Sentimientos talibanes
No es extraño que grupos de consumados profesionales del cabildeo tengan semejanzas operativas con la mafia, incluso que actúen como sicarios bajo las órdenes de padrinos. Los practicantes del cabildeo ultracatólico se colocan al nivel del yihadismo, bombas humanas, como atajo para sentarse a la extrema derecha del padre. La mafia del cabildeo ultracatólico, hay que denunciarlo públicamente, carece de sentimientos cristianos y ejercen de perros de presa sometidos al reflejo condicionado por el toque de una campana.
Los hampones de HazteOír, extremistas especializados en daños a terceros, imponen sus preceptos a sangre y fuego en batallas donde las únicas armas están en sus sangrientas manos. Abogados Cristianos, comandos bravucones, maculan la expresión “sentimiento cristiano” apartándola de su raíz solidaria y de amor al prójimo para acercarla al egoísmo, el odio y el acoso sectario, eliminando todo rastro de bondad, con la venia de sus santidades y la bendición de sus señorías. Beneficiarios de sus desmanes, el nacionalcatolicismo encarnado en la mafia de la Conferencia Episcopal, la derecha y la extrema derecha.
Tengo sentimientos, sensibilidad hacia la ciencia, y me emociono ante cualquier señal de racionalidad. Tengo sentimientos, ofendidos a diario por toda esta gentuza con apoyo mediático y judicial. Tengo espíritu científico y soy usuaria de la razón, pero, ante todo, soy demócrata, algo que, al parecer, es lo que realmente ofende a las sucias mentes de toda esta tropa dispuesta a inmolar la Democracia en nombre de sus dioses y diosas. Vuelven a intentar imponer sus ídolos con pies de barro, su fe y sus falaces desvaríos, hombres investidos de poder celestial y terrenal que emana de sus togas y sus sotanas.
Tengo espíritu científico y soy usuaria de la razón, pero, ante todo, soy demócrata, algo que, al parecer, es lo que realmente ofende a las sucias mentes de toda esta tropa dispuesta a inmolar la democracia en nombre de sus dioses y diosas
Que un obispo y sus sicarios pongan el grito en el cielo y una denuncia en el juzgado por la exhibición de un cromo dice mucho, y malo, de quienes llevan siglos practicando el timo de la estampita de santos, vírgenes y otras especies milagreras en exclusiva. Estos vividores del cuento, la estafa de la caridad y el erario público no se ofenden, ni piden perdón, ante la pederastia católica, el saqueo de las inmatriculaciones, la ausencia de productividad de las manos muertas católicas, los católicos robos de bebés… y muchas más fechorías.
La extrema derecha ofende mi sentimiento racional, científico y demócrata, pero me dejaré la piel defendiendo el derecho universal a la libertad de expresión. Ofende mis sentimientos que la mentira y el falso testimonio sean la columna vertebral de todas las denuncias de estos trápalas católicos con el único fin de alimentar la hoguera mediática y política para imponer sus increíbles creencias. Ofende mis sentimientos que utilicen dinero público aportado por no creyentes, por gente decente ofendida por meapilas y neofascistas.
Me ofende que llamen cristiana a la orgía consumista recién terminada que prepara a niños y niñas para vivir en la mentira el resto de sus vidas. Me ofende la apropiación del espacio público para desfiles en un carnaval de cristos y vírgenes usados en beneficio de eso que llaman el negocio de la fe. Me ofenden cristos crucificados, dolorosas, santas patronas, patrones santos, ángeles y arcángeles, nazarenos o inmaculadas, sentimientos cristianos fabricados en metal, mármol, escayola, madera, plástico o resina, en pósters, camisetas, calendarios, postales o estampitas estilo Panini con su precio correspondiente.
Me ofenden el abogado católico, el acosador profesional, el meapilas de taberna, el político de confesionario, el cura de parroquia y el obispo de catedral cuando hacen negocio a la par que encienden hogueras para quemar infieles. Una ofensa a mi sentimiento racional, científico y demócrata. Una ofensa a los cristianos por parte de estos católicos talibanes.
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Verónica Barcina es socia de infoLibre.