El mundo de la política está revuelto. Los herederos y defensores de un pasado totalitario y antidemocrático, léase fascismo camuflado en neoliberalismo, quieren otra vez dominar el mundo utilizando el engaño para infiltrarse en las instituciones democráticas. No olvidemos que Hitler fue elegido democráticamente y fue aclamado por millones de alemanes. Hasta los niños levantaban el brazo al paso del dictador. Lo mismo pasó aquí, en España. Derrotada la República, Franco entró en Barcelona vitoreado por una población sufridora y atemorizada por el miedo. Por eso y otros factores impulsados por el miedo pasó lo que pasó. Aquella población que se escondía tras los cristales teñidos con el vaho del miedo parece conformarse. No podemos olvidar que Trump fue elegido y se convirtió en presidente de un país, que siempre fue representado como ejemplo de democracia, por más de 70 millones de ciudadanos. En Rusia, otro que se erige como monarca absoluto, Putin, gobierna un pueblo muy acostumbrado a sufrir y que su voto es papel mojado. En Europa, ni un líder llama a la puerta, así nos va. Hasta la representación de un estado sionista y cruel cantará de nuevo en Europa. Otra vez campo de batalla en Ucrania. En España, para qué contar, el dictador eligió a un rey, se hizo una Constitución sin previo periodo constituyente bajo la sombra de sables, y un partido político, los herederos de Alianza popular, la mitad franquista, parasitó instituciones clave del Estado. Controla la sala segunda del Supremo “por detrás”.
Pero bajemos un escalón y peguémonos a la calle. El divorcio entre ciudadano y la res publica va en aumento y este problema se está haciendo crónico, de difícil tratamiento. Quizás la mayor razón para esa peligrosa deriva de un partido, que debería ser oposición, hacia un extremo cargado de ideología fascista. Los problemas del ciudadano no se están resolviendo. ¿Qué está pasando con la Sanidad Pública?, el único CAMBIO REAL, sin transición, que se hizo con éxito. Aparte del turismo, principal fuente de divisas, la calidad de la medicina de España es comentada y admirada en todo el mundo. Pero fuerzas ocultas antes – pero no ahora– quieren enterrar lo mejor que se hizo. Generaciones de médicos, ya en las postrimerías del franquismo, iniciaron la gran trasformación de la sanidad, con ideas y perfecta formación. Hay una crisis brutal que puede tirar por tierra tanto esfuerzo. Este sistema público, vital para cualquier ciudadano de derechas o izquierdas, puede irse al trastero si el ciudadano y las fuerzas vivas siguen mirando por la ventana o muestran tibieza sin la contundencia que se merece para parar el desastre. Las pésimas políticas sanitarias que en muchas comunidades del PP se están llevando a cabo están minando el derecho constitucional a la salud, o lo peor, tirar por tierra lo conseguido. Gran cantidad de votantes siguen votando a los alumnos de los agoreros de otra contrarreforma que solo insulta porque desconoce la dialéctica política. ¿Ignorancia?, ¿maldad? Y lo grave, utilizando la palabra libertad. Más que utilizarla la pisotean. El médico o sanitario empleado de la Sanidad Pública, se escapa a la privada. No les falta razón. Están desmotivados. Esta palabra –que es un desastre para la buena marcha de cualquier empresa– está incrustada en los profesionales sanitarios que abandonan el barco ya desde décadas pasadas. Es como la fibrosis en las enfermedades crónicas. Llega un momento en que no hay retorno y el órgano deja de funcionar.
El divorcio entre ciudadano y la res publica va en aumento y este problema se está haciendo crónico, de difícil tratamiento. Quizás la mayor razón para esa peligrosa deriva del PP hacia el fascismo
Son momentos de gran debate de Estado, porque la conquista de la Salud, la Vivienda y la Educación es política de Estado, y se tarda demasiado en un compromiso que debería ser primordial en cualquier gobierno que se autoidentifica como progresista. Quizás otra razón o causa del abandono del ciudadano por la res publica. En el Congreso, y no digamos el Senado, uno insulta y el otro se defiende. ¿Cabe mayor corrupción que la dejación de funciones y responsabilidades en política? No olvidemos que la privatización de la salud es hacer caja o como mínimo no perder y trasformar al médico en un mercader. El costo castigará a la población que no podrá pagar, y el objetivo de la universalidad de la salud no se podrá cumplir. Separará aún más a los ciudadanos según su nivel económico, dejando muertes por el medio del camino, como ya se está viendo.
Por supuesto, hay que hacer cambios importantes en la Gestión Sanitaria. Los costes son muy superiores cada año que avanza la ciencia, pero nunca bajando los impuestos necesarios. No todos tenemos que prestar servicios exclusivos tan necesarios, pero hay hospitales y centros sanitarios que exigirán para cumplir con su excelencia ya no solo exclusividad sino dedicación plena, pero habrá que pagarla. No engañemos a la gente, buena asistencia, utilización de grandes equipamientos, exigente docencia e investigación, no se puede hacer en una jornada de 8 a tres de la tarde, comer por el camino e ir a cumplir con otra empresa.
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Eduardo Vazquez Martul es socio de infoLibre.
El mundo de la política está revuelto. Los herederos y defensores de un pasado totalitario y antidemocrático, léase fascismo camuflado en neoliberalismo, quieren otra vez dominar el mundo utilizando el engaño para infiltrarse en las instituciones democráticas. No olvidemos que Hitler fue elegido democráticamente y fue aclamado por millones de alemanes. Hasta los niños levantaban el brazo al paso del dictador. Lo mismo pasó aquí, en España. Derrotada la República, Franco entró en Barcelona vitoreado por una población sufridora y atemorizada por el miedo. Por eso y otros factores impulsados por el miedo pasó lo que pasó. Aquella población que se escondía tras los cristales teñidos con el vaho del miedo parece conformarse. No podemos olvidar que Trump fue elegido y se convirtió en presidente de un país, que siempre fue representado como ejemplo de democracia, por más de 70 millones de ciudadanos. En Rusia, otro que se erige como monarca absoluto, Putin, gobierna un pueblo muy acostumbrado a sufrir y que su voto es papel mojado. En Europa, ni un líder llama a la puerta, así nos va. Hasta la representación de un estado sionista y cruel cantará de nuevo en Europa. Otra vez campo de batalla en Ucrania. En España, para qué contar, el dictador eligió a un rey, se hizo una Constitución sin previo periodo constituyente bajo la sombra de sables, y un partido político, los herederos de Alianza popular, la mitad franquista, parasitó instituciones clave del Estado. Controla la sala segunda del Supremo “por detrás”.