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El Orgullo Crítico desafía a un Madrid paralizado por la OTAN para clamar contra el racismo

Una persona levanta una pancarta durante una manifestación organizada por la plataforma de Orgullo Crítico.

El Orgullo de Madrid, organizado por empresas e instituciones, se celebrará este año entre el 1 y el 10 de julio, en lugar de hacerlo el 28 de junio, día internacional del Orgullo LGTBI en memoria de los disturbios homófobos y tránsfobos de Stonewall, en Nueva York, hace más de medio siglo. El cambio de fecha tiene una explicación: la Cumbre de la OTAN que se instala en la capital y que ha trasladado la manifestación estatal al día 9 de julio. Pero no para Orgullo Crítico, que sí ha salido a las calles este martes.

La Delegación del Gobierno no les permitió convocar una manifestación que recorriera el centro de la capital, por ello han llenado las calles de Carabanchel hasta llegar al parque de San Isidro. Javier Bujarrabal, integrante de Orgullo Crítico, está satisfecho con el traslado, pues “la disidencia sexual no solo está en el centro de Madrid”, sino que también hay personas pertenecientes al colectivo LGTBI en barrios obreros y estigmatizados como Carabanchel, señala el activista en conversación con infoLibre.

Alrededor de las 19:30 horas, la marcha ha partido de Plaza Elíptica, respaldada por decenas de colectivos que se han adherido a la protesta. Los asistentes presumen de que esta manifestación es "mas crítica y reflexiva" y en el ambiente no se dejan de escuchar algunas canciones, cantadas a pleno pulmón, como A quien le importa de Alaska.

Las pancartas que se han podido ver en la manifestación reflejan la diversidad de la que hace gala el Orgullo Crítico. "Por un Orgullo desde los barrios", "Aquí la resistencia trans" o "No nos olvidemos de las personas migrantes", han sido algunas de las frases que lucían en los carteles.

Los y las manifestantes que se han acercado a la movilización han reivindicado la necesidad de esta manifestación. "Es increíble que en pleno siglo XXI siga habiendo homofobia y transfobia", afirma Michael mientras sostiene una pancarta que reza "Agrupémonos, cuidémonos". Gabi, rodeado de sus amigas y portando la bandera LGTBI, asegura que "hoy es el día en el que hay que reivindicar nuestros derechos y sacar la bandera, que no hay que llevarla dentro nunca, como dicen algunos políticos", en referencia al concejal conservador José Fernández, quien afirmó que "la bandera [arcoíris] se lleva dentro".

“Sin papeles no hay Orgullo” 

Este año la manifestación de Orgullo Crítico tiene una clara visión antirracista. El lema que encabeza la celebración es “Sin papeles no hay Orgullo”, resaltando la alianza con la campaña Regularización Ya, que pretende lograr la regularización de todas las personas extranjeras que viven en España desde antes del 1 de noviembre de 2021. Así lo recoge su Iniciativa Legislativa Popular (ILP), que necesita 500.000 firmas para que el Congreso la tenga en cuenta. 

En su manifiesto afirman que en este 2022 quieren “poner en el centro las vidas migras [personas migrantes] y racializadas” además de señalar “al Estado racista que persigue, tortura, detiene, deporta y mata”. 

El Orgullo oficial y el ‘pinkwashing’

Esta plataforma convoca una manifestación propia y alternativa porque quiere distinguirse del MADO (Orgullo de Madrid). “Ha perdido totalmente la identidad y el sentido de la protesta”, explica Bujarrabal. Afirma que AEGAL (la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid y su Comunidad), junto con otras empresas privadas organizadoras del MADO utilizan la lucha por los derechos del colectivo “para sacar su propio beneficio económico”. 

