Trump se debate entre ser un multimillonario 'criptobro' o blindar el dólar como moneda mundial

Los 200 millones de tokens puestos a la venta en el sitio GetTrumpMemes pasaron de 6 dólares cuando se lanzaron a más de 29 dólares el primer día.

Martine Orange (Mediapart)

El proyecto era irresistible y Donald Trump no pudo resistirse. Justo antes de la cena organizada con representantes del mundo de las criptomonedas, ardientes seguidores del presidente durante su campaña, el 17 de enero decidió lanzar su “criptomeme”, o token, llamado $Trump. “Es hora de celebrar todo lo que representamos: GANAR. Únete a mi comunidad. Compra tu $Trump ahora", publicó en su red social Truth Social.

Diseñado aparentemente como una herramienta para medir su popularidad, este activo virtual se convirtió en pocas horas en puro objeto de especulación financiera. Respaldado con imágenes virtuales de Donald Trump en diversas circunstancias –es decir, con nada–, el $Trump fue un éxito arrollador. Los 200 millones de tokens puestos a la venta en su web GetTrumpMemes pasaron de 6 dólares en el momento del lanzamiento a más de 29 dólares a lo largo del día. Tras superar la barrera de los 72.000 dólares el sábado, ahora cotizan a 39,9 dólares, lo que supone un incremento del 252% en cuatro días.

De inmediato, Melania Trump, la esposa del presidente, lanzó el 19 de enero su propio criptoactivo, el $Melania, que recibió una respuesta similar. “El $Trump es el meme digital más popular del mundo y creo que World Liberty Financial [...] va a ser el futuro de las finanzas”, declaró entusiasmado Eric Trump, que participa con su hermano Donald Trump Jr. en varios proyectos presidenciales, entre ellos la “liberalización de las finanzas”.

Enriquecimiento familiar y conflictos de intereses

Antes incluso de volver a la Casa Blanca, Donald Trump empezó ya a monetizar su presidencia. En dos días, gracias a la creación de $Trump y $Melania, su fortuna ha crecido en más de 5.000 millones de dólares: el 80% de los token puestos a la venta están vinculados a filiales de la organización Trump. El periodista Mehdi Hasan ha señalado que “el 89% de la fortuna Trump”, hasta entonces basada en bienes inmuebles y hoteles, “está basada en el $Trump, un activo que el viernes no existía”. Otros recuerdan las críticas previas del presidente estadounidense a las criptomonedas. Durante su primer mandato, dijo que las criptoactivos “no se basaban en nada”.

Esta operación financiera ideada por el clan Trump ya está suscitando un aluvión de críticas. Para muchos de sus detractores constituye la primera ilustración de un poder que puede llegar a verse envuelto en conflictos de intereses. “Simplemente muestra la magnitud de las cuestiones éticas que vamos a tener durante esta administración, ya que comienza incluso antes de su toma de posesión”, dijo el jefe de ética del Campaign Legal Center, Kedric Payne, al Wall Street Journal. 

A otros ya les preocupa que el $Trump pueda convertirse en objeto de corrupción con la presidencia de EEUU. Como los criptoactivos no están sujetos a ningún control ni regulación, se han convertido en el patio de recreo favorito de Estados canalla, cárteles y mafias de todo tipo, permitiendo el blanqueo instantáneo y automático de miles de millones procedentes de toda clase de crímenes y tráficos, señalan. Gobiernos extranjeros, grupos y empresarios también podrían caer en la tentación de comprar tokens de $Trump para tener acceso al presidente e influir o comprar su decisión.

La identidad de los compradores y vendedores permanece oculta [...]. Eso significa que entidades extranjeras pueden acumular grandes cantidades de tokens Trump sin revelar su identidad. Esas transacciones ocultas pueden dirigir dinero directa o indirectamente al ecosistema Trump sin que el público –o incluso las autoridades reguladoras– conozcan su verdadero origen”, advierte un especialista en estos activos.

División en el mundo de las criptomonedas

La iniciativa de la familia Trump dista mucho de conseguir la unanimidad, incluso entre los fervientes partidarios de las monedas virtuales. Algunos lo ven como una especie de competencia desleal: incluso el bitcoin y el ether, los dos principales activos en el mundo de la moneda digital, se tambalearon momentáneamente cuando se lanzó el $Trump. Otros temen que este token cree efectos dominó en la esfera de las finanzas digitales, y acabe por sumirla en el caos en caso de malos resultados bursátiles o políticos.

Uno de los antiguos gestores de la plataforma Coinbase, en la que cotizan $Trump y $Melania, señaló enfadado algunas obviedades: “Un token es un juego de suma cero. No se crea valor. Cada orden de compra se compensa simplemente con una orden de venta. Tras una subida inicial, el precio puede desplomarse y los últimos compradores pueden perderlo todo”. Un resumen rápido y claro del despiadado mundo de los activos virtuales.

