Apocalipsis en Los Ángeles: Trump y Musk soplan sobre las brasas del caos climático
La situación climática llama a la puerta de Donald Trump a pocos días de su investidura. Desde la mañana del martes 7 de enero, Los Ángeles (California) está envuelta en llamas. Hay siete incendios, aún fuera de control, arrasando la segunda ciudad más grande de Estados Unidos.
El mayor de ellos, bautizado como Palisades Fire, ha destruido hasta el momento casi 2.000 edificios en el lujoso barrio de Pacific Palisades, en el noroeste de la megalópolis. Las autoridades californianas creen ya que este megaincendio es uno de los más destructivos de la historia de la Ciudad de los Ángeles.
Hay otros dos grandes frentes de fuego, el Hurst Fire y el Eaton Fire, en el norte y al este de la ciudad, respectivamente. En dos días se habían convertido en humo casi 11.000 hectáreas, según el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California; han tenido que ser evacuados 130.000 angelinos y han perdido la vida 5 personas en Altadena, al norte de la ciudad.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ha calificado el megaincendio de “devastador” y declarado el estado de emergencia. El jefe de bomberos de la ciudad, Anthony Marrone, declaró a Los Angeles Times: “Estamos haciendo todo lo que podemos. Pero no, no tenemos suficientes bomberos en el condado de Los Ángeles para hacer frente a esta situación”.
El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ha salido al paso pidiendo al departamento de Defensa que proporcione de inmediato recursos humanos y materiales para luchar contra los incendios. Según Gavin Newsom, gobernador demócrata de California, ya se han desplegado sobre el terreno 7.500 bomberos, 1.162 camiones antiincendios y 31 helicópteros.
En la mañana del jueves 9 de enero, Joe Biden advirtió: “Estamos dispuestos a hacer lo que haga falta, durante el tiempo que haga falta, para contener los incendios en el sur de California y ayudar a la reconstrucción. Pero sabemos que va a ser un camino muy largo”.
La calidad del aire, saturado de ceniza, ha llevado a las autoridades a cerrar muchas escuelas en el centro y el este de Los Ángeles. Varias autopistas están cerradas al tráfico. El famoso barrio de Hollywood estuvo incluso bajo orden de evacuación durante varias horas. Residentes de Pacific Palisades y Malibú, actores de la industria cinematográfica americana como Billy Crystal y Anthony Hopkins, y personalidades mediáticas como Paris Hilton y Laeticia Hallyday han visto sus casas devoradas por las llamas.
El número de incendios se ha duplicado en treinta años
El año 2024 ha sido especialmente caluroso en el sur de California, secando la vegetación que había vuelto a crecer tras los dos inviernos lluviosos de 2022 y 2023. A esta sequía se han sumado rachas de viento que alcanzaron los 160 kilómetros por hora, propagando el fuego a una velocidad tremenda. Conocidas como vientos de Santa Ana, esas rachas secas aportan aire caliente del interior desértico del oeste americano al invierno californiano.
“Los Ángeles sólo ha recibido 0,16 pulgadas de lluvia desde el pasado mes de mayo, es decir, unos 5 mm. No nos estamos adaptando al cambio climático; lo estamos sufriendo con muchas pérdidas”, resume el climatólogo francés Christophe Cassou, que vivió en Los Ángeles durante sus primeros años de investigación.
En su último informe de evaluación del clima, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señalaba que, a medida que aumentan nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, los megaincendios son cada vez “más frecuentes” y “más intensos”. En el oeste de Estados Unidos, el número de incendios se duplicó entre 1984 y 2015 como consecuencia del cambio climático. Y según un estudio publicado en Nature en 2023, el sobrecalentamiento global ha aumentado el riesgo de megaincendios en California en torno a un 25%.
Élise Boutié, antropóloga del Laboratorio de Antropología Política (LAP) que escribió su tesis sobre el Camp Fire de 2018 en California (uno de los megaincendios más letales de la historia de Estados Unidos), explica a Mediapart: “Desde que empecé mi trabajo en 2018, se producen megaincendios en California todos los años, en invierno y en verano. Creo que el propio término 'megaincendios' necesita ser reteorizado, porque si bien son eventos espectaculares, ahora son cada vez menos excepcionales...”
