Si me ofrecieran un puestecito...

César Moya Villasante

En mi tercera edad, nadie me va a ofrecer un puesto político, ni de cabecera ni de cola, pero tengo claro que si hubiera pasado no lo hubiera aceptado. El porqué de esta negativa lo puedo explicar muy fácil.

Hasta ahora siempre la política ha intentado mejorar a la ciudadanía en lo posible para ir aumentando el nivel de vida entre los pueblos democráticos. Pero ahora no es así, porque el sistema económico que vivimos no lo acepta. Y no lo acepta porque está clarísimo que se basa, bajo cuerda, pero de forma real, en que el pobre financia al rico. Dicho de forma demasiado burda y simple, pero es así, y se confirma porque cada día que pasa la diferencia entre el poderoso y el débil es mayor. Cada día existen más multimillonarios y crece la pobreza en mayor velocidad. También tenemos un ejemplo claro:  si los pequeños ahorradores han puesto su dinero en estos últimos años en algún fondo aconsejado por cualquier banco, ha visto bajar sus ahorros, siempre que esos sean pequeños. Los que tienen excesivos ahorros es otra historia, porque saben lo que pasa y juegan con la especulación bursátil y de otros tipos, ganando siempre.

Esto que cito nadie me lo podrá negar porque son hechos objetivos reconocidos en el mundo entero y, aun los que defienden el liberalismo como el mejor sistema económico, reconocerán que esto es algo irrebatible.

Por esta circunstancia sé que meterse a politico en estos momentos es ganarse las antipatías de la mayoría de la sociedad que es la que sufre estos castigos. Ya que los grandes poderes económicos nunca financiarán hechos sociales y eso lo sabe, o lo debería saber muy bien, la izquierda política, que esta en un silencio muy difícil de superar. Por todo ello, si me ofrecieran un cargo político no lo aceptaría porque, sin querer presumir de nada porque simplemente soy un jubilado desconocido, tengo unos principios básicos en la vida que tiene que ver con el comportamiento ético, con la dignidad y con la solidaridad. El pequeño prestigio que hubiera ganado en mi profesión durante 45 años, lo perdería de inmediato.  Y para mí eso vale más que todos los chollos de esas sillas tan mal utilizadas. Quizá sea un poco raro en estos tiempos, pero siempre defenderé estas posturas personales y el ser buena persona es lo que trato de transmitir a mis nietos de continuo, para que no se impregnen del mundo en que vivimos.

Ya sé que hay gente que está feliz ocupando esas sillas que citosillas, pero es porque han nacido con la ideología que impera y justifican sus hechos con una frase mal sonante: “La realidad me obliga a hacer esto o aquello…”. Pero esa realidad es que le hace feliz porque de ser una carga en su forma de ser, se debe marchar a su casa y renunciar a perjudicar a tanta gente, en beneficio propio. Vemos casos que hacen daño a cualquiera medianamente ético, que es la venta de pisos sociales a fondos buitres que todos sabemos lo que hacen y como lo hacen. Sin embargo, se produce y lo realizan políticos que se llaman así pero que no tienen ni un solo comportamiento moral y que, curiosamente, son los que suelen ir a misa a darse golpes de pecho. Y luego le darán una limosna al cepillo cuando se lo pasen en la misa, para que alguien los vea echar unas pocas monedas.

Alguien que lea estas líneas me puede tachar de antisistema o populista, cosa que se lleva ahora mucho, para dañar al que no está a favor de lo que ocurre, pero no lo soy. Sería absurdo estar contra el único sistema que existe. Pero si estoy contra el descontrol adrede del mismo. Se legisla para ello, para el aprovechamiento de esos poderes que ahora mandan en el mundo y que nada tienen que ver con los políticos, excepto que les tiene para hacerles el trabajo sucio. Como lo que va a conducir de nuevo a otra burbuja inmobiliaria, por ejemplo, y que ya denuncian algunos. Pero es así, un sistema económico que barre, que no tiene límites en lo económico, y por lo tanto con desconocimiento o rechazo a cualquier factor humano de los llamados antiguamente, principios o valores, palabras ya en desuso. ______________

César Moya Villasante es socio de infoLibre

En mi tercera edad, nadie me va a ofrecer un puesto político, ni de cabecera ni de cola, pero tengo claro que si hubiera pasado no lo hubiera aceptado. El porqué de esta negativa lo puedo explicar muy fácil.

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