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La XII Legislatura

Las presiones de Felipe González no alteran el rechazo a Rajoy de la cúpula y los barones del PSOE

Las presiones de Felipe González no alteran el rechazo a Rajoy de la cúpula y los barones del PSOE

Ibon Uría

"El resultado del 26J coloca al PSOE ante esa responsabilidad. Excluyendo la coalición y el apoyo al PP en la investidura, en caso de necesidad no debe ser un obstáculo para que haya un Gobierno minoritario". Esas palabras del expresidente Felipe González, en una carta publicada en El País, acabaron este jueves con el perfil bajo mantenido por los socialistas desde las elecciones y chocaron frontalmente con el discurso de la dirección federal y una amplia mayoría de los barones territoriales, que mantienen el veto a Rajoy.

González advierte en su texto de que "no puede haber unas terceras elecciones" y que "la alternativa" a un nuevo Ejecutivo conservador es "poco menos que imposible" ahora que "el PP ha obtenido 14 diputados más que la vez anterior". Por eso, añade, Rajoy debe ofrecer "diálogo a todos los grupos" e intentar la investidura con los votos de PP, Ciudadanos y quizá también Coalición Canaria. El PSOE, por su parte, debe quedarse en una "oposición responsable" y "reconstruir su propio proyecto". Y, llegado el caso, abstenerse para que la legislatura comience.

El PSOE pactará su hoja de ruta para las próximas semanas en el Comité Federal de este sábado, donde fuentes socialistas dan por hecho que se mantendrá el veto a Rajoy. El secretario general, Pedro Sánchez, no ha comparecido desde la noche de las elecciones, y han sido otros cargos quienes han defendido ese criterio. Las voces que han abogado en público por una abstención del PSOE, en cambio, han sido claramente minoritarias tras el 26J. Sus representantes más destacados, casi únicos, han sido el extremeño Guillermo Fernández Vara y el exministro Borrell.

Por eso este jueves las críticas a Felipe González fueron la tónica dominante, aunque con distinta intensidad. Entre quienes, en privado, reconocen que los socialistas probablemente tendrán que ceder y barajan distintas fórmulas para una abstención en el último minuto, el argumento era que el expresidente ha hablado antes de tiempo. Entre algunos miembros del equipo más próximo a Pedro Sánchez los reproches eran más duros: "Que se calle, que deje trabajar. Nos está perjudicando", señala a infoLibre una integrante de la ejecutiva federal.

Los barones no apoyan a González

Los dirigentes territoriales socialistas realizaron declaraciones este jueves, uno tras otro, y ninguno se sumó a las tesis de González. Susana Díaz afirmó que las opiniones del expresidente son "siempre muy respetadas". "Pero ya conocen mi posición, la manifesté la semana pasada y no la he cambiado", agregó la líder del PSOE de Andalucía, que recientemente aseguró que los socialistas no pueden ser "muleta de Rajoy" e instó al líder del PP a construir una "mayoría de derechas". "Respetamos la opinión de Felipe González, pero nosotros tenemos la nuestra", subraya en privado un cargo de la confianza de Díaz.

El valenciano Ximo Puig, por su parte, coincidió en que "siempre hay que escuchar" a González, con quien dijo que "no siempre" está "de acuerdo". "Quien tiene que hablar es Rajoy, y lo que tiene que hacer es intenter unir a las derechas", añadió. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, apuntó que el PSOE es "aceite y agua con el PP" y que por eso los socialistas serán "coherentes" con sus promesas en campaña –cuando Sánchez rechazó una abstención para investir a Rajoy– y con lo dicho en el Comité Federal, que el 28 de diciembre descartó también la vía de la abstención.

"Quien gana debe buscarse socios para gobernar y quien pierde debe irse a la oposición, reconstruirse, y el primer paso es votar contra la investidura del presidente del Gobierno", opinó el presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán. "Desde luego nuestra vocación, nuestra intención, no es ser la muleta del PP en estos momentos", respondió a los periodistas el primer secretario del PSC Miquel Iceta. "Que no miren hacia nosotros, no podemos apoyar a Rajoy ni por activa ni por pasiva, es lo que dijimos y lo que tenemos que mantener", apuntó Pilar Cancela, presidenta de la gestora del PSdeG y muy próxima a Sánchez.

Otras líderes territoriales también afines al secretario general también mostraron con mayor contundencia su rechazo a las opiniones de Felipe González. La vasca Idoia Mendía dijo que "siempre lee los artículos" de González, a quien dedica "atención" y profesa "respecto", pero le recordó que "la responsabilidad ahora la tiene Pedro Sánchez". "La sociedad ha cambiado mucho, la gente sufre por la crisis, es más pobre y el PSOE no puede apoyar un Gobierno del PP ni de forma activa ni pasiva. Eso lo tengo claro y lo voy a mantener", remarcó. 

"Ni en última instancia", zanjó la secretaria general del PSOE balear Francina Armengol, pueden los socialistas permitir goberar al PP. La líder insular, de hecho, insistió por segundo día este jueves en que si Rajoy no consigue los votos necesarios en su investidura, "los grupos que habrían votado no serían mayoritarios" y en que "ahí tendría que empezar un diálogo tranquilo sobre la hoja de ruta de cambio que necesita España y que tendría que liderar el PSOE", porque "todos los grupos que se sientan en el Congreso son susceptibles de formar acuerdos" para un "buen Gobierno".

Enfado en la dirección federal

Mientras tanto, en el entorno del secretario general, fuentes socialistas señalaron que Felipe González es un hombre "respetadísimo" en el partido, pero que "ahora" es únicamente "una voz más de las que opinan". "Estos días Pedro [Sánchez] está escuchando a todos, y el sábado hará su discurso en el Comité Federal, pero su posición no ha cambiado", aseguraron estas voces a infoLibre. 

