‘El cuerpo en llamas’, la exasperante vulgaridad del mal

El cuerpo en llamas

En un momento de El cuerpo en llamas la investigadora recuerda que para llegar a una sentencia condenatoria no hace falta entender el móvil de los culpables. Pero justamente es eso lo que queremos saber.

Queremos saber por qué pasan las cosas. Lo queremos casi todo el rato y especialmente si se trata de asesinatos. Seguramente sea un instinto lógico para sentir un cierto control. Para tratar de evitar terminar siendo el cadáver en un futuro crimen.

Un crimen ya famoso en nuestra historia negra

Sea por lo que sea, queremos saber cómo funciona la mente criminal y en qué momento una persona traspasa la nítida línea roja que supone no matar. Dentro de nuestra reciente historia negra, el que se llamó en su día crimen del pantano o de la guardia urbana es uno de los que ha despertado una curiosidad insaciable.

En mayo de 2017 apareció en un paraje aislado de la provincia de Barcelona un coche quemado. De no ser por una prótesis metálica, huella de una operación de espalda, ni se hubiera sabido que había un cadáver carbonizado en el maletero.

El muerto resultó ser un guardia urbano de Barcelona. Quienes hayan seguido el caso ya conocen su desenlace, pero una parte de la audiencia se acerca al suceso sin más información.

Documentales sobre el caso

Se han escrito varios libros al respecto. El periodista especializado en sucesos Carles Porta dedicó un especial de cuatro episodios de su veterana serie Crims al caso que sigue disponible en Movistar+. Ya lo recomendamos en esta sección.

A la vez que la miniserie recién estrenada, Netflix ha presentado un controvertido reportaje centrado en una entrevista desde prisión con Rosa Peral. El documental ha sido acusado de engañar a sus colaboradores sin hacerles saber que iba a tratarse de un relato a favor de una de los dos condenados por el caso.

Las cintas de Rosa Peral ha sido dirigida por Carles Vidal, que admite haber ocultado información a los participantes aunque defiende los motivos por los que lo ha hecho. Según afirma, para ofrecer una visión renovada de Peral sin juicios paralelos.

Ficción muy pegada a la realidad

En medio de estos análisis destaca la versión de ficción, también para Netflix. Ocho episodios a cargo de Laura Sarmiento, guionista que ya ejerció como responsable de otra serie en la misma plataforma, la notable Intimidad. Le acompañan en el guion Carlos López y Eduard Sola, y en la dirección Jorge Torregrossa y Laura Mañá.

La serie inventa los diálogos entre los personajes pero se basa en los hechos conocidos, que son muchos. Los teléfonos intervenidos a los participantes en el crimen aportaron información muy valiosa. Mensajes de texto y de voz que permiten conocer al menos una parte de sus relaciones y su forma de expresarse.

Fiel a la vulgaridad

Todo ese material de la investigación probaba una vez más que la realidad puede ser rocambolesca en los hechos, pero casi siempre más prosaica en los modos que la imaginación. Uno de los mayores aciertos de El cuerpo en llamas radica en el intento de ser fiel a la vulgar realidad

El personaje interpretado perfectamente por Úrsula Corberó encaja por sus hechos en el tópico de mujer fatal. La ficción tiende a retratar a este estereotipo femenino con personalidades misteriosas, carismáticas, llenas de embrujo. 

Una terrenal Úrsula Corberó

La serie sin embargo respeta la manera de hablar recogida en mensajes y durante el juicio y hace un retrato de Rosa Peral, la protagonista del caso encarnada por Corberó, como una persona más terrenal. La actriz viste como sabemos que vestía Rosa Peral, a veces para seducir, otras con pantuflas.

No es el registro más fácil ni para ser escrito ni interpretado. Precisamente por eso resulta un gran acierto. Acostumbrados como estamos a criminales que se ven venir porque son extraños e inquietantes todo el rato, los protagonistas de El cuerpo en llamas nos acercan a la desasosegante certidumbre de que el mal puede ser en ocasiones cotidiano, disfrazado de normalidad.

Asesinos integrados en la sociedad

Cuando veamos en un futuro la serie sobre el asesinato de Daniel Sancho en Tailandia creo que encontraremos elementos comunes con este caso. En ambos los asesinos son personas perfectamente integradas en la sociedad. De pronto encuentran que un futuro ex se va a convertir en una pesada amenaza y en un salto cuántico deciden matar.

Se creen más listos de lo que son, y les pillan. Ese esfuerzo por no atribuir a los asesinos cualidades extraordinarias de inteligencia o sofisticación se refleja muy bien en todos los protagonistas. Úrsula Corberó consigue no añadir encanto a su atractivo. 

Protagonistas básicos, sin autocontrol

A las parejas de Rosa se les ofrece el mismo tratamiento. Todos ellos pertenecen a los cuerpos policiales. Parecen tener personalidades algo básicas, con escaso autocontrol, cuando no violentos. 

Entre estas parejas, el otro autor del crimen, Albert López, está interpretado por Quim Gutiérrez en una clave parecida a la de Corberó, corriente, desprovista de grandilocuencia.

Una sencillez, la de Rosa Peral y el tipo de hombres con los que se relacionaba, no exenta de peligro. Los incidentes que habían protagonizado previamente ya presagiaban que iban a terminar mal.

Evitar el sexismo

Un aspecto que sobrevuela cualquier aproximación al crimen de la guardia urbana es el miedo a tratar a su protagonista con sexismo. Durante la investigación salieron a la luz numerosas parejas y exparejas de Rosa Peral. 

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En el contexto actual se agradece la sensibilidad para no asociar la promiscuidad, y muy especialmente la femenina, con la maldad. Pero en esta historia, el manejo de Peral de sus relaciones fue fundamental a la hora de complicar la situación y provocar conflictos de intereses.

La serie incluso se ha ahorrado contar la historia de alguno de los amantes de su protagonista. Peral tenía una relación sexual esporádica con su vecino. Esta le fue útil para rebajar sus sospechas cuando aquel le comentó que había escuchado fuertes ruidos la noche del crimen.

Respecto al valor audiovisual de la serie, además del acierto en el registro elegido para las actrices y actores, destaca el uso de canciones originales, auténticos temazos con letras relacionadas libremente con lo que se está contando. Mari Trini, Tangana, Massiel, Rocío Jurado, Sergio y Estíbaliz, Olga Guillot o Mala Rodríguez cuentan una historia más arrebatada aún de la que explican los diálogos.

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