Elecciones 26-J

Susana Díaz cierra filas en público con Sánchez... mientras marca territorio de cara al 26-J

Pedro Sánchez y Susana Díaz

Ibon Uría

El PSOE escenificó este sábado la unidad del partido a cuarenta días de las elecciones del 26 de junio, una cita clave para el futuro de su secretario general, Pedro Sánchez, y probablemente también el de la propia organización. En el primer acto público de la precampaña Sánchez fue presentado por la presidenta de Andalucía y líder de los socialistas en esa comunidad, Susana Díaz. Entre los llamamientos a la unidad y a poner fin al Gobierno del PP de Mariano Rajoy se dejaron ver, no obstante, gestos que muestran que Díaz sigue marcando su propio perfil, y que la batalla interna por el poder no se ha desvanecido: se ha aplazado.

Minutos antes de ese mitin en Móstoles (Madrid) ante 1.000 personas, según fuentes socialistas, el Comité Federal había proclamado oficialmente a Sánchez candidato a la Presidencia. La reunión del máximo órgano del partido entre congresos fue en esta ocasión de mero trámite: apenas unos minutos para aclamar al secretario general y ratificar las planchas electorales, cerradas este viernes en la Comisión Federal de Listas con algunas polémicas en la Comunitat Valenciana, Ourense, León y Palencia. Ni siquiera se prudujo la habitual intervención en abierto del número uno del partido, que se reservó para el discurso ante sus simpatizantes.

Ya sobre el escenario primero intervino Susana Díaz. Presentar a Sánchez fue, dijo el viernes, "un honor y un orgullo". La líder andaluza prometió su "ayuda" y "cariño" para llevar a Sánchez a la Moncloa, destacó las "ganas" y la "voluntad" de su jefe de filas en las negociaciones tras el 20-D, acusó al PP de "no saber gobernar si no es con mayoría absoluta" y atacó a Podemos duramente, en especial a su secretario general, Pablo Iglesias. Con tono enérgico, proclamó al final de su intervención: "Queremos que Pedro sea presidente, es mi candidato, el de todos y cada uno de nosotros". "Ánimo, adelante, a ganar y contigo, Pedro. Mucha fuerza".

Después fue el turno de Pedro Sánchez. El candidato planteó las elecciones de junio como un referéndum sobre la continuidad de Rajoy, como una consulta sobre si los electores quieren o no un cambio de Gobierno, y se presentó como la única opción para sacar al líder conservador de la Moncloa. Apeló a la historia del partido como aval de su proyecto, a la herencia de Pablo Iglesias, Felipe González, Julián Besteiro, Alfredo Pérez Rubalcaba o José Luis Rodríguez Zapatero, entre otros dirigentes socialistas. Y prometió "decencia, dedicación y esfuerzo" en lugar de centrarse en "siglas" y sillas". "Eso vamos a dejárselo a otros", subrayó.

El acto puso fin a una semana marcada por la polémica entre la federación valenciana y la dirección federal del partido por el deseo de la primera de pactar listas al Senado con Compromís y Podemos. Sánchez vetó esa posibilidad, y el valenciano Ximo Puig estuvo este sábado ausente en Madrid "por motivos de agenda". Y por si era poco ruido, algunos cargos recordaban aún las declaraciones el pasado lunes del presidente extremeño Guillermo Fernández Vara –que tampoco estuvo presente este sábado–, cuando expresó su creencia de que Susana Díaz plantará cara a Sánchez en el próximo congreso del partido.

Ese enfrentamiento está ahora postergado sin fecha, pues el PSOE no celebrará su próximo cónclave hasta después de las elecciones, en una data aún por determinar. Si Sánchez logra llegar a la Moncloa, su camino a la reelección al frente del partido estará casi hecho. Si no, la tensión con Susana Díaz se elevará de nuevo a la espera de que la andaluza decida si da el paso al frente. En ese contexto, y fotos y aplausos al margen, este sábado no pasaron inadvertidos detalles, como la distinta intensidad con la que Sánchez y Díaz se emplearon contra Podemos, o como el efusivo saludo de esta última a varios cargos del sector crítico con la actual dirección. 

