¿Hacia un alto el fuego en Ucrania? Ruth Ferrero-Turrión

El Gobierno dice que hará fijos a sesenta y siete mil sanitarios y baja en las encuestas. La presidenta de la Comunidad de Madrid cierra las urgencias de los ambulatorios, despide a médicas y enfermeros o anuncia que le dará cuatro millones de euros a una empresa privada que controle los servicios que den los hospitales que Esperanza Aguirre fue poniendo en pie para dinamitar la Seguridad Social, y su popularidad sube como la espuma. Pedro Sánchez saca adelante en el Congreso la rebaja del IVA de la luz y Núñez Feijóo dice que la medida la había propuesto él, aunque su grupo no la apoyó ni votó, y el Partido Popular aventaja ya al PSOE en los últimos sondeos. El Ejecutivo central baja las tasas universitarias y el regional se opone a ello, lo recurre en los tribunales y cuando la medida sale adelante su jefa se vuelve a poner la medalla, asegurando que la iniciativa fue suya, y se gana otro puñado de apoyos. La pregunta ya no es qué le pasa a las y los políticos, sino a sus votantes. Hay gente a la que se toma por el pito del sereno y que cuando lo soplan, se ponen a bailar.
La ministra Irene Montero se hace cuatro fotos en Nueva York y la catarata de descalificaciones cae sobre ella como una avalancha de nieve o un río de lava; pero Ayuso se va al mismo sitio a que la entreviste la televisión autonómica y los mismos que gritan en un caso, en el otro callan. ¿Serán las y los mismos que montaron un jaleo de burlas y sarcasmos cuando el presidente de Estados Unidos no se paró a hablar con Sánchez y ahora, tras sus reuniones e intercambio de elogios en Madrid, durante la cumbre de la OTAN, se han dedicado a hablar del tiempo? Los patriotas no quieren a su país, sólo quieren que sea suyo, y el resto se resume en una frase: al enemigo ni agua. Y da lo mismo cuánta gente pueda morir de sed, si con eso se le derrota.
Los patriotas no quieren a su país, sólo quieren que sea suyo, y el resto se resume en una frase: al enemigo ni agua
No hace falta más que darse un paseo por las redes para ver que esa falta de generosidad, espíritu deportivo o sentido de Estado envenenan a la opinión pública, la radicalizan y dividen en bandos irreconciliables. Todo influye, condiciona, teledirige o como quieran llamarlo, pero el resultado de la crispación es que beneficia a quienes agitan las aguas para pescar en río revuelto, si queremos darle alguna credibilidad a las últimas predicciones demoscópicas, es que unos no saben vender lo que hacen y otros venden lo que no es suyo. Eso y que el PP de Feijóo va logrando imponer su teoría de que no es él, sino su traje, no lo que dice, sino su tono, y que la derecha es la única forma de frenar a la ultraderecha: o yo o ellos con mi ayuda. Y dicen los profetas que se aventura una migración de la calle de Ferraz a la de Génova. Oponte a todo y confiarán en ti. Que España caiga, que ya la levantaremos nosotros.
Lo más...
Lo más...
LeídoLa marcha épica de Selma en defensa de los derechos civiles desnuda al trumpismo 60 años después
François Bougon (Mediapart)Gutmaro Gómez Bravo: "Aunque asuman que fue un dictador, los jóvenes no ven a Franco como algo malo"
Natalia Ginzburg: vida y obra de una escritora
Trump, los Patriotas por Europa, AfD y ¿el inexorable camino hacia la autocracia electoral?
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.