No consideran que este sea un buen reflejo de lo que tiene que ser la manifestación del Orgullo, que busca la protesta y el avance en los derechos LGTBI. “El problema no es que se haya convertido en una fiesta”, afirma Patricia Aranguren, también integrante de la plataforma, sino que la marcha “se ha convertido en un negocio”. Denuncia que esta dinámica enriquece a las empresas, pero también contribuye a engrosar el fenómeno del pinkwashing. Este término hace referencia a la instrumentalización de los discursos LGTBI para hacer un “lavado de cara a entidades que están vulnerando otro tipo de derechos”. Bujarrabal añade que en las carrozas de las empresas privadas “la gente desfila como ganado” por unas calles en las que “no se protesta, no se reclaman derechos”. 

Además de denunciar la explotación económica de la manifestación y el uso partidista de las demandas de los colectivos, resaltan que en este Orgullo mainstream no todas las personas se pueden sentir representadas, como ocurre con las personas no binarias o asexuales. 

Jorge, un asistente a la manifestación, considera que en esta se hace un ejercicio de reflexión que en la oficial no se hace. "Creo que aquí se invita a reflexionar, dejando a un lado lo lúdico y la fiesta, mientras que en la del 9 de julio te invita más a la celebración". Coinciden en que el 9 de julio las empresas se aprovechan de la visibilidad para "lavarse las manos", según comenta Carla, otra de las manifestantes. Junto a ella, Tatiana añade que esa manifestación es "más comercial, más para turistas... y al final busca ganar dinero ". A pesar de las críticas, muchos de los asistentes admiten que acudirán a ambas manifestaciones, porque "toda visibilidad es buena".

Lucha global

Aranguren resalta la interseccionalidad de Orgullo Crítico afirmando que la lucha LGTBI no se puede entender como una lucha aislada, sino que “se debe entender también como una lucha por todas las clases populares, pero también una lucha que tiene que ver con el derecho a la vivienda, los derechos laborales y por supuesto con los derechos de las personas migrantes”. Por ello, ponen el foco en “diferentes violencias que atraviesan las personas LGTBI en toda su diversidad”.

Se adscriben al feminismo transinclusivo, por lo que se centran también en los derechos de las personas trans, para las que piden “que la Ley Trans sea efectiva y real”, y sobre todo que no olvide a “menores, personas no binarias y migras”. Bujarrabal denuncia que estas personas siguen sufriendo procesos estigmatizantes en la Sanidad pública y subraya además las dificultades que tienen para acceder al mundo laboral debido al gran estigma que pesa sobre ellas. “Las mujeres trans tienen un 99% de paro en este país, y esto hace que muchas se tengan que dedicar a la prostitución”. 

Igualdad destaca la diversidad e inclusión de España para el Orgullo 2022, bajo el lema 'Orgullo de país'

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Reivindican de igual manera los derechos de las trabajadoras sexuales y se posicionan en contra de la discriminación que sufren los “cuerpos gordos” que se salen de la norma. Por otro lado, denuncian la “violencia que el Sistema de Salud Mental” ejerce sobre el colectivo mediante la patologización de las “disidencias sexoafectivas y de género”. Mientras, en el plano educativo reclaman una educación sexual de calidad que no olvide a las personas con diversidad funcional. 

Eva es una mujer trans con diversidad funcional que lleva más de 5 años en el Grupo Diverses. Arropada por los cánticos de sus compañeros y compañeras en la manifestación, afirma que es muy importante que se sigan visibilizando los derechos del colectivo sin olvidar las diversidades. "Las personas con discapacidad tenemos derecho a que nos guste quien queramos", lee en el manifiesto de su colectivo.

La plataforma denuncia también la gentrificación del Orgullo. Sus miembros afirman que a menudo se espera que las personas LGTBI se recluyan en el barrio de Chueca “a ser lo que quieren ser, pero que no aparezcan en el resto de Madrid”, explica Bujarrabal. Aprovechando la imposición de trasladar la manifestación a la periferia les ha servido para reivindicar “los barrios, los pueblos, lo rural, lo que está fuera, lo de más allá”. 

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