Activismo versus 'pasivismo'

José Antonio Alfaro Gómez

Entre otras cuestiones, el fenómeno de las nuevas tecnologías en el sector de la comunicación, unido a la globalización, han propiciado que los cambios de orden político y social se sucedan ahora con mayor frecuencia y profundidad. Cabe preguntarse qué subyace a la aceleración de las dinámicas de cambio, así como cuál es la dirección de los cambios que experimentamos. Da miedo vislumbrar la respuesta a la segunda pregunta, así que pondré el acento en relación a la primera cuestión ampliando el concepto del activismo, y destacando las negativas consecuencias del pasivismo

El María Moliner viene a definir al activista como una persona que, más allá de las ideas de cambio necesarias para un grupo social concreto, o la sociedad en su conjunto, se implica en la acción necesaria para que ésta vea la luz. Sin embargo, el pasivista (término inventado por un servidor) respondería justamente al perfil opuesto: aquella persona que independientemente de cuáles sean sus ideas e intereses, no hace, no se implica ni invierte tiempo, energía y dinero en causas sociocomunitarias. Sería metafóricamente ese a quien en las manifestaciones gritamos ”No nos mires, únete”…

Según lo dicho con respecto al activismo, su existencia tendría dos vías funcionales concretas, una en la de catalización de ideas, intereses y necesidades, otra en la mediación e intervención para conseguir garantizarlas. A menudo este activismo es socialmente etiquetado por el discurso ultraderechista como “buenismo”. Es lógico puesto que su ideología defiende los intereses del poder y la riqueza por encima de los de la justicia social y la ciudadanía. Sin embargo, inserto en el juego de los opuestos, quisiera poner el foco en el “malismo”, que respondería a aquel perfil que se dedica en cuerpo y alma a poner palos a la rueda de la evolución, invirtiendo tiempo, energía y dinero activísimamente en la involución. Encontramos botones de este modelo de activismo en los grupos antiabortistas y “provida”, grupos lobistas varios como el de Abogados Cristianos, influencers al servicio de sus pagadores, grupos antifeministas, antiecologistas, antiinmigración, anti derechos LGBTI…etc. Todo esto responde a un tipo de activismo que está en auge, con prácticas cada vez más violentas que de darse en el activismo buenista, tendrían una respuesta más contundente por parte de la política, las instituciones policiales y de seguridad del Estado y la justicia de nuestro país. Como ejemplos pensad en lo que está costando sacar del Congreso al seudoperiodismo fascista, o la derogación de la ley mordaza; pensad cómo se llevaron por delante al juez Garzón, cómo “va pa´lante” lo del Fiscal General del Estado, o cómo reventaron a Podemos.

Quisiera poner el foco en el “malismo”, aquel perfil que se dedica en cuerpo y alma a poner palos a la rueda de la evolución, invirtiendo tiempo, energía y dinero activísimamente en la involución

Con respecto al segundo grupo al que se refiere este texto, el del pasivismo, solo me queda intentar convencer a todos aquellos y aquellas que se identifican con las causas buenistas, aquella gente de bien racionalmente capaz de entender los hechos que nos acontecen, aquellos alejados de la emocionalidad del malestar y los discursos simplistas y encendidos, pero que, a día de hoy, no se atreven a dar un paso en una protesta pacífica ciudadana, o a donar algo de dinero a una organización defensora de una causa justa, o apoyar a un medio de comunicación independiente, o a hacer un voluntariado social, a todos ellos y ellas les pido desde esta modesta tribuna que se pasen al activismo buenista, que al menos salgan de su silencio y señalen y visibilicen la inquina que nos rodea disfrazada de libertad. 

Sin duda es una falsa libertad aquella que se mide solo dentro del perímetro de nuestro propio ombligo. El emperador del

Sin duda es una falsa libertad aquella que se mide solo dentro del perímetro de nuestro ombligo. El emperador del ultraderechista muy patriota y mucho patriota dijo a sus huestes “quien pueda hacer que haga…”; eso en román paladino significa señores pasivistas formen parte de las filas activistas… ¡Pues eso! 

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José Antonio Alfaro Gómez es socio de infoLibre.

Entre otras cuestiones, el fenómeno de las nuevas tecnologías en el sector de la comunicación, unido a la globalización, han propiciado que los cambios de orden político y social se sucedan ahora con mayor frecuencia y profundidad. Cabe preguntarse qué subyace a la aceleración de las dinámicas de cambio, así como cuál es la dirección de los cambios que experimentamos. Da miedo vislumbrar la respuesta a la segunda pregunta, así que pondré el acento en relación a la primera cuestión ampliando el concepto del activismo, y destacando las negativas consecuencias del pasivismo

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