El pico de la gripe, el colapso que cada año prueba que la sanidad pública sobrevive al límite

Más de 24 horas en una silla de un servicio de urgencias que tiene hasta otros 41 pacientes repartidos por varias camas en sus pasillos. No es una imagen nueva. Los profesionales del Hospital 12 de Octubre de Madrid denuncian con cierta periodicidad que no llegan. Que no hay camas suficientes en planta. Y que es difícil ofrecer una atención de calidad en esas condiciones. Es un problema estructural, pero que ha estallado (otra vez) esta última semana, coincidiendo con una expansión de un virus de la gripe que también está poniendo en jaque a otros hospitales de toda España. Un año más ha faltado vacunación, ha faltado previsión y ha faltado, además, un plan global. Los consejeros del PP bloquearon el que el Ministerio de Sanidad intentó aprobar el pasado mes de diciembre. "Fue muy lamentable. Se tomó la decisión por pura estrategia política, no por lógica sanitaria", lamenta el epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en situaciones de crisis de la OMS Daniel López Acuña.
Ocurre cada año y siempre por las mismas fechas. Con la llegada de la temporada de otoño e invierno vuelven los tres virus respiratorios que ponen a prueba, también, lo que aprendimos de la pandemia de coronavirus: el de la gripe, el covid y el sincitial. Los últimos datos publicados por el Instituto de Salud Carlos III este jueves —correspondientes a la situación de la semana de entre el 30 de diciembre y el 5 de enero— muestran que la tasa de infecciones que han supuesto un ingreso en los hospitales es ya de 23 casos por 100.000 habitantes, un 16,7% más que una semana antes. Los vistos en atención primaria, por su parte, son ya 639,8, un 13,6% más.
Pero casi todas estas cifras son responsabilidad de la gripe. En concreto, la influenza ha pasado en tan sólo una semana de una tasa estimada de 134 casos detectados en centros de salud a 200,9 (un 50% más), mientras que la de los ingresos hospitalarios casi se ha duplicado, al pasar de los 2,5 casos por cada 100.000 habitantes que registró la última semana de 2024, a 4,7 en la primera de 2025. "El impacto y la presencia de la gripe está siendo particular. En las últimas dos semanas, de hecho, ya ha rebasado los umbrales epidémicos", señala López Acuña. No se espera además que el fin esté cerca. El experto de hecho estima que seguirá así, al menos, otras dos semanas. Y eso puede ocasionar todavía muchos más problemas. "No podemos banalizarlo porque estos virus pueden ser severos en población de riesgo. La letalidad de los ingresados por covid alcanza el 6% y la de los ingresados por gripe está ya en el 2%. No es pecata minuta", advierte.
Sin prevención suficiente
La relación está clara: si los contagios crecen, es más probable que lo hagan también entre personas mayores y enfermos crónicos. Y eso incrementa la mortalidad de los virus. Pasó durante la pandemia y pasa ahora. Por eso la prevención no sólo es importante, sino crucial. Y este año no ha sido suficiente. "No se ha hecho lo que se tendría que haber hecho. En primer lugar, porque no se ha conseguido una adecuada cobertura de vacunación", lamenta.
Es algo que lleva pasando ya varios años. Según los datos del Ministerio de Sanidad, en 2022 se vacunó el 50,8% del personal sanitario, casi diez puntos menos que en 2021 (59,9%) y quince puntos por debajo de 2020 (65,6%). En cuanto a los mayores de 74 años la cobertura contra la gripe perdió un punto entre 2021 y 2022, prácticamente lo mismo que perdieron los mayores de 64. En 2023, por su parte, sólo se vacunaron el 43,7% de los sanitarios, el 74% de los mayores de 74 y el 66% de los mayores de 64.
Este año la Asociación Española de Vacunología ya alertó de que todo apuntaba a que los números bajarían todavía más. El 3 de diciembre, dos meses después del inicio de la campaña, la organización científica lamentó que sólo se había vacunado un 56,3% de los mayores de 65 años, una cifra muy lejana de los estándares fijados como ideales por las autoridades sanitarias, que hablan de la necesidad de cubrir al 75% de esa población diana.