Los ataques a Podemos

Las críticas del PSOE al partido de Pablo Iglesias no son nuevas. Pero no es menos cierto que la escalada de Susana Díaz en los últimos días ha sido notable. Mientras Sánchez rechazó la oferta de coalición para el Senado del partido morado con un "no, gracias", la andaluza se empleó a fondo este jueves en el Parlamento andaluz, donde acusó a Podemos de estar ocupado en "jueguecitos", en "frivolidades", de preocuparse "de los sillones", de "enredar en el resto de partidos políticos" y de "enfangar la vida pública". "Le contesto con claridad: no vamos a ir con ustedes (...) ¿No somos el cortijo, a los que les falta transparencia y la casta?", ironizó.

Un día después cargo contra Unidos Podemos, marca electoral de la coalición de Podemos e IU para el 26-J. "Es el reencuentro de las Juventudes Comunistas. Venían del mismo sitio y vuelven a la misma casa", atacó Díaz, que criticó que haya políticos ocupados "en sus confluencias y en sus historias". En esa categoría incluyó a Pablo Iglesias: "un artista" que entiende la política "de manera trilera". Este sábado la referencia de Sánchez a Unidos Podemos fue mucho más tibia. Ni siquiera la nombró expresamente: se limitó a decir que el PSOE sólo necesita "sus cuatro letras", porque "ha sido así durante 137 años y así seguirá siendo".

En el partido hay quien considera que Díaz está erigiéndose en el puntal del PSOE contra Podemos, que cultiva ese perfil de forma consciente. Y sobre el escenario del primer acto de precampaña desplegó buena parte de su artillería este sábado: afeó las "tácticas oscuras" de Pablo Iglesias, que "vino a la política contra el poder", que sigue en ella "por el poder" y a quien "hay que enseñarle que no todo vale". "No es posible que por la mañana haga una oferta de Gobierno y por la tarde la reviente, que por la mañana diga que somos cal viva y por la tarde quiera listas conjuntas. Una u otra son falsas, y yo creo que son falsas las dos".

Con los aplausos Díaz se creció en sus críticas a Iglesias: "Se preocupó mucho por dónde se sentaba en el Congreso de los Diputados, pero no pensó en para qué se sentaba. La diferencia entre ser socialista y ser populista es que nosotros estamos en política para combatir la desigualdad, y el populista es el que se agranda contra las desigualdades pero en el fondo las agita para el debate político. Simulan que van contra el poder porque lo que quieren es el poder". En su turno Sánchez también deslizó algunos golpes a la formación morada, a la que tachó de "intransigente", pero no fueron ni mucho menos el punto central de su intervención.

El abrazo a los críticos

A su llegada al Comité Federal, Susana Díaz se pasó un instante para saludar de forma muy cariñosa a dos cargos socialistas, y el gesto no pasó inadvertido. Los elegidos fueron el exportavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona, y el ex secretario general del partido en Castilla y León, Julio Villarubia. Si algo comparten ambos es su animadversión hacia la actual dirección federal, hacia Pedro Sánchez y su equipo. 

Tampoco ellos son apreciados en Ferraz: tras el ascenso a la Secretaría General del PSOE de Madrid de Sara Hernández –muy próxima a Sánchez–, Carmona –que se llevó un batacazo en las elecciones municipales de mayo de 2015, con apenas el 15% de votos– duró cuatro días en el cargo de portavoz. Literalmente. Pese a que se resistió a ceder la tutela del grupo municipal socialista, la direccion de Hernández en coordinación con el equipo de Sánchez procedió a relevarlo por Puri Causapié, número dos en las listas y que fuera miembro de la ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba. Carmona quedó defenestrado y se convirtió en concejal raso.

