La estatua sigue aquí

Julián Lobete Pastor

La anécdota, muy significativa, fue contada en el programa 24 Horas de RTVE el 8 de enero de 2025 por Javier Fernández López, profesor de derecho constitucional, escritor y militar en la reserva. 

En 2004, Javier Fernández era delegado de gobierno en Aragón y había comentado a sus superiores, en varias ocasiones, la conveniencia de retirar la enorme estatua de Franco que seguía dominando en la Academia General Militar de Zaragoza. Como todos los años, el ministro de Defensa, que en la ocasión era José Bono, acudió a la entrega de despachos a los nuevos oficiales de la promoción de aquel año, acompañado del delegado de gobierno, que una vez más reiteró su petición, viendo el asombro del ministro ante la magnitud de la estatua, pero sin ningún éxito. 

En 2005, y para la misma ocasión, el ministro Bono no acudió a la ceremonia, pero dio instrucciones para que la tribuna de autoridades se colocara en lugar diferente al habitual, que era debajo de la estatua de Franco. Al desfilar los nuevos oficiales ante las autoridades estaban saludando y poniéndose a las órdenes del titular de la estatua. De esta forma, el dictador en efigie había recibido el homenaje de todas las promociones de nuestro Ejército de Tierra, hasta 2005. 

Dicho de otra forma, los militares de la Academia de Zaragoza estuvieron tomando el pelo a todos los demócratas españoles que creímos en su conversión democrática. El Ejército fue la institución más franquista durante la Transición y parece ser que también posteriormente, pese a las misiones internacionales, la mejora profesional y su buena imagen ante la sociedad española. 

La estatua fue retirada en 2006, en verano y de forma muy discreta, pero creo que sigue estando allí y en otros muchos lugares en la mente de no pocos españoles. 

Es de suponer que las autoridades de la Academia General no se esforzaron demasiado en la enseñanza de los valores democráticos. 

Todavía en 1981, con ocasión del intento de golpe de Estado, y no olvidemos que hubo varios –los últimos en 1982 y 1985–, en que la obediencia al Rey, el sucesor de Franco, fue más importante para los militares que la defensa de la Constitución, incluso entre los que fueron decisivos en el fracaso del intento. Guillermo Quintana Lacaci, capitán general de Madrid, manifestó: “si el Rey me ordena salir yo me cuadro y obedezco”, según cuenta Javier Fernández en su libro Militares contra el Estado

No tenemos elementos para conocer con exactitud cuál es el grado de penetración del franquismo y del nuevo autoritarismo en los ejércitos, pero no son buenos augurios las declaraciones y cartas de algunos altos mandos, eso sí, retirados. 

La extraña omisión del rey en la pascua militar

Más preocupante ha sido este año de 2025 lo ocurrido en la celebración de la Pascua Militar, que se lleva a cabo todos los años el 6 de enero, con discurso del rey incluido. 

Según ha trascendido y se ha divulgado (podcast Un Tema al Día de elDiario.es del 11 de enero de 2025) el discurso preparado por y para el rey incluía una alusión a las campaña “España en Libertad” y una condena de la dictadura franquista. Ni la alusión ni la condena fueron expresadas finalmente en el discurso del monarca ante la cúpula militar. 

¿Desacuerdo del rey con la celebración de la campaña y con la condena de la dictadura? ¿Miedo a las reacciones de los militares? Sea cual sea la razón de esas omisiones y del silencio real, nos encontramos ante una situación preocupante.  

El crecimiento económico durante el franquismo

Un periódico digital católico y propagandista publicó el 10 de enero una noticia con el siguiente titular: ”La renta per cápita de los españoles creció diez veces más en los últimos cinco años de Franco que en el primer lustro del gobierno de Sánchez”. 

Enrevesado título que manifestaba el enfado del periódico por la manifestación del presidente del Gobierno en el acto inaugural de la campaña “España en Libertad”, informando que la renta per cápita española es hoy el doble que la existente a la muerte del dictador. Dato que es veraz, como es verdad que a partir de 1960 y hasta 1975, la economía española creció de forma importante, y ha seguido creciendo durante la democracia. 

