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Tesis doctorales: teoría y praxis

Estamos en período vacacional que suelo dedicar a hacer balance no complaciente, sino crítico. En este caso, en mi calidad de profesor honorífico, fuera ya del ámbito docente institucional y tras mi participación en no pocos tribunales de tesis doctorales voy a elaborar una clasificación de las mismas en tres tipos. No se trata de un ejercicio ocioso para llenar el tiempo de descanso, sino que pretende contribuir a una mejora de las investigaciones doctorales: contenidos, metodología, creatividad, prospectiva, compromiso transformador, etc. Dicha tipología no puede quedarse en el ámbito académico, sino que debe redundar en beneficio de la sociedad y traducirse en cambios estructurales en los campos investigados.

1. Unas son las tesis que se elaboran “para pasar”, para adquirir el título. Carecen de rigor científico, están llenas de citas, eso sí, pero sin articulación alguna y a través del “trabajoso” método de copiar, pegar y colorear. Cuentan con la perezosa complicidad del director o de la directora. Al final “pasan” con un aprobado, o con un sobresaliente, para no dejar mal al director y no sumir al doctorando en una depresión profunda, aun cuando su intención no sea seguir investigando sobre el tema. El título de doctor o doctora siempre sirve para colgarlo en la pared y mostrarlo con orgullo a la gente amiga que va a difundirlo a los cuatro vientos.

2. Otras son las tesis que se elaboran con una metodología rigurosa, corrección académica, buen aparato crítico, adecuada utilización de las fuentes, impecable presentación formal, estricto seguimiento de las orientaciones del director, pero sin aportaciones nuevas que hagan avanzar el tema de la investigación, ni carácter transformador del entorno sociocultural, económico y político. La calificación puede llegar a ser sobresaliente e incluso cum laude para satisfacción del director o de la directora, que puede abrirle las puertas a una colaboración académica, y de la doctoranda o doctorando, que puede llegar a ser docente del centro universitario donde ha defendido la tesis doctoral.

3. Muy distintas son las tesis que se elaboran con metodología rigurosa de investigación, exhaustiva recopilación de información, buena y selecta bibliografía, innovadora epistemología y exposición sistemática. Hacen aportaciones originales, inauguran un nuevo paradigma teórico en la materia investigada, abren nuevos campos y horizontes e incorporan a la investigación perspectivas hasta ahora ausentes. Son tesis que inauguran un cambio importante como respuesta a los desafíos de cada momento histórico. Es posible que, por las peculiares formas de selección y acceso al mundo académico, el nuevo doctor o la nueva doctora no obtengan un espacio en la universidad, pero habrán nacido un investigador o una investigadora a cuyos estudios hay que estar muy atentos.

Dicha tipología no puede quedarse en el ámbito académico, sino que debe redundar en beneficio de la sociedad y traducirse en cambios estructurales en los campos investigados

En la descripción de este tercer tipo de tesis doctorales habría que añadir un elemento que suele minusvalorarse alegando que se aleja de la neutralidad, la objetividad y el rigor científico de la investigación: la llamada a la acción, la finalidad práctico-social, la unidad teoría-praxis, la mirada al futuro y la capacidad transformadora de todo trabajo investigador. Cabe aquí recordar y aplicar a la investigación lo que dijera Carlos Marx de los filósofos en su Tesis 11, que forma parte de las Once tesis sobre Feuerbach, redactadas en Bruselas en 1845 cuando tenía 27 años, quizá durante los trabajos preparatorios para la edición La ideología alemana: “Los filósofos solo han interpretado de diversas formas el mundo; de lo que se trata, empero, es de transformarlo”. En mis evaluaciones de tesis doctorales doy mucha importancia a esta tesis marxiana, que viene iluminando mis reflexiones desde su descubrimiento en mi encuentro con el marxismo crítico, utópico y humanista durante el tardofranquismo. 

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Juan José Tamayo es emérito honorífico de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones. Su último libro es 'La compasión en un mundo injusto' (Fragmenta Editorial, 2021)

Estamos en período vacacional que suelo dedicar a hacer balance no complaciente, sino crítico. En este caso, en mi calidad de profesor honorífico, fuera ya del ámbito docente institucional y tras mi participación en no pocos tribunales de tesis doctorales voy a elaborar una clasificación de las mismas en tres tipos. No se trata de un ejercicio ocioso para llenar el tiempo de descanso, sino que pretende contribuir a una mejora de las investigaciones doctorales: contenidos, metodología, creatividad, prospectiva, compromiso transformador, etc. Dicha tipología no puede quedarse en el ámbito académico, sino que debe redundar en beneficio de la sociedad y traducirse en cambios estructurales en los campos investigados.

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