Pastillas pa' dormir
Se muere tras cada párrafo. Tras cada artículo, tras cada asesinato de ciudadanos inocentes. Tras cada mujer violada. Se muere, y el cursor inmisericorde va dando fe de una batalla donde se blanden espadas de Acero Valyrio manchadas de sangre inocente. Se muere cada día, sin más.
El odio se forja en gabinetes de personajes infames, se especula con él, se invierte y se manipula. Más tarde, prendas sin ética alguna mandarán a sus francotiradores disparar a la cabeza de la ciudadanía sin ahorrar munición. “La violencia de género no existe, no es más que un concepto ideológico”. Abascal. Se muere en el parque, al caer la noche, sobre un banco de madera, a manos de tres individuos, tras una larga agonía. Se muere, sin más. Se muere tras cada artículo.
La retina se acostumbra rápidamente al horror y la destrucción, a los genocidios consentidos por tribunales que omiten lo que no debieran y emiten meros actos testimoniales. El siglo XXI agoniza dolorosamente y no puede morir matando. Que lo hará. No le da la vida. La mar lo sabe y escupe espuma sucia a los hideputas que matan a discreción a través de la mira telescópica de sus Barrett M82. Les importa una mierda el objetivo, solo un certero disparo. La mar lo sabe y velará sus muertos.
El siglo XXI agoniza dolorosamente y no puede morir matando. Que lo hará
El parpadeo del cursor morirá tras el impacto del último disparo, diestro y en la cabeza, de los que no te dan tiempo a decir ni “mu”. Tal vez el tintineo del Macallan con el hielo sea capaz de despertar un artículo que no lo lea ni Dios, como tantos otros. Tal vez no sea capaz de removerte ni de remover nada, solo el tintineo del hielo y las pastillitas pa' dormir se ocupen de ello. De morir tras cada párrafo.
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Pako Martí es socio de infoLibre.