Villarubia, por su parte, vio este viernes cómo por segunda vez la dirección del partido lo dejaba sin hueco en las listas electorales. Tanto para la confección de las del 20-D como en esta ocasión, la agrupación provincial de su circunscripción, Palencia, lo propuso como cabeza de lista. Pero el PSOE regional –pilotado por Luis Tudanca, fiel a Sánchez– y la dirección federal decicieron dejarlo fuera por dos veces. Precisamente ese hecho motivó que los representantes andaluces en la Comisión Federal de Listas se abstuvieran a la hora de votar la lista por la provincia castellanoleonesa: no quisieron avalar el golpe de autoridad de Sánchez y los suyos.

Antonio Pradas y Juan Cornejo –los miembros del PSOE-A en la citada comisión– se abstuvieron igualmente con las listas de León y Ourense, donde también hubo conflictos entre los comités provinciales y las instancias superiores. En el primero de los casos, un sector del PSOE leonés rechazaba incluir como número dos a Iban García del Blanco, miembro de la dirección de Sánchez sobre quien pesa una querella por un caso de presunto acoso laboral y de quien fuentes del partido dicen que no es "querido" en la provincia. En el segundo, el PSOE de Ourense propuso como cabeza de lista –como ya hiciera para el 20-D– a la ex secretaria de Estado de Igualdad y exdiputada Laura Seara, muy crítica con el anterior secretario general del PSdeG José Ramón Gómez Besteiro, quien fuera uno de los barones más próximos, a su vez, a Pedro Sánchez. La Comisión Federal de Listas resolvió mantener a García del Blanco y excluir de las planchas a Seara.

La presión del resultado

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Igualmente llamó la atención este sábado la presión que Díaz trasladó a Sánchez para el 26-J. El candidato pidió "un mayor apoyo [que en diciembre] para que haya un Gobierno del cambio". La líder del socialismo andaluz elevó el listón de lo aceptable: sólo vale la victoria. "Hemos nacido para ganar siempre, siempre", arrancó su intervención la presidenta, que dejó caer que tras el 20-D al PSOE le "faltaban escaños" para poder materializar su proyecto. Por eso, insistió varias veces, "para que el PSOE vuelva a gobernar en España tiene que ganar las elecciones el 26 de junio". "Hay que salir a ganar porque es necesario", subrayó.

En sus discursos e intervenciones públicas Díaz saca pecho con frecuencia de sus resultados electorales en Andalucía. Suele recordar con cierta frecuencia que el 20-D los socialistas andaluces aventajaron a Podemos en más de 600.000 votos, un margen decisivo porque el PSOE tuvo a nivel nacional meos de 400.000 papeletas de ventaja sobre Iglesias y los suyos. También acostumbra a mencionar que, desde su ascenso a la Secretaría General en noviembre de 2013, el partido cuenta en su comunidad las citas electorales por victorias. Cuatro hasta la fecha: europeas, andaluzas, municipales y generales. "Tenemos por delante la posibilidad de ganar por quinta vez unas elecciones. En nuestro ADN está salir a ganar y ganar para cambiar la vida a las personas", dijo la semana pasada Díaz en una reunión del Comité Director del PSOE andaluz.

Así las cosas, la necesidad de una victoria electoral socialista a nivel nacional fue uno de los ejes de la intervención de este sábado de Susana Díaz, que añadió que "el PSOE nunca va a renunciar a ganar". Esa frase fue interpretada por algunos dirigentes como una crítica que comparte un sector del partido hacia la estrategia que empleó el PSOE en la campaña de diciembre. Consideran que entonces se puso el foco en superar a Podemos y no se puso suficiente énfasis en lo necesario de derrotar al PP. Este sábado Díaz dejó bien claro que a Sánchez no les bastará esa segunda posición: "Hay que ganar porque es nuestra obligación, porque es nuestra tradición. Odiamos perder y siempre salimos a ganar", subrayó.

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