García Egea dimite y abre la vía para un congreso extraordinario del PP que encumbre a Feijóo

Varias personas, con una pancarta que reza 'Casado, Egea, no nos valéis, marcharos', en una concentración de apoyo a Díaz Ayuso, en la sede del Partido Popular.

Teodoro García Egea, mano derecha Pablo Casado y al que todos en el PP culpan de la gestión del conflicto entre la dirección nacional e Isabel Díaz Ayuso, presentó la dimisión en la tarde del martes, informa Europa Press. Los barones del partido, 16 presidentes en representación de todas las comunidades autónomas, con la única excepción de Navarra, ultimaban este martes una fórmula para ofrecer una salida digna a Pablo Casado que implique su renuncia a la dirección del PP, que ha ocupado durante casi cuatro años, y ponga fin a la mayor crisis del partido desde su fundación. Está por confirmar que la renuncia de García Egea sea suficiente para contentar las exigencias de los barones.

Convencer a Casado para que diese un paso atrás y aceptase el cambio en el liderazgo del partido no está siendo sencillo. Hasta este lunes él y su mano derecha, Teodoro García Egea, estaban convencidos de que tenían respaldo suficiente para resistir la ofensiva de los barones e incluso hacer frente a una candidatura liderada por Alberto Núñez Feijóo en un congreso extraordinario.

Pero este martes la presión para que Pablo Casado dimita y abra paso a Alberto Núñez Feijóo en un congreso extraordinario de unidad se incrementó. En la misma proporción que la soledad del todavía presidente del PP. Cada vez son más las voces que exigen su caída y la de Egea, al que muchos consideran el gran responsable de la crisis.

Uno de los últimos en sumarse a la mayoría que exige un congreso extraordinario es también el barón hasta ahora más cercano a Casado y a Egea. El presidente tránsfuga de la Región de Murcia, Fernando López Miras, admitió por fin en la mañana del martes que la situación del partido es “insostenible” y reclamó la celebración de un congreso extraordinario.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, confirmó su dimisión como portavoz del equipo de Casado, descontento con la gestión que Génova ha hecho del enfrentamiento con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Durante toda la jornada ha sido constante el goteo de diputados y cargos públicos que han ido marcando distancias con Casado y que han exigido dimisiones y un congreso extraordinario. Un grupo de dirigentes del grupo parlamentario en el Congreso suscribieron un comunicado conjunto pidiendo la destitución inmediata de Egea, y la convocatoria del congreso con el fin de poner freno a la situación "de extrema gravedad" que vive el PP y que, en su opinión, exige "una respuesta eficaz inmediata". Se trata de dirigentes próximos a la portavoz en la Cámara, Cuca Gamarra, que el lunes fue una de las personas que amenazó con dimitir si Casado no abría la vía del congreso extraordinario.

A ellos se han sumado también varios parlamentarios gallegos, entre ellos la ourensana Ana Vázquez, la número dos en el Senado, el PP andaluz, entre otros muchos dirigentes, y organizaciones territoriales.

Casado resiste

No fue hasta esta tarde cuando Casado empezó a dar pistas sobre la posibilidad de ceder. Había convocado para el miércoles por la tarde una reunión con todos los barones territoriales del partido de las que ha excluido a Ayuso —la única presidenta que no preside el PP en su comunidad— con el fin de testar sus demandas, tratar de pactar un calendario para el congreso y conocer de primera mano hasta qué punto está dispuesto Feijóo a liderar el partido. Ahora ese es el escenario más probable para escenificar su retirada, de común acuerdo con los barones.

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Las dudas del presidente gallego, muy reacio a dar el paso si implica una larga y dura batalla por el control del PP, alimentaron todo el fin de semana las esperanzas de Casado de permanecer en el puesto.

En ese contexto es en el que la práctica totalidad los 17 presidentes autonómicos del PP, si no todos, renovaron una exigencia común: que Casado renuncie a seguir como presidente y acepte que la única solución pasa por un nuevo liderazgo que el consenso general dentro del partido cree que debe ocupar Feijóo.

En las filas contrarias a Casado sentó muy mal que el lunes el todavía presidente del partido haya optado por atrincherarse en el cargo. Así que en las últimas horas su estrategia se ha centrado en movilizar a los que exigen un congreso extraordinario con el fin de convencerle de que no tiene posibilidad de ganar y acabe renunciando a dar la batalla.

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