Y Donald cogió su rotulador. La escena, si no fuera trágica, sería enternecedora: un septuagenario talludito enseñándole al mundo papelotes garabateados. "Mira, mamá, un elefante". (Los grafólogos hacen su agosto). En un lado, un muestrario de Cariocas de punta gorda. Al otro, asesores venidos de la Ivy League pasándole las carpetillas. Así se las ponían a Fernando VII, dice el dicho.

Aranceles, fracking y muros: Trump 2, la venganza. De tanto firmar, cuidado con la tendinitis. Este puede acabar diciéndole al del réflex: mira, también soy clase obrera. Working class, la América que madruga. En fin, que los Estados Unidos se retiran del Acuerdo de París para poder quemar petróleo a gusto y de la Organización Mundial de la Salud para que ningún médico les diga lo malo que es eso para los pulmones. Detroit, ciudad de vacaciones.

Si, con todo, hubiese alguien que quisiese ingresar en ese país de paletos endogámicos aficionados a chupar tubos de escape, mejor que entre desde el Canadá. Tiene guasa: en la tierra de los tiroteos escolares y las epidemias de fentanilo, el inquilino de la Casa Blanca se ha dicho "me da a mí que el problema son los mexicanos". O los BRICS, los wokes o ABBA: tú dame siglas, que yo me apaño.

Viendo la fecundidad de los primeros minutos de mandato, auguro una presidencia divertidísima. Si quieren, hagamos (les leo en comentarios) una porra de medidas trumpescas que están por venir. Ahí va mi terna: 1) Legalización de la venta de órganos. 2) Exenciones fiscales a los portadores de sombreritos de bisonte. 3) Una enmienda a la Segunda Enmienda que autorice llevar armas dentro de otras armas. Entre las chaladuras ya anunciadas, reconozco que me divierte especialmente esta manía de renombrar accidentes geológicos. "El Golfo de México", dijo el zanguango, "se llamará Golfo de América". Me decepcionaría que la cosa acabase ahí. Puestos al adanismo, ¿por qué tolerar que México se siga llamando México? ¡Eso podría poner en riesgo nuestra soberanía!

Me duele un poco que los yanquis vayan a enterarse de lo de Kennedy pero nosotros, que tenemos sanidad pública, un sistema razonable de garantías democráticas y escolarización universal, estemos todavía a dos velas con lo del 23F

Para combatir a los detractores (¡pérfidos, malandrines!) que acusan a la nueva administración de dar pábulo al bulo y a la engañifa, el presidente ha ordenado la desclasificación de los documentos relativos al asesinato de JFK y Martin Luther King. Algo me dice (llámenme suspicaz) que la CIA ya le ha echado típex a todo lo que podría resultar comprometedor, pero por intentarlo que no quede. Confío en que el siguiente paso sea sacar algún marcianito de Roswell y dos docenas de planes para financiar golpes de Estado contra las democracias latinoamericanas.

Me duele un poco que los yanquis vayan a enterarse de lo de Kennedy pero nosotros, que tenemos sanidad pública, un sistema razonable de garantías democráticas y escolarización universal, estemos todavía a dos velas con lo del 23F. Abascal podría tomar ejemplo, ahora que está haciendo tan buenas migas con ese gerifalte que no nos ubica ni en el mapa. No creo que cale la idea: su coleguita, el Milei, dice que Videla combatió al marxismo sin causar ni una sola víctima que no estuviera a sueldo del KGB. 

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