Lo que siempre han sido el capitalismo y el imperialismo
La mañana siguiente a la investidura de Trump he oído a uno de los editorialistas de Ángels Barceló hablar de neoimperialismo. Incluso hay quienes hablan de que la correlación de fuerzas va a cambiar. ¿Por qué el imperialismo había cesado de existir o el nuevo es diferente del viejo?
No sé qué tiene de nuevo el discurso de Trump, no siendo algunas salidas de tono irrespetuosas; el imperialismo estadounidense lleva más de un siglo siendo el alfarero del mundo. Es como lo del neocapitalismo de estos últimos diez años, como si desde su aparición no fuese el reino de los milmillonarios.
Trump, como todos los presidentes de los Estados Unidos que lo han precedido, va a gobernar con y para todos los milmillonarios, la única diferencia es que él lo hace descaradamente, por eso su investidura ha sido arropada por los magnates de la tecnología. También por la extrema derecha. Entre los invitados se encontraban Javier Milei, Giorgia Meloni o Nayib Bukele. Y algunos segundones como Nigel Farage, euroescéptico británico, Éric Zemmour, agitador de extrema derecha en Francia y, cómo no, Santiago Abascal.
Trump, como todos los presidentes de los Estados Unidos que lo han precedido, va a gobernar con y para todos los milmillonarios, la única diferencia es que él lo hace descaradamente
La «democracia», el «respeto del Estado de derecho» y la adhesión a los «valores occidentales», que se supone que son los principios que unen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) liderada por Estados Unidos, pasarán a ser cosa del pasado.
Adiós al derecho internacional, a la no intervención o al derecho de los pueblos a la libre determinación. La política exterior se guiará por la búsqueda ilimitada de ventajas económicas y estratégicas.
Considerando que los Estados Unidos tienen derecho sobre el canal de Panamá, reclama la “restitución”; Groenlandia quiere anexionarla sin más, quizás pagando, y con respecto a Canadá, propuso la fusión a Justin Trudeau. Hasta quiere cambiar el nombre del Golfo de México.
Esta situación infernal es en gran medida un reflejo de los tiempos que vivimos: un periodo de intensa lucha por la supremacía mundial, que ha desatado la guerra en Ucrania y la está avivando en África; un periodo de guerra comercial desmedida, en el que incluso países que se autodenominan "aliados" se enzarzan en rivalidades mortales.
Entre las guerras comerciales en las que están en juego nuestros empleos y salarios, las amenazas de crisis financieras, las guerras que libran y las que nos preparan, los amos del mundo nos empujan al borde del precipicio. Lo que nos rememora que el capitalismo progresista con rostro humano no existe. En su esencia, solo existe la ley del más rico.
Pero recordemos también que estos nababs de la jungla capitalista no son nada sin la clase trabajadora. De nosotros, de nuestra rebeldía y de nuestra organización dependen la salida de esta encrucijada y la creación de una sociedad verdaderamente humana.
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Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre.