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Demasiados conciertos y demasiado caros: ¿Están alcanzando su techo los precios de las entradas?

Público en el concierto de Duki en el Santiago Bernabéu.

La música en vivo facturó en 2023 en España la cifra absolutamente récord de 578,9 millones de euros, esto es, un 26,1% más que los 459,2 millones de euros de 2022, que a su vez en su momento fue igualmente la cantidad más alta de la serie histórica. Un efecto rebote del que todavía resulta imposible calcular la altura que puede llegar alcanzar después de tocar fondo por la pandemia con 138,5 millones de euros en 2020 y 157,6 millones de euros en 2021. Por el momento, esa altitud ya es muy superior a los 382,5 millones facturados en conciertos y festivales en 2019 y, echando un rápido vistazo al calendario de 2024, no cuesta empezar a sentir el vértigo de las más altas cotas. Más aún, por supuesto, teniendo en cuenta que los precios de las entradas no paran de subir (al menos para las más grandes citas).

Al mismo tiempo que todos los indicadores señalan hacia arriba, aparecen también algunas señales a las que conviene atender. Banderas rojas que parecen querer decir que está pasando algo. ¿Están alcanzando su techo los precios de los conciertos? Es una queja generalizada entre los aficionados, que ven claramente cómo se tensa cada vez más la cuerda entre la oferta y la demanda. Siempre se puede pagar un eurito de más y así, poquito a poquito, toca rebuscar en el fondo del bolsillo. Mientras tanto, cada vez hay más conciertos y festivales en todas partes, de manera que un buen melómano podría pasar todas las noches fuera de casa de concierto en concierto. Pero claro, vivir no puede ser solamente eso, con lo cual hay que retirarse a los aposentos y escoger bien donde gastar el dinero.

El caso de los dos conciertos de Pearl Jam en julio en el Palau Sant Jordi de Barcelona ha resultado ser paradigmático, con unas entradas que cuestan de 118 a 165 euros. Los fans españoles del grupo ya manifestaron su malestar y decepción cuando salieron las entradas a la venta, quejándose del incremento desmesurado de los precios. "Desde la última visita de Pearl Jam en 2018 al mismo Palau Sant Jordi a los conciertos de este año, el precio final de las entradas se ha visto incrementado un 69%. De 98 a 165 euros. Por ponerlo en contexto, los salarios en este mismo período han subido un 8%", remarcaban desde el club de fans EstupidaFregona.net. Los conciertos no se llenaron como se esperaba y, no solo eso, sino que en los últimos días ha pasado algo que nunca pasa: la promotora Live Nation ha bajado drásticamente los precios de algunas zonas del pabellón, que han pasado de costar 120 a costar 60 euros. Incluso hay localidades a precio reducido para clientes del Banco Santander.

"Esta es una manera de reconocer que alguien no ha hecho algo bien", aseguran a infoLibre precisamente desde EstupidaFregona.net, planteando a su vez que "alguien se ha equivocado con los precios que ha puesto". "Nosotros teníamos clarísimo que se iba a llenar, pero cuando se anunciaron los precios ya se vio el problema. No se trata de que la banda no tenga tirón, pero al cabo de unas semanas ya bajaron el precio un poco de algunas zonas que aún así siguen sin venderse, y ahora han puesto otras zonas a mitad de precio en un intento un poco a la desesperada de llenar el Palau Sant Jordi. Este problema no es solo de España, los conciertos de Londres y Berlín están viviendo una situación similar. En el caso de Londres incluso peor, porque es en un estadio de fútbol y las gradas más lejanas al escenario están prácticamente sin vender. Es una situación global y en esas ciudades también han reducido precio", explican desde el club de fans.

El director de la web C'Mon Murcia, Sergio Mercader, pone el foco en el concierto de Luis Miguel en julio en la Plaza de Toros de su ciudad, con entradas que llegan hasta los 600 euros. "No tiene ningún tipo de sentido y, por suerte, parece que este concierto ha pasado la línea para muchos", recalca a infoLibre, y plantea que con "precios normales haría meses que no quedaría ni una entrada". "Pero si entras a ver las entradas disponibles puedes encontrar que aún queda muchísimo por vender. Por desgracia creo que estas 'hostias' en las ventas por el momento están siendo algo anecdótico", añade. Y no se encuentra el cantante mexicano con este panorama únicamente en Murcia, pues por ejemplo para su recital en Sevilla también hay todavía muchísimos tickets disponibles... a precios igualmente prohibitivos (como el resto de su docena de shows en nuestro país, incluyendo dos veladas en el Santiago Bernabéu).

El director artístico de Noches del Botánico, Julio Martí, con experiencia de décadas organizando conciertos, ve que "el problema de los festivales ahora es que muchos son de nueva creación". "No os pongáis a crear nuevos festivales ahora, precisamente porque ya está todo muy lleno. Incluso algunos de los históricos este año van a tener problemas sencillamente porque la ciudad de Madrid tiene también como quince conciertos en estadios agotados. Es complejo añadir más», comenta a infoLibre, lanzando un vaticinio: "No hay ninguna burbuja porque cada vez vendemos más entradas, pero vamos a acabar reventando el sistema. Cada año se venden más entradas porque la música en directo es un gran reclamo. Ahora mismo el atractivo del nuevo Bernabéu tiene un impacto importante, porque hay artistas como Karol G que han vendido hasta cuatro Bernabéus, lo cual es asombroso".