La pregunta es por qué. No parece, al menos a priori, que sea porque ha crecido el porcentaje de población antivacunas. Según el último barómetro sanitario del CIS, una inmensa mayoría del 89,4% de los españoles cree que vacunarse es una buena manera de protegerse de las enfermedades y el 85,9% sigue las recomendaciones de los profesionales sanitarios respecto de la vacunación. Un 27%, a pesar de ello, cree que provocan efectos adversos en la salud.
¿Entonces, qué es lo que ocurre? Según López Acuña, es necesaria una mayor "conciencia de la población", pero también una mayor "contundencia de las autoridades".
Problemas estructurales
Ahí está la clave para los profesionales sanitarios. La gripe regresa cada otoño y prácticamente en todas las temporadas los servicios de atención primaria y de hospitales se ven, cuanto menos, tensionados. "Eso lo que hace es denotar, por desgracia, que el déficit de plantillas es estructural y que falta una adecuada gestión y organización", denuncia Ángela Hernández, del sindicato médico madrileño Amyts.
El Hospital 12 de Octubre es el mejor ejemplo. Sus profesionales, en un comunicado publicado este martes, lamentaron que "la situación de colapso" que sufre el centro "está mediada fundamentalmente por una infradotación crónica del personal médico" y del de enfermería. Según sus cálculos, hacen falta 25 nuevos facultativos. Pero no llegan. Y mientras tanto, señalan, se ha incrementado la asistencia anual un 47% en una década. "En áreas de gravedad alta donde hay 42 puestos disponibles con cama, estamos atendiendo a casi 60 pacientes, con los mismos recursos de medicina y enfermería, regularmente durante todo el año y no solo en el pico de invierno ocasionado por el aumento de infecciones respiratorias como la gripe", denuncian.
"Cuando llega algo que se sale de lo normal, como esta temporada de virus, la sobrecarga ya es absolutamente tremenda", lamenta Hernández.
Ocurre así en todas partes. "Todo el mundo sabe lo que va a pasar cuando llega el frío, pero nadie pone remedio. Y así pasa año tras año", afirma Javier Martínez, secretario de Sanidad, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de UGT-Servizos Públicos de Galicia. Allí, según informa, la "tónica común" en todos los hospitales es la misma: "saturación por enfermedades respiratorias, gente en pasillos, plantas saturadas, etc.". "En algunos hospitales de Euskadi ha habido días con esperas de cuatro o cinco horas y en algún caso han llegado a ocho. Muchos podrían haber sido atendidos en centros de salud, pero los pacientes dice que no les daban cita", señalan por su parte desde el Sindicato Médico de Euskadi.
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Y la historia se repite también en Andalucía, donde CCOO lamenta que no han dejado de subir los ingresos en menores de un año y mayores de 79. Y en la Comunitat Valenciana, donde centros como La Fe acumulan han llegado a tener hasta 44 pacientes en urgencias esperando una cama.
Las medidas, en función del Gobierno de turno
La situación ha provocado que cada comunidad decida, por su cuenta, si toma o no medidas. Y así, según ha informado EFE, Andalucía ha activado su Plan de Alta Frecuentación a principios de diciembre, que consta de cuatro fases en función de la demanda; Aragón ha dirigido a los profesionales sanitarios de centros médicos, sociosanitarios y de servicios sociales una instrucción que recomienda la mascarilla, que pueden hacer obligatoria si así lo deciden sus direcciones; y Cataluña tampoco descarta la medida, puesto que su sindicato médico Metges de Catalunya también habla de saturación.
Todas estas medidas se están tomando ante la falta de un plan común, que es lo que pretendía aprobar el Ministerio de Sanidad para evitar lo que tuvo que hacer el año pasado, cuando acabó imponiendo el uso de mascarilla en los centros sanitarios de todo el país. Los técnicos ministeriales y autonómicos lograron avanzar en un documento de medidas que, sin embargo, no pasó después el filtro de la Comisión de Salud Pública, donde los directores generales de las autonomías del PP se negaron a votarlo.