Israel multiplica las matanzas en Gaza para negociar desde una posición de fuerza

Da vértigo leer los comunicados de prensa del ministerio de Sanidad palestino, los relatos de testigos presenciales y ver los vídeos publicados desde la Franja de Gaza en las redes sociales.
El martes 7 de enero se cumplieron 459 días de la guerra de Israel contra la Franja de Gaza. Un año, tres meses y tres días desde el inicio de la guerra para “erradicar a Hamás”, según el objetivo declarado por Israel tras las masacres del 7 de octubre perpetradas por el brazo armado del movimiento islamista y otras facciones palestinas.
Las víctimas son 45.885 palestinos muertos por aviones, tanques, cañones, barcos y drones israelíes, 109.196 heridos, y éstas son sólo las registradas por el ministerio de Sanidad palestino.
Según sus registros, desde el comienzo de este año son ya más de 300 las nuevas vidas perdidas: 31 el lunes 6 de enero, 48 el domingo 5 de enero, 88 el 4 de enero, 59 el 3 de enero, 77 el 2 de enero y 28 el miércoles 1º de enero.
El domingo 5 de enero, frente a urgencias del hospital Al-Aqsa, en el centro del enclave, el periodista de Al Jazeera en lengua inglesa Hani Mahmoud relataba los funerales que se suceden uno tras otro: “Compartíamos un sentimiento de frustración unido a la tristeza y el sufrimiento, así como el hecho de que se permita que esto continúe, una masacre de civiles palestinos en sus tiendas, en sus campamentos, frente a sus casas.”
Al día siguiente, Ahmed Barakat, residente de Sheikh Radwan, un barrio de la ciudad de Gaza, relató a Al Jazeera el bombardeo de un edificio residencial hacia la una de la madrugada, mientras la gente dormía.
“Hay muertos esparcidos por las calles. Todavía estamos intentando encontrar a algunos de nuestros familiares nosotros mismos porque aquí no hay equipos de protección civil ni ambulancias”, dijo. “No sé qué más esperar. Me he quedado sin palabras.”
Como de costumbre, el ejército israelí indicó que había atacado “objetivos terroristas”, según su propia terminología, durante sus bombardeos de Jabaliya, Sheikh Radwan, Shujaya, Al-Burej, Deir al-Balah, Jan Yunès y Rafah, es decir, todo el territorio.
Aumentando su ventaja
Desde el mismo lugar, frente al hospital Al-Aqsa, el periodista Hani Mahmoud continúa: “El ejército israelí justifica estos ataques diciendo que estaba operando contra militantes y miembros de Hamás en toda la Franja de Gaza, llevando a cabo cientos de ataques o bombardeos en toda la zona, pero cuando comparamos este relato con lo que vemos sobre el terreno, cada vez hay más diferencia entre lo que dicen suss declaraciones y lo que vemos sobre allí, con mujeres y niños que constituyen la gran mayoría de las víctimas”.
Este aumento de la violencia, en lo que cada vez más historiadores, politólogos, cooperantes humanitarios y diplomáticos coinciden en calificar de genocidio, se explica por el deseo de los dirigentes políticos y militares israelíes de sacar ventaja.
Según los mediadores, en diciembre habían avanzado las negociaciones para un alto el fuego que permita un intercambio de prisioneros –rehenes aún retenidos en la Franja por detenidos palestinos encerrados en las cárceles de Israel–, al tiempo que indicaban, bajo condición de anonimato, que Benjamin Netanyahu había puesto nuevas condiciones, como es su costumbre.
El objetivo de Netanyahu es obtener la rendición pura y simple de Hamás [...]. Lo cual es totalmente ilusorio
El domingo 5 de enero se reanudaron finalmente las conversaciones indirectas en Doha, Qatar, con la intermediación de mediadores qataríes, diplomáticos canadienses y aliados estadounidenses de Israel.
En circunstancias como éstas, que son tanto fuerza como de diplomacia, cada parte juega a su favor.
“Cuando se reanudan las negociaciones, quien es más fuerte quiere demostrarlo para ceder lo menos posible en la mesa”, explica Agnès Levallois, vicepresidenta de iReMMO y coordinadora de la obra El libro negro de Gaza (edit. Seuil). “Lo hemos visto siempre. También estoy convencida de que el objetivo de Netanyahu es obtener la rendición pura y simple de Hamás, es decir, eliminar cualquier posibilidad de que desempeñe algún papel, político o militar. Eso es totalmente ilusorio, pero responde a la lógica israelí.”
El sábado 4 de enero, Hamás difundió un vídeo de una rehén, Liri Albag, de 19 años, secuestrada junto con otras seis mujeres militares en la base militar de Nahal Oz el 7 de octubre. Las imágenes no tienen fecha pero son la primera prueba de vida de la joven. Su familia, que ha pedido que no se publique, ha emitido un comunicado en el que dice: “Hacemos un llamamiento al primer ministro, a los líderes mundiales y a todos los responsables políticos: ¡es hora de tomar decisiones como si estuvieran allí sus propios hijos!”
Aparece un listado de rehenes
La suerte de los 97 rehenes, vivos o muertos, que siguen retenidos, sigue siendo el centro de los objetivos declarados del gobierno de Netanyahu, aunque muchos en la opinión pública israelí le critiquen haberlos sacrificado en aras de otros objetivos: la erradicación de Hamás, la continuación de una guerra cuyo final se aplaza constantemente y la supervivencia de su coalición de extrema derecha.
Las facciones palestinas que mantienen prisioneras a las 63 personas presuntamente vivas, tanto israelíes como extranjeras (un nepalí y seis tailandeses), juegan evidentemente esa carta con cinismo.
Hamás ha presentado un listado de 34 personas –mujeres, niños y hombres mayores de 50 años– que podrían ser liberadas en el marco de la primera fase de un acuerdo. Este listado, dijo un responsable del movimiento islamista, se lo ha enviado el gobierno israelí, y este responsable les dijo que necesitaba una semana de relativa calma para comprobar quién seguía vivo y quién los retenía.
La lista, publicada por primera vez por el diario saudí en lengua árabe Asharq al-Awsat, ha circulado causando conmoción y manifestaciones en Israel, donde todo el mundo tiene la vista puesta en la próxima toma de posesión de Donald Trump, el 20 de enero.
En diciembre, el nuevo presidente de Estados Unidos hizo en su red social Truth una de esas estruendosas declaraciones con las que está familiarizado: “Si los rehenes no son liberados antes del 20 de enero de 2025, fecha en la que me haré cargo con orgullo de mis funciones como presidente de Estados Unidos, desataré un INFIERNO en Oriente Próximo”, una promesa reiterada en los últimos días.
“Esto no significa que esté a favor de una solución política para los palestinos, sino que quiere, cuando llegue a la Casa Blanca, poder decir: ‘La guerra ha terminado’, y ponerlo en su haber”, prosigue Agnès Levallois. “Así que, en cierto modo, el ejército israelí quiere pisar a fondo, por si tiene que aflojar la presión dentro de unas semanas.”
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En cualquier caso, el Estado Mayor del Estado hebreo no debe preocuparse por quedarse sin munición. Como último regalo a su firme aliado, Joe Biden pedirá a ambas cámaras federales que aprueben un envío de misiles, proyectiles y otras municiones a Israel por valor de 7.710 millones de euros. A dos semanas del final de su mandato, el demócrata no corre peligro de perder su apodo de “Joe el genocida”.
Traducción de Miguel López