas para las empresas españolas que tienen intereses económicos allí".

El liderazgo de Casado vs. Ayuso

"El de Ayuso es un liderazgo muy particular, singular y potente que despierta un interés mediático que influye en el resto de España. Ella lo sabe y juega con esas cartas. Aunque he perdido el pulso de lo que pasa en el PP, algo sé. Doy por hecho que el próximo candidato a presidente del Gobierno va a ser Casado. En paralelo, Ayuso irá creciendo e irá haciendo su recorrido político, en este caso en Madrid y no sé si para otros lados. Pero vamos, ahora mismo, yo no veo ningún riesgo en el liderazgo de Pablo Casado".

La polarización

"Vivimos en una sociedad moderna, compleja y democrática en la que tenemos la inmensa suerte de confrontar ideas, pero el problema es cuando la política solo es confrontación y choque. No identifico ni identificaba cuando dejé la política, proyecto de futuro de país de unos y de otros, pero sí veo muchos debates partidistas, legítimos, pero partidistas, muchos debates a corto plazo y muchos debates de trazo grueso. Tampoco soy bisoño, soy consciente de que la política tiene mucho de eso, pero si solo hay interés particular y partidista, la política deja de convertirse en una solución y se convierte en un problema".

El centro como actitud

"Creo que el centro no es un espacio geográfico, ni tan siquiera es una ideología. Para mí es una actitud que lleva a comprender que el mundo en el que haces política es un mundo complejo, heterogéneo, plural y que, por lo tanto, tienes que jugar y aceptarlo y ser consciente de ello cuando haces política. Singularmente cuando gobiernas porque cuando gobiernas, no gobiernas solo para los que te han votado. Gobiernas para todos los ciudadanos".

La falta de generosidad para pactar

"En política muchas veces se olvida que es necesario un componente fundamental: la generosidad y la talla de Estado. Generosidad para renunciar a parte de tus ideas que te lleven a acordar con el diferente soluciones y respuestas que permitan progresar a la sociedad. Hay más voluntad de imponer ideas de parte que de intentar comprender e interiorizar las ideas de quienes están en otro bando y no se premia la voluntad de acuerdo. Creo que hay mucha más gente normal que gente polarizada y radicalizada y que no estamos demasiado lejos de que la gente normal acabe hasta las pelotas y reaccione. Esta situación no se puede sostener mucho, corremos un riesgo fundamental".

El valor de las buenas ideas

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"En la vida, cuando entablamos una relación o somos amigos no nos fijamos a quién vota, con quién se acuesta o a quién reza. Valoramos otras cosas. En política, sin embargo, es al revés. Valoramos más quién dice qué antes de lo que dice esa persona. Para estar de acuerdo o en contra de algo, ya no importa tanto el contenido de lo que se dice sino quién lo dice. Por eso, creo que tenemos que volver a recuperar el valor de las buenas ideas y volver a aceptar que quien está en otra posición ideológica puede tener buenas ideas".

Cuando las palabras ya no significan nada

"Oímos hablar en España de que esto no es una democracia, de comunistas, de fascistas, de gobiernos ilegítimos, de una oposición franquista... Ya no hay límites. Hemos superado todos. Todos los adjetivos calificativos se han dicho. ¿Cuál es el contenido concreto de la expresión 'Gobierno ilegítimo'? ¡Está vacío de contenido! ¿Cuál es el contenido de la palabra 'fascista' si se lo llamamos a cualquier político de derecha o de centro derecha? Ha saltado todo por los aires, hemos vaciado el contenido de las palabras".

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