La primera etapa económica del franquismo, de 1940 a 1959, la autarquía, fue un completo fracaso que llevó a España muy cerca del colapso económico. Las clases dirigentes, a través de los tecnócratas del Opus Dei, convencieron a Franco para cambiar de rumbo, porque de seguir con la autarquía peligraba su propia supervivencia en el poder. Se acudió al Banco Mundial, que impuso una terapia de choque, el Plan de Estabilización de 1959, que expulsó de España a tres millones de trabajadores, pero los costes sociales no importaban. 

En 1960, el PIB per cápita español llegaba a ser el 52 por ciento del alemán, es decir casi la mitad, el 55 por ciento del francés y el 64 por ciento del italiano, según datos del propio Banco Mundial. En 1975, cuando muere Franco, el PIB per cápita español se había multiplicado por 2,5 veces. El que hoy tenemos es 5 veces mayor que el de 1960 y supone el 85 por ciento del italiano, el 83 por ciento del alemán y el 73 por ciento del francés. 

En los años 60 y 70 salimos del pozo empobrecedor de la autarquía y muchos españoles se deslumbraron con el crecimiento y el incremento del consumo, de forma que se habló del milagro económico español, y como todo milagro necesita un santo se lo atribuyeron a san Franco y continúan con esa creencia. 

Como explica José Luis Villacañas en su obra La Revolución Pasiva de Franco, ”el dictador se embarcó en ese nuevo proceso económico cuando tuvo la convicción de que el cambio implicaba también la aceptación de su dictadura personal vitalicia. Si mantuvo la base ideológica del régimen, cada vez más tradicionalista, fue sencillamente porque necesitaba disponer de una línea defensiva. Pero todos los que sabían algo, aceptaban que el nuevo sistema sólo significaba impulsar el proceso capitalista español en condiciones de paz social garantizada represivamente mientras se concedían protección empresarial y manos libres. Ya no sólo se trataba de mantener en el poder a Franco durante toda su vida, sino de asegurar el sistema económico que se estaba forjando. El objetivo preciso fue que cuando se pudiera cambiar el régimen político, ya no estuviera el económico, por bien consolidado y eficaz”. 

En los años 60 y 70 salimos del pozo empobrecedor de la autarquía y muchos españoles se deslumbraron con el crecimiento y el incremento del consumo, de forma que se habló del milagro económico español, y como todo milagro necesita un santo se lo atribuyeron a san Franco y continúan con esa creencia

El franquismo sigue ahí

Franco murió pero el franquismo no ha muerto. En su versión más extremista se siente seguro, y éste es y será cada vez más agresivo respaldado ahora directamente por el nuevo presidente de Estados Unidos. Sin embargo, el franquismo sigue presente incluso en muchos de aquellos que se proclaman demócratas, aunque nunca hicieron nada contra la dictadura o la apoyaron directamente. 

A pesar de su espíritu mediocre, en cierto modo Franco estuvo por encima de todos sus herederos políticos de la derecha y la ultraderecha española, que quizá por eso lo admiran tanto, opina Villacañas. 

Esa imposibilidad de desprenderse del franquismo explica conductas como las del gobierno de la Comunidad de Madrid oponiéndose a la colocación de una simple placa de recuerdo en un edificio histórico donde se practicaron múltiples torturas y detenciones de antifranquistas. La conducta de ese gobierno hace dudar de sus convicciones democráticas, pero también de la profunda falta de reconocimiento hacia aquellos que lucharon por la libertad y situación de la que gozan. 

Por todo ello, la campaña de España en Libertad no solo es necesaria sino que más que nunca debe ser permanente con una extensa participación ciudadana. 

De lo contrario padeceremos un nuevo autoritarismo, disfrazado o no de democracia. El reto nos incumbe a todos. 

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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre

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