“Las grandes ciudades norteamericanas se han convertido en puntos calientes del cambio climático y de los riesgos asociados al calentamiento global, en particular los megaincendios”, añade Amandine Richaud-Crambes, urbanista e ingeniera medioambiental de la Agencia Francesa de Transición Ecológica (Ademe). “Además, el 80% de los incendios en el mundo son provocados por el hombre, por negligencia de particulares, la industria o la agricultura. Esta cifra se eleva al 95% en Los Ángeles debido a la expansión urbana, que aumenta las interconexiones entre las actividades humanas y los bosques, incrementando así el riesgo de incendio”.
A modo de ejemplo, la experta recuerda que un importante proveedor de electricidad californiano fue acusado recientemente de ser el causante de un megaincendio en 2021, por no haber desbrozado la maleza bajo sus líneas de alta tensión.
El área metropolitana de Los Ángeles tiene actualmente una población de unos 13,2 millones de habitantes. Como explican detalladamente Élise Boutié y Amandine Richaud-Crambes, en esta megalópolis, totalmente pensada para el automóvil y donde los precios de la vivienda están disparados, las familias se alejan cada vez más del centro de la ciudad, formando urbanizaciones que necesitan agua y están cerca de zonas naturales cada vez más inflamables.
“Va a ser un gran reto para California gestionar las secuelas de la catástrofe climática en Los Ángeles, pero también apoyar la experiencia postraumática de los habitantes de la ciudad ante el fuego”, dice Élise Boutié. “Será interesante ver cómo este Estado progresista va a establecer un equilibrio de poder con Trump, que acaba de ser reelegido por cuatro años sobre la base de un programa escéptico sobre el cambio climático y anti-ambientalista”.
Falsedades de los escépticos climáticos
Ante los incendios que asolan Los Ángeles, Donald Trump, que será investido oficialmente presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero, ha prefirido fustigar al gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, criticando su gestión del agua y su política medioambiental.
En septiembre, en plena campaña presidencial, Donald Trump había amenazado con suspender las ayudas federales a California si Gavin Newsom no distribuía más agua a la agroindustria de la costa oeste americana. California canaliza parte del agua del norte del territorio hacia los valles agrícolas de la región, mientras otra parte se desvía hacia el delta del río Sacramento, con el fin de preservar la fauna amenazada de esta zona de biodiversidad, en particular, el eperlano del delta, un pez endémico de California. En 2019, cuando era presidente, Trump ya se peleó con las autoridades californianas para que hiciera llegar más agua a los agricultores y no a la desembocadura del Sacramento.
“Quería proteger a un pez sin valor, [...] pero no le importaba la gente de California. [...] ¡Voy a exigir que este gobernador incompetente permita que el agua fresca, limpia y magnífica fluya hacia California! Él es el responsable de esta situación”, escribió Donald Trump el miércoles en su red Truth Social.
Esta tesis trumpista fue retomada por Elon Musk, quien este jueves denunció en X “una serie de decisiones medioambientales” tomadas por California en relación con los incendios actuales de Los Ángeles. El multimillonario afirmó: “No tenemos derecho a hacer cortafuegos, ni a alejar los matorrales de las casas porque pueda dañar a una rana de patas rojas o algo así. [...] Hay un pez llamado eperlano, por ejemplo. Vertemos mucha más agua dulce en el océano de la que deberíamos, con la excusa de que ayuda a ese pececillo”.
En un momento en que una tragedia climática asola la segunda ciudad más grande del país, estas declaraciones anti-ambientalistas y negacionistas del cambio climático del bando trumpista son un mal presagio, dado que 2024 fue el año más caluroso registrado y el primero con un calentamiento superior a 1,5 grados en comparación con el periodo preindustrial.
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Este aumento de la temperatura representa uno de los límites fijados por el Acuerdo de París de 2015 sobre el clima, del que Donald Trump, que pronto dirigirá el segundo país más emisor del mundo, ha prometido retirarse.
Traducción de Miguel López