"La carta ha caído mal. Es una voz respetadísima, pero su opinión no puede condicionar las decisiones de un Comité Federal. Sus palabras son escuchadas, pero no tienen por qué aceptarse siempre", señaló una integrante de la ejecutiva federal. Esta misma fuente subrayó que "la opinión de Felipe González no es compartida mayoritariamente". "Los tiempos son otros y nos está perjudicando, así no ayuda", agregó. 

En público, el número dos socialista, el secretario de Organización César Luena, afirmó que el PSOE "va a votar no" –"fíjese qué claro lo digo", enfatizó ante las preguntas de los periodistas– y que la "obligación y la responsabilidad" es de Rajoy, que debe "salir del letargo". "Que se ponga las pilas" e intente articular una mayoría en torno a la derecha, "que la tiene y es posible", apremió Luena. En esa misma línea, el portavoz en el Senado Óscar López, hombre de confianza de Sánchez, apuntó que el partido "votará no" y que Rajoy "no puede pretender" gobernar "a lomos de la abstención de todos los demás".

Una carta inoportuna

La carta de Felipe González despierta críticas incluso entre dirigentes del PSOE con una larga trayectoria en el partido que no descartan que los socialistas se abstengan en última instancia. "Mucha gente comparte lo que dice Felipe, pero ahora es prematuro, porque si le dices al PP que estás dispuesto a ceder a última hora le das fuerza", comenta un diputado electo que reconoce, a preguntas de este diario, que "en el partido nadie se atreve a plantear la asbtención porque es tremendamente impopular y las bases están en contra", aunque es una opción que no se descarta para evitar las terceras elecciones.

"Nos da rabia la situación. El PP, cada vez que el PSOE ha necesitado que le eche una mano, nos la ha echado al cuello. Pero no podemos caer en la visceralidad. Todo el mundo entiende que unas terceras elecciones serían demenciales y que al PP podría irle incluso mejor. Ahora podemos influir y determinar, exigir contrapartidas muy importantes como la derogación de la reforma laboral, la Ley Mordaza y la Ley Wert, por ejemplo, pero no ha llegado el momento de eso. Felipe se ha precipitado, se ha pronunciado a destiempo, primero tiene que quedar clara la incapacidad de Rajoy, y luego ya veremos", añade.

Un jarrón cada vez más incómodo

La de este jueves no es, ni mucho menos, la primera ocasión en la que el expresidente Felipe González lanza un torpedo con sus palabras a la línea de flotación del discurso oficial de Ferraz. Sus declaraciones sobre un posible pacto con el PP, por ejemplo, ya han puesto anteriormente en aprietos a la dirección del PSOE. Hace ahora dos años, el 11 de mayo de 2014, en la antesala de las elecciones europeas, González llegó a decir que "si el país lo necesita" conservadores y socialistas deberían formar un Ejecutivo de gran coalición como ocurrió en Alemania, donde "los dos grandes partidos" se pusieron de acuerdo "para sacar el país adelante".

Más recientemente, en enero de este año, González sostuvo en una entrevista en El País que si "es preciso" PP y PSOE deberían "dejar a un lado la preocupàción por su futuro" y anteponer "los intereses de España", de modo que ninguno de los dos partidos impida que el otro forme Gobierno "si ellos mismos no lo pueden lograr". En marzo aseguró no tener "preferencias" entre un partido con el PP o con Podemos, mientras que para el acto de presentación de las candidaturas socialistas para el 26J envió un vídeo en el que aseguró que cuatro años más de Gobierno de Rajoy serían "una tortura inmerecida". Posteriormente, durante la campaña, afirmó que el PSOE no puede ser "socio de Gobierno" de Podemos ni tampoco "muleta de Rajoy".

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González también se ha visto envuelto en otras polémicas recientemente. El pasado mayo se conoció que, en 2009, firmó dos cartas dirigidas a los presidentes de Sudán del Norte, Oman Al-Bashir, y Sudán del Sur, Salva Kiir, para mediar a favor del empresario hispano iraní Farshad Zandi, con el fin de que éste se hiciera con un yacimiento petrolífero. Sobre el citado empresario pesaba una orden de arresto por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad emitida por la Corte Penal Internacional.

Un mes antes, en abril, trascendió que la empresaria y actual mujer del expresidente, María del Mar García Vaquero, gestionó una cuenta en Suiza a través de una sociedad registrada en un paraíso fiscal, y que como tal figuraba en la lista de clientes del despacho Mossack Fonseca, de donde partió la investigación de los papeles de Panamá.los papeles de Panamá Los hechos ocurrieron en 2004, cuando aún no mantenía una relación con el líder socialista. El PSOE respondió que entiende "la fiscalidad de otra manera, que es contribuir con nuestro país", pero subrayó que García Vaquero "no es militante, no es dirigente" y que, por tanto, no correspondía al partido hacer "ninguna valoración al respecto".

González abandonó el Gobierno en 1996, aunque fue diputado hasta 2004. Desde entonces ha dado conferencias y ha partipado en numerosos seminarios. También se sentó en el consejo de administración de Gas Natural –de 2010 a 2015–, lo que le valió algunas críticas. El expresidente sostuvo que había incompatibilidades "éticas" y que aceptó el sillón porque le "interesaba" conocer "el tema de la energía". "Me hubiera ido mejor asesorando a empresas con domicilio fiscal en las islas Caimán", se justificó en enero de 2014. 

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