El futuro de la monarquía

La Zarzuela se niega a revelar cuánto gasta y a quién paga las encuestas que hace cada 15 días

El monarca de Baréin, Hamad Bin Isa Al Jalifa, acompaña al rey Juan Carlos, en su despedida, el pasado 2 de mayo.

La Zarzuela dice que el rey mejora en las encuestas de que dispone. Pero es un dato imposible de contrastar porque todo lo que rodea los sondeos quincenales que realiza desde hace dos años es secreto. No se sabe qué dicen las empresas, ni qué empresa demoscópica se ha encargado del estudio, ni cuánto ha costado a los españoles ese seguimiento continuo de la imagen de la Corona. infoLibre solicitó este lunes dichos datos a la Zarzuela, pero un portavoz respondió que esa información se mantendrá oculta porque es de uso "interno". 

La institución sostiene que la imagen del monarca ha mejorado en los últimos meses y lo achacan a diversos hechos: la participación –con la reina, los príncipes de Asturias y la infanta Elena– en el funeral del décimo aniversario de los atentados del 11-M, la reanudación de la agenda nacional e internacional (Emiratos Árabes, Kuwait, Omán y Baréin más la Ciudad del Vaticano, adonde acudió a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II y para entrevistarse con el papa Francisco) o el mensaje televisado de condolencia tras la muerte del expresidente Adolfo Suárez.

La vuelta al espacio público de Juan Carlos, tras más de un año "al ralentí" por su operación de hernia discal y su doble intervención en la cadera izquierda, habría contribuido a esa presunta "mejora considerable" de la imagen de Juan Carlos y de la Corona, contrarrestando la recaída que produjo la declaración de la infanta Cristina, imputada en el caso Nóos, en los juzgados de Palma el pasado febrero. "Cuando el rey se mueve, ocupa más espacio y le va mejor", dijeron a los periodistas desde la institución. 

Tras la llegada de Ayuso a la dirección de Comunicación

Las encuestas quincenales, según fuentes oficiales, llegan a la Corona desde mediados de marzo de 2012, cuando aterrizó en la Jefatura de la Unidad de Relaciones con los Medios de Comunicación Javier Ayuso, que sustituyó en el cargo a Ramón Iribarren, quien tuvo que bregar con el estallido de Nóos. La intención, obvia, era conocer con precisión cómo iba evolucionando la imagen de la institución a ojos de los ciudadanos. Apenas un mes después de la llegada de Ayuso, el primer gran batacazo: la caída del rey en Botsuana, adonde se desplazó para una cacería de lujo junto a su amiga personal, Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Una caída fatal de la que tuvo que operarse de urgencia en España, razón por la que se informó a los medios. El escándalo fue tal que el monarca se vio obligado a protagonizar un gesto inédito en sus años de reinado: pedir perdón. "Lo siento mucho. Me he equivocado... y no volverá a ocurrir", dijo, al salir del hospital. En aquel momento, la popularidad del monarca atravesó uno de sus momentos más bajos, según reconoció la propia Zarzuela. 

Lo que hizo desde marzo de 2012 la Jefatura del Estado fue pedir que se incluyeran varias preguntas "relativas a todo el núcleo duro de la familia real" –los reyes y los príncipes–, algunas fijas y otras variables (según la coyuntura) en lo que se denomina una encuesta ómnibus. Dicho de otro modo: se trata de un sondeo que realiza un instituto de demoscopia –cuyo nombre oculta la Zarzuela– sobre distintos asuntos y al que se incorporan cuestiones sobre la monarquía. Empresas del sector consultadas por este diarioapuntaban que un tracking tan continuo podría costar "en torno a 100.000 euros al año". Una cantidad que la Zarzuela niega tajantemente, aunque no da cifra alguna. "Es muy barato porque nosotros nos metemos en una encuesta general. Son más caras otras herramientas que tenemos, como el seguimiento de medios y redes sociales. ¿100.000 euros? Ni locos. Si la encargáramos sólo para nosotros, saldría caro, claro, pero no es el caso", responden en la Casa del Rey. La partida, en todo caso, sale del Departamento de Comunicación, del que tampoco se conoce su presupuesto.

En la institución consideran que no hay que dar más cuenta de estos sondeos porque se trata de una "herramienta de consumo interno", como lo es el seguimiento de periódicos en papel y digitales o el de las redes sociales. Instrumentos con los que comprueba "el efecto de la actividad de la Casa". "Vemos qué gusta y qué no gusta". O sea, que sirven para orientar la actividad de la familia real. Sus movimientos. Sus mensajes. 

Contraste con el mensaje del monarca

¿Se llegarán a facilitar estos datos? "Se irá viendo. Poco a poco, partido a partido", añadían fuentes oficiales, pero sin concretar nada. La Zarzuela sostiene que ha ido haciendo algunos gestos de apertura, como publicar los sueldos del rey y del príncipe primero y luego, los de la reina y la princesa. Aunque siempre obró a golpe de escándalo. En el primer caso, lo dio a conocer poco antes de la imputación de Iñaki Urdangarin, en diciembre de 2011. En el segundo, en febrero de 2014, en la semana en que la infanta Cristina iba a declarar ante el juez José Castro. Y siempre, también, por la presión de algunos partidos y del clima social. 

El Plan Renove de La Zarzuela

Pero de las cuentas de la Casa del Rey se sabe muy poco. Por ejemplo, no se ha hecho público el patrimonio de la familia real. La semana pasada, sin ir más lejos, la Mesa del Congreso tumbó varias iniciativas del portavoz de Justicia de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), Gaspar Llamazares, sobre este asunto. Y la Zarzuela no ha actuado de forma proactiva. "No, no hay intención a corto plazo de desglosar los bienes del rey y su familia", confirmaban ayer fuentes oficiales. Sin embargo, sí se conoce el patrimonio de diputados y senadores, o se tiene acceso a la declaración de la renta o la nómina del presidente del Gobierno y de líderes de la oposición como Alfredo Pérez Rubalcaba y Cayo Lara

Tampoco ha trascendido la agenda de reuniones de los miembros de la familia real, más allá de sus audiencias públicas. Ni se sabe aún el gasto de diversos ministerios en la Jefatura del Estado, aunque en este caso depende del Gobierno y la Ley de Transparencia, en ese apartado, no entrará en vigor hasta finales de este año. Ni ha aportado nueva documentación sobre el legado millonario del conde de Barcelona y que pruebe que se cumplieron todas las obligaciones fiscales, por mucho que se tuviera la "convicción" de que así había sido. 

La pantalla que en algunos temas sigue imponiendo la Zarzuela arroja ciertas dudas sobre uno de los mensajes lanzados por el propio monarca en su último mensaje de Navidad. El pasado 24 de diciembre, prometió asumir las "exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad". Pocos días después, el jefe de la Casa, Rafael Spottorno, se dolía en TVE de que se acusase a la institución de "opacidad". El problema es que esa preconizada transparencia total no llega. 

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