Pablo Semán, sociólogo: “Los diques a la ultraderecha están rotos y Milei fue parte de esta ruptura”

Más de un año después de su elección como presidente de Argentina, el ultraderechista Javier Milei mantiene un apoyo popular mayoritario, a pesar de su violento programa de recortes sociales. El antropólogo y sociólogo argentino Pablo Semán ha coordinado El ascenso de Milei: claves para entender la derecha libertaria argentina (Ed. Siglo XXI), que analiza un fenómeno político aún poco entendido en España. Conversamos con él sobre el primer año de gobierno de Milei y las razones por las que sigue teniendo el apoyo de buena parte de la sociedad argentina, un análisis que también arroja luz sobre la extrema derecha europea.
¿Cómo describiría la situación económica de Argentina un año después de la llegada de Javier Milei al poder?
Milei hizo un ajuste del gasto público, que provocó dos fenómenos que se contrabalancean. Primero, aumentaron los gastos de los hogares por subidas de tarifas, problemas de empleo y porque la política cambiaria encareció el consumo. Por otro lado, ese ajuste ha reducido muy rápidamente la aceleración de la tasa de inflación (de porcentajes cercanos al 6 por ciento mensual al 2 por ciento), aunque los precios no bajaron. Eso cambió las perspectivas de los consumidores. Para una gran mayoría —incluida mucha gente que no votó a Milei— la situación se ha vuelto más soportable, aun teniendo que reducir su consumo.
En Europa el relato simplifica y da la imagen de que la catástrofe económica empezó con Milei, cuando en realidad había empezado mucho antes. Los argumentos de Milei sobre el origen de la catástrofe económica le ganaron plausibilidad para la población, independientemente de que yo no lo comparta. Argentina vivió antes de Milei once años de estancamiento y de inflación, muchas veces negada por el gobierno con mediciones sospechosas.
Creo que hay un sufrimiento social enorme, pero tiene dos traducciones. Una es: “vieron, Milei tenía razón, es este el camino, vale la pena el sacrificio” y la otra traducción es un sentimiento de debilidad, de impotencia política.
En el libro critica eslóganes del kirchnerismo como “la patria es el otro”. ¿Qué responsabilidad tiene el peronismo kirchnerista en el ascenso de Milei?
El elemento central del proceso que lleva a Milei al poder es anterior al kirchnerismo, es una crisis de la economía, donde fue decreciendo la legitimidad de la intervención estatal. En el contexto de esta crisis, el kirchnerismo se montó sobre sus éxitos iniciales y pretendió perpetuarse en el poder, lo cual derivó en una mala gestión de la relación del Estado con la sociedad: estuvieron más atentos a declamar la presencia del Estado que a concretarla en cuestiones clave de la experiencia social: una es el valor de la moneda, otra es la seguridad.
Otra es el planteo constante de formas de antagonismo muy excluyentes, con un cálculo político siempre errado, de manera que ellos creían que ganaban los conflictos que siempre perdían. El conflicto del campo es un ejemplo paradigmático, porque se sobrepolitizó y se sobreideologizó a partir de un cálculo político errado. No era conveniente polarizar. El cálculo político que subyacía es que eran mayoría y [en realidad] eran minoría. Que ganase Cristina Fernández en 2011 fue un hecho totalmente extraordinario, perdieron casi todas las demás elecciones.
Creo que hay un sufrimiento social enorme, pero tiene dos traducciones. Una es: “vieron, Milei tenía razón, es este el camino, vale la pena el sacrificio” y la otra traducción es un sentimiento de debilidad, de impotencia política
¿Cómo valora la respuesta de la izquierda política y los movimientos sociales al gobierno de Milei?
Los movimientos sociales están bastante inhibidos en sus posibilidades de acción, porque el gobierno actual les quitó recursos que manejaban directamente y porque Milei desencadena una serie de procesos judiciales y represivos contra los movimientos. Y también porque se desprestigiaron en los últimos 9 años: consolidaron un patrón de acción que era políticamente muy exigente y económicamente contribuía poco [a sus militantes]. La gente empezó a ganar a partir de ocupaciones informales más que lo que podían ofrecerle los movimientos sociales. El impacto económico de la protección de los movimientos sociales fue disminuyendo mientras iban aumentando las exigencias de los movimientos con sus bases. Había una exigencia política partidista. Y un proceso que exigía mucha actividad política, necesitaba mucho tiempo. Ir a manifestaciones, justificar las ausencias… estar pendiente de las órdenes de los jefes políticos territoriales. Tengo datos de gente que estaba inscrita en la lógica de esos movimientos sociales y votó a Milei.
Una parte de la población está muy perjudicada y siente que vive peor, pero esa parte no tiene ni dirigentes ni argumentos para enfrentar los argumentos de Milei. Hay una oposición social que tiene que ver con un sufrimiento que no puede ser articulado política ni simbólicamente, porque los dirigentes que lo podrían haber hecho no se ocuparon de renovar el repertorio de interpretación, ni por deshacerse de las manchas que llevan, ante la mayoría que les votó en contra y ante la minoría que les sostuvo, más por miedo que por amor.
Milei ha conseguido agrupar voto mucho más allá de las fronteras sociológicas tradicionales de la derecha. En su libro explica los mecanismos de adhesión a la derecha libertaria. ¿Cuáles diría que son los principales grupos que componen la coalición electoral que apoya a Milei?