Y todavía continúa: "¿De qué burbuja estamos hablando cuando el PIB que produce la música en directo cada año sube? Es un mercado fundamental en la España contemporánea que, cuidado, tiene un alto porcentaje de visitantes. Antes España para el turismo era sol y toros, pero ahora somos sol, gastronomía y cultura, básicamente. Somos un país en el que la música en directo está alcanzando un clímax asombroso de venta de entradas, en verano sobre todo. Que ya me gustaría que estuviera más distribuido a lo largo del año, pero es lo que hay. Llevamos varios años de mucho éxito y nadie se puede quejar, pero evidentemente tarde o temprano va a haber un asentamiento. No una hecatombe o un desastre, pero esto va a tener que asentarse de una manera razonable".

El mantra de que "todo se llena" está muy extendido, se da por real, cuando en realidad tiene algo de mentirijilla. Según los datos del Ayuntamiento de Valencia, Bertín Osborne ha vendido poco más del 5% de las entradas para su actuación de este verano dentro del ciclo Los conciertos de Viveros, mientras India Martínez y Julieta Venegas a duras penas sobrepasan el 10% y Pablo López y Sergio Dalma están en el entorno del 35%. La banda británica The Cult es la que mejor está funcionando en este caso particular, una vez superado ya el 55% del aforo vendido. Definitivamente, no parece que todo se llene.

No es una cuestión de Pearl Jam, sino de todas estas grandes bandas que no sé si es por mal consejo o por qué, pero igual han querido estirar demasiado la cuerda y ojalá se haya terminado de romper y sirva de lección para todos de cara a otras grandes giras y que los precios sean más moderados

EstupidaFregona.net

"Se ha normalizado una subida de precios que vino con la pandemia y las limitaciones que impuso y que, una vez vuelta la normalidad, no se ha vuelto a ajustar. Hablo de los precios de cualquier concierto en sala o ciclo. Hace no mucho pagar 30 o 40 euros por un concierto solo nos entraba en la cabeza si era una banda internacional que venía de gira por España, por ejemplo. Ahora el precio medio de cualquier concierto está más cerca de esas cifras que de los 12 o 15 euros de hace unos años, salvo que hablemos de bandas emergentes", plantea Mercader, quien aprovecha para lanzar una pregunta: "¿Cuántos conciertos pueden interesar a una persona a lo largo del mes? ¿Cuántos puede permitirse? Tal y como están las cosas, ¿puede una persona normal comprar dos o tres entradas para un mes por 30 o 40 euros cada una?"

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"Me gustaría creer que el público se cansará pero no termino de tenerlo claro. Además, tenemos una nueva generación de público que ya está creciendo con estos precios y para ellos es lo normal", continúa Mercader, quien abre una nueva vía de debate al asegurar que, desde su experiencia, "los cachés de los artistas están disparados". "Si al tema de los cachés le sumas que el promotor siempre va a intentar sacar la mayor rentabilidad posible… pues tienes la combinación perfecta para acabar viendo los precios que estamos viendo. En cualquier caso, creo que la cosa es sencilla: en el momento que las ventas bajen harán lo que haga falta para vender más y si eso supone bajar precios los bajarán".

"Está en manos del público decir basta, pero poner de acuerdo a miles de personas es siempre complicado", argumentan desde EstupidaFregona.net, resaltando que en este caso en concreto "se ha demostrado que la gente se ha decepcionado, que no se han vendido todas las entradas que se esperaban, y eso evidentemente es por el precio". "Viendo que han tenido que bajar los precios, quizás esto sirva como una lección para el futuro, pero nunca sabes, igual dicen que como aquí no venden no vuelven", indican, esperando que "esta reacción de la gente como mínimo sirva de reflexión para que de cara al futuro las bandas se tengan que plantear el tema de los precios", recordando de paso el reciente caso de The Black Keys, que han suspendido su gira por la baja venta de entradas relacionada con los altos precios. 

"No es una cuestión de Pearl Jam, sino de todas estas grandes bandas que no sé si es por mal consejo o por qué, pero igual han querido estirar demasiado la cuerda y ojalá se haya terminado de romper y sirva de lección para todos de cara a otras grandes giras y que los precios sean más moderados", subrayan desde el club de fans, aceptando como lógico que haya una subida de precios de año a año porque eso afecta a todos los ámbitos de la vida: "El problema que hemos visto nosotros es la desproporción del incremento de los salarios respecto a la subida del precio de las entradas de la última vez que vinieron en 2018. Lo que ha pasado en esta gira es que gente que igual antes iba a cuatro o cinco conciertos, o alguno más, esta vez irá a uno o dos. Y la gente que solo se podía permitir ir a uno igual ahora no puede ir a ninguno. Nos duele más esa gente, que son igual de fans que los que van a cinco conciertos, pero por las circunstancias que sean no pueden hacerlo y ahora les va a limitar aún más poder ver a su banda favorita en directo".

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