Sin embargo, una gran mayoría del mundo de las criptomonedas aplaudió el lanzamiento de $Trump. Durante su campaña, el presidente americano prometió convertir a Estados Unidos en el centro mundial de los criptoactivos. La dimisión o la destitución –antes y el mismo día de su toma de posesión– de los principales responsables de los organismos reguladores (SEC, antimonopolio, regulación financiera), vistos como obstáculos para un desarrollo fluido, se consideraron como las primeras señales alentadoras. Pero al aceptar lanzar su propio token, Donald Trump ha lanzado un mensaje disruptor que muchos no esperaban recibir tan pronto.

El lanzamiento del $Trump expresa simbólicamente una visión de la sociedad

Jezabel Couppey-Soubeyran, economista

“El lanzamiento del $Trump expresa simbólicamente una visión de la sociedad. La moneda actúa como fuerza estructurante del orden económico y social. Y es ahí donde refleja la voluntad política del libertarismo, que pretende hacerse con el poder de la moneda, privatizarla por completo”, analiza Jezabel Couppey-Soubeyran, economista, profesora en París I Panthéon-Sorbonne y coautora de Pouvoir de la monnaie (publicado por Les Liens qui libèrent).

La alianza de las grandes tecnológicas y las criptomonedas con el poder presidencial ilustra esta última etapa del capitalismo neoliberal, “centrada en el rechazo del Estado”. Es la expresión de una voluntad de monopolizar todos los instrumentos estatales para ponerlos a disposición del interés de unos pocos.

Al crear su propia moneda, Donald Trump ha dado el pistoletazo de salida a esta ruptura radical. Todos los demás, empezando por los multimillonarios de los gigantes digitales, se sienten ahora autorizados a imitarle. ¿Qué podría ser más embriagador, más poderoso, que acuñar dinero, que ha sido privativo del Estado durante siglos? Ya en la cúspide del poder, estarían dotados de un poder ilimitado, como los señores de la Edad Media. El tecnofeudalismo cerraría el círculo.

Una moneda que no es una moneda

Pero, ¿qué posibilidades tienen de prosperar estas monedas privadas paralelas bajo el control de un solo individuo? “El dinero es una convención social. Si todo el mundo está dispuesto a aceptarlo, puede desarrollarse", afirma Jezabel Couppey-Soubeyran.

Pero hay muchos obstáculos para el desarrollo de esas criptomonedas privadas. Son opacas, no están controladas y no se benefician de la garantía de última instancia de los bancos centrales, pilares del sistema. Pero sobre todo es su extrema volatilidad la que les impide de facto pasar de criptoactivos financieros. No pueden ser una moneda.

No es posible ningún intercambio comercial (compra, venta, salario u otros) con un activo digital, cuyo valor puede variar un 20% o más en un solo día. El mismo día que se lanzó el $Melania, el 19 de enero, el $Trump cayó un 45%.

La propia forma en que se crearon las criptoactivos alimenta esta volatilidad: se basan en la escasez, que por su propia naturaleza fomenta la especulación, el descontrol del mercado y la manipulación de las cotizaciones. Cuando se lanzaron en 2009, se pusieron en el mercado 22 millones de bitcoins. Desde entonces no se ha creado ninguno más.

Con una demanda ahora global, esto sólo puede fomentar un incremento sin fin. El $Trump sigue exactamente la misma lógica: el primer día se pusieron en el mercado 200 millones de tokens. El grupo planea crear otros 800 millones en los próximos tres años. Ni uno más.

Trump ante sus contradicciones

¿Cómo puede justificar Estados Unidos la circulación actual de estas monedas privadas paralelas, sin control y altamente especulativas? Además, ¿cómo puede tolerar una competencia monetaria que socava todo el sistema financiero que le da poder mundial?

Porque en esta nueva organización de privatización del dinero, los bancos que actualmente crean dinero se encontrarían totalmente excluidos. Ahora bien, una parte del capitalismo necesita crédito, e incluso enormes palancas para asegurar la tasa de beneficio que exige y que la producción ya no puede proporcionar.

Y es que además estas criptomonedas no pueden sino debilitar el poder del dólar y poner en entredicho su estatus de única moneda de reserva mundial. En la última cumbre de los Brics, celebrada en Kazán en octubre, Rusia y China insistieron en la necesidad de desdolarizar el comercio entre los países del Sur. ¿Y cuál sería la mejor manera? Crear una moneda digital común reconocida por todos.

Tras su elección, Donald Trump ha amenazado con severas represalias contra cualquier país que tuviera la tentación de utilizar el dólar como arma contra Estados Unidos. Son en especial los miembros de los Brics los que están en el punto de mira: el presidente americano les amenaza con aranceles del 100% si intentan eludir al billete verde.

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Pero al lanzar su $Trump, es él mismo quien contribuye a socavar los cimientos de la moneda de reserva. Porque no puede cumplir ambos objetivos a la vez: fomentar por un lado la privatización de la moneda, permitiendo la proliferación de criptomonedas paralelas, fuera de todo control estatal y en manos de intereses privados; y por otro, reforzar el estatus del dólar como moneda imprescindible de reserva mundial, respaldada por el poder de Estados Unidos. Donald Trump tendrá que enfrentarse inevitablemente a sus contradicciones. Y quizás antes de lo que cree.

 

Traducción de Miguel López

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