Hay un sector juvenil muy importante, que no vivió ninguna de las cosas buenas del kirchnerismo y vivió todas las malas. Es un contingente importante de voto, con predominio masculino, pero con una considerable cantidad de mujeres. Una de las peores cosas que ha hecho el kirchnerismo después de la elección es inventar una narrativa falsa sobre su derrota electoral diciendo, por ejemplo, que los jóvenes que votaron a Milei eran varones incels.
El voto a Milei fue muy transversal, porque se consumó en medio de un mensaje de “cambio o continuidad”. Eso le permitió obtener un voto muy transversal desde el punto de vista socio-ocupacional: más del 45% de los trabajadores del Estado votaron a Milei y no son sectores que votaran en una proporción tan alta programas neoliberales. Después, profesionales de las clases medias urbanas, de las grandes ciudades, también votaron por Milei. Antes tenían un voto más plural, no tan inclinado a la derecha.
Milei le sacó votos a la alianza del peronismo y a Cambiemos (centroderecha). Se supone que Milei ganó con el 30% y el centroderecha le aportó el 24%, cuando en realidad el centroderecha se había corrido al extremo. Para sus votantes, lo importante era que fuera radical, era igual si era Milei o [Patricia] Bulrich [candidata de centroderecha en las elecciones de 2023]. Por eso Milei sabe que no va a perder los votos del centroderecha.
El voto a Milei fue muy transversal, porque se consumó en medio de un mensaje de “cambio o continuidad”. Eso le permitió obtener un voto muy transversal desde el punto de vista socio-ocupacional
¿Hasta qué punto la ultraderecha libertaria argentina es un fenómeno nacional o una manifestación local del giro reaccionario global?
Hay articulaciones globales que inciden sobre los procesos nacionales, pero las diferencias entre los procesos nacionales hasta ahora muestran que la densidad de los procesos nacionales está subestimada. Los gobiernos de Bolsonaro, Bukele y Milei son muy diferentes entre sí y muy diferentes del de Meloni.
Para nosotros Milei no es solamente el reflejo de lo global, no es copia de nada, sino más bien un vector autónomo que empezó a influir en lo global. Es un icono muy poderoso para la rebelión anti-Estado, le sirve de ejemplo a la ultraderecha de que la radicalidad paga. Los diques a la ultraderecha están más rotos que nunca y Milei fue parte del proceso de ruptura de los diques
No me cabe duda de que hay una articulación internacional donde se benefician recíprocamente de sus éxitos, hay agenciamientos económicos, organizativos y políticos en común. Ahora, pensar que lo que pasó en Argentina es un diseño de la internacional reaccionaria es como decir que Lula es producto del Foro Social Mundial de São Paulo. Hay una narrativa de cuento de terror fantástico que inhibe la acción política y el juicio crítico.
En Europa se está hablando mucho del papel de las redes sociales en el crecimiento de la ultraderecha, a raíz de los recientes movimientos políticos de Elon Musk. ¿Cómo de importantes han sido las redes sociales en la batalla cultural de la derecha libertaria argentina?
Para mí son importantes en general, porque diseñan la agenda, inciden sobre militantes políticos, crean modelos de orientación… Pero también hay una sobreestimación de las redes porque una parte del progresismo, que pertenece a las clases medias y se conecta al mundo mediante pantallas, creen que los demás son otakus como ellos mismos. Hay un diagnóstico político que absolutiza el poder de las redes. En Argentina las redes sociales no inventaron la inflación y uno de los principales motivos de voto contra [el candidato peronista] Massa y de apoyo a Milei es la cuestión de la inflación.
Hace 10 años, el progresismo decía que las redes sociales eran las redes de la libertad y las responsables de las primaveras árabes. Hay una gran responsabilidad de los dirigentes progresistas de hacer análisis menos coyunturales. En esta coyuntura las redes sociales tal vez son más determinantes que hace 5 años, pero también creo que la credibilidad de Twitter ha disminuido.
¿Cómo podría la izquierda argentina articular una oposición efectiva a Milei?
La oposición debería recomponerse en términos de interpretaciones, de proyectos de futuro —que nunca formulan—, en repertorios de acciones y de promover dirigentes legítimos. No con eje en la izquierda, porque es minoritaria y poco significativa. Todo es una tarea de mediano y largo plazo, no para las próximas elecciones. La oposición social no tiene voces, ni ideas ni repertorios legítimos.
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¿Cómo cree que puede evolucionar el mandato de Milei? ¿Conseguirá mantener un apoyo social mayoritario y aplicar su programa reformas?
Buena parte de la estabilidad económica que logró Milei depende de una coyuntura internacional muy volátil. Y también depende de que la oposición sea persistente en el error. El mejor aliado de Milei en este momento es la oposición, con esta oposición no necesita aliarse con [el expresidente Mauricio] Macri.
La coyuntura económica le podrá ayudar en la siguiente elección parlamentaria de 2025, pero después de eso no lo tengo claro. Mucha gente del gobierno le teme a lo que llaman cisnes negros: cataclismos periódicos muy frecuentes (precios internacionales de la energía, a su vez asociados a la confrontación entre bloques, las finanzas internacionales…).