Sobre ser ‘queer’, las siglas y los derechos de todas Marta Jaenes
El entorno de Hamás
Borja Sémper afirmó este pasado lunes que Pedro Sánchez dependía de partidos “que tienen cercanía ideológica y política con el entorno de Hamás”. El diputado popular se lanzó a la rapiña de la descarnada actualidad internacional para llenar del peor contenido la política española. La maniobras con las que el PP pretende desprestigiar a sus adversarios hace tiempo que carecen de la más mínima contención.
No hay ningún partido del arco parlamentario español que tenga cercanía ideológica con Hamás, una organización paramilitar palestina circunscrita al ámbito del islamismo, que domina la franja de Gaza y que lanzó el sábado siete de octubre un ataque contra Israel donde no distinguió a la población civil de los militares. Afirmar lo contrario es mentir, pretender asociar la crueldad y el asesinato a tus pares de escaño en el Congreso.
En nuestro país, la izquierda se ha mostrado históricamente favorable a la causa palestina, es decir, a que este país cuente con un Estado propio, a que Israel cumpla las resoluciones de la ONU en cuanto a la ocupación ilegal de sus territorios y a que su población no se vea sometida a un régimen de apartheid donde carece de los más elementales derechos.
Además de Gaza, donde Hamás es el actor principal, Palestina se compone también de Cisjordania, donde reside su Autoridad Nacional, conformada en 1994 tras los acuerdos de Oslo. Esta organización administrativa es lo que da asiento al Estado Palestino, tal y como recogió a partir del 2012 la resolución 67/19 de las Naciones Unidas. Ciento treinta y nueve países reconocen este Estado, y otros tantos, contando a España, mantienen relaciones diplomáticas con él.
Es, en este contexto, donde se puede afirmar que existe una cercanía con Palestina, como institución estatal o como causa ideológica, pero no con Hamás, quien se ha enfrentado en diferentes ocasiones a la Autoridad Nacional, llegando incluso al enfrentamiento armado. Borja Sémper, el Partido Popular y cualquier columnista que estos días redunde en la acusación, lo saben, pero fomentan la confusión aprovechando el desconocimiento general de los pormenores y la tensión de los acontecimientos.
Ahora bien, ¿qué es el entorno de Hamás? Si atendemos a la definición habitual de un grupo terrorista es aquella estructura que permite la extensión de su ideario y su financiación, pero que no forma parte en sentido estricto de su aparato organizativo y militar. ¿Quién financia a Hamás? Tiremos de hemeroteca para desentrañar el hilo del dinero que compone su entorno.
Enero de 2019. El ministerio del Interior israelí aprueba la transferencia de 15 millones de dólares en efectivo de Catar a Gaza. Así lo recogía el Times of Israel, asegurando que “el dinero, de los cuales 10 millones de dólares van a los funcionarios de Hamás y el resto a los residentes de la Franja, se considera clave para calmar los meses de tensiones entre Israel y el enclave palestino, que está dirigido por el grupo terrorista Hamás”.
Marzo de 2019. El Jerusalem Post recoge unas declaraciones de Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel: “El dinero a Hamás es parte de la estrategia para mantener a los palestinos divididos”. Quien defendió que esta “autorización regular de Israel para que los fondos de Catar se transfieran a Gaza es parte de una estrategia más amplia para mantener a Hamás y a la Autoridad Palestina separados”.
La principal ayuda financiera al denominado grupo terrorista es la petromonarquía del Golfo (...) El Gobierno israelí consiente y monitoriza esa ayuda como una manera de dividir a los palestinos y alimentar a su vertiente más radical
Febrero de 2020. El diario Haaretz daba cuenta de la visita de Avigdor Lieberman, jefe del Mossad, el servicio secreto israelí, a Doha, capital de Catar, donde instó a las autoridades “a continuar con la ayuda financiera de Hamás”. En enero de 2021, el Times of Israel cifraba esa ayuda en 360 millones de dólares anuales. Parece claro así que la principal ayuda financiera al denominado grupo terrorista por la UE y EEUU es la petromonarquía del Golfo, así como que el Gobierno israelí consiente y monitoriza esa ayuda como una manera de dividir a los palestinos y alimentar a su vertiente más radical.
Sabemos, por tanto, que podemos considerar a Catar como el entorno de Hamás. Tanto como que Ernst & Young, una de las más importantes consultoras del mundo, tiene no sólo sede en Doha, sino que anima a sus inversores a hacer negocio en este país. También que incorporó en enero de 2020 a Borja Sémper como director de Relaciones Institucionales de su filial española.
Si aplicamos una manera de discurrir parcial, tramposa, sesgada y manipuladora podemos afirmar que Borja Sémper mantuvo relaciones con el entorno de Hamás durante tres años, en el cargo que ocupó y que fue inmediatamente anterior a que volviera a la política de la mano del PP en enero de 2023. Obviamente no es cierto, pero conforma un estupendo y atrayente titular que sin duda se extendería como la pólvora en redes sociales, donde cada vez son menos los que acceden al cuerpo de la noticia.
De esta manera crearíamos una alarma injustificada en la sociedad española, quien expuesta a esta manipulación podría asumir que Sémper aprueba de una u otra forma las acciones violentas de la milicia islamista palestina. Es más, no haría falta demasiado para que los incendiarios digitales distribuyeran imágenes manipuladas del diputado popular entregando maletines llenos de dinero a algún encapuchado que porta un kalashnikov.
Este es el chantaje al que las derechas someten semanalmente a la sociedad española. Atribuyéndose el derecho en exclusiva de saltarse todas las líneas rojas que estimen para patear el tablero cuando las cosas no son de su agrado, sabiendo que la izquierda no hará lo propio, por evitar que el país descienda a un precipicio inquietante. Mal ha tenido que ir la manifestación del domingo en Barcelona para tener que recurrir a esto. Mal, como casi todo últimamente.
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