Echar flores en las redes sociales

Ramon-Jordi Moles Plaza

En noviembre de 2023 publiqué un artículo en el que, ante una filtración que demostraba la responsabilidad de Meta en la difusión de noticias falsas y de contenidos violentos, planteaba que la única opción ante los abusos de los dueños de las redes es la toma de conciencia de los usuarios para boicotear estos negocios y la movilización ciudadana para presionar a los legisladores en favor de su regulación. Algo ya entonces poco probable.

A finales de 2024 un investigador francés del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) lanzó el proyecto #HelloQuitteX (HolaDejaX), que viene a ser "un movimiento transpartidista y apolítico" para lograr una salida masiva y ordenada de usuarios de la red X (antes Twitter) que haga entender a su dueño (Musk) que no a todo el mundo le gusta lo que está haciendo. Se trata de una propuesta de migración a otras redes. ¡Menuda solución!

El problema no es sólo salir del fuego, sino como evitar caer en las brasas. El problema no es en qué red militas, sino el modelo de negocio de las redes que explotan tus datos con o sin tu conocimiento. Como indiqué hace ya más de veinte años en Derecho y control en Internet (Ed. Ariel Derecho/1ª edición enero 2004), internet —las redes— tiene que ser regulado por el poder público porque es propiedad de empresas privadas que afectan a intereses públicos de nuestras sociedades democráticas. Esta tesis era entonces minoritaria y se enfrentó a quienes creían ingenuamente que Internet era un espacio de libertad sin censuras.

Migrar de una red a otra no es más que seguir echando flores a unos corrales (donde se ubican los usuarios de las redes) que se explotan en formato intensivo sin darles libertad para moverse cómo y dónde quieran. Son corrales, no en un marco libre y regulado en defensa de los intereses públicos

Desgraciadamente la realidad se impone y nos encontramos ante un problema de proporciones gigantescas (el recorte de las libertades) al que legiones de arribistas otrora defensores del juguete se aproximan hoy a este desde posiciones “reformistas”. Vienen a decir que basta con trasladarse de corral para evitar estar “acorralado”. Insisto: el problema es la existencia misma del corral. Aunque dispusiéramos de un espacio virtual comodísimo, respetuoso hasta lo empalagoso, la infraestructura sobre la que se asienta (el cableado y los servidores, esto es, el cercado y sus comederos) continuarían siendo privados, propiedad de unos dueños que harían con ellos lo que les pareciera con el objetivo (legítimo) de ganar dinero con él. La solución no es acomodarse al cercado, es destruirlo y definir otro modelo de explotación más extensiva, más de montanera. Migrar de una red a otra no es más que seguir echando flores a unos corrales (donde se ubican los usuarios de las redes) que se explotan en formato intensivo sin darles libertad para moverse cómo y dónde quieran. Son corrales, no en un marco libre y regulado en defensa de los intereses públicos.

Mientras tanto, el problema ha tomado también otros derroteros. ¿De qué nos va a servir una regulación pública de las redes cuando regulador y regulado son el mismo? ¿O no es lo que va a suceder cuando Musk entre en la administración de la Casa Blanca? ¿Alguien piensa que los dueños de las redes instalados en el control de las Administraciones Públicas van a tomar decisiones que supongan tirar piedras a sus tejados? Por sus hechos hasta la fecha los podemos conocer y la práctica demuestra que cualquier movimiento suyo va a ir directamente vinculado a su mayor beneficio posible. Mientras tanto echan flores a los corrales y los acorralados se las echan entre sí.

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Ramon-Jordi Moles Plaza es jurista y analista.

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