El nerviosismo de Feijóo
A estas alturas de la legislatura, y a pesar de las dificultades que está atravesando el Gobierno para aprobar leyes en el Congreso, resulta evidente que la posición de Feijóo como líder del PP no pasa por un buen momento. Las encuestas de valoración de líderes no le sitúan bien, ni siquiera entre los propios votantes del partido de Génova. Según el último barómetro del CIS, enero de 2025, Casado tuvo en su peor momento –poco antes de ser defenestrado por su partido– 4,3 puntos más que los obtenidos ahora por Feijóo. Pero más allá de los datos –ya sabemos del cuestionamiento general de las encuestas del CIS–, la realidad es que el líder de un partido va perdiendo apoyos cuando no consigue, en el transcurso del tiempo, los objetivos que se ha marcado. No digamos si metemos en esta ecuación a la lideresa madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que, a pesar de la polémica por los presuntos delitos fiscales que afectan a su novio, mantiene un alto nivel de liderazgo.
Pero hechas estas apreciaciones, veamos cómo ha sido el recorrido de Alberto Núñez Feijóo desde que llegó a Madrid para sustituir al frente del Partido Popular a Pablo Casado. Desde el primer momento quiso marcar un perfil moderado, de hecho, esta era la imagen que tenía por su gestión en su Galicia natal. Una vez en Génova, Feijóo procuró desvincularse de las relaciones del PP con Vox. Sin duda este fue el motivo por el que alegó “problemas de agenda” para no acudir, en abril de 2022, a la investidura de Fernández Mañueco como Presidente de Castilla y León, la foto con Vox habría sido inevitable. Pero Feijóo, al igual que los anteriores líderes del PP, se movió inevitablemente “entre dos aguas” para pescar votos en el ansiado centro político, al que nunca llegan los populares, y la necesidad de no defraudar a los sectores del partido más próximos a Vox. Esto lleva inevitablemente a contradicciones y a vaivenes políticos que sin duda han perjudicado al presidente del PP. Un buen ejemplo de estas contradicciones lo vimos en las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. En el primer año de su mandato, y en ese “ánimo conciliador” que tenía Feijóo, estuvo a punto de firmar el acuerdo para renovar el CGPJ, pero la víspera de la reunión acordada en la Moncloa para tal fin, las “fuerzas vivas y mediáticas” del PP, Ayuso y El Mundo, se encargaron de “avisarle” de que no debía dar ese paso. La excusa o motivo en ese momento fue que el Gobierno estaba negociando con ERC la reforma del delito de sedición. Es evidente que Feijóo cedió a las presiones que recibió en ese momento. Esa falta de autoridad, esa debilidad del líder popular, ha marcado su trayectoria y le ha perjudicado. En esos primeros tiempos, al no ser diputado, las confrontaciones parlamentarias con Pedro Sánchez las llevó al Senado, y allí tuvo sonados fracasos y muestras de su ignorancia en temas económicos, como cuando confundió la prima de riesgo con los tipos de interés. Pero además de las contradicciones y su debilidad como líder frente a Pedro Sánchez, su fracaso al no conseguir la investidura a pesar de ganar las elecciones generales de 2023 ha añadido a su trayectoria una alta dosis de frustración. Feijóo ha desarrollado también estrategias aparentemente exitosas, en concreto la de aparecer como “víctima” de supuestos insultos de Pedro Sánchez y su gobierno (leer aquí), que se le volvían en contra al contrastarlas con la realidad de los hechos.
Esa falta de autoridad, esa debilidad del líder popular, ha marcado su trayectoria y le ha perjudicado
Entre los siguientes “episodios” de la trayectoria de Núñez Feijóo como líder del PP, está la movilización en la calle contra la Ley de Amnistía aprobada finalmente en el Congreso de los Diputados. Feijóo, jaleado por Ayuso y los sectores más duros, llevó a su partido a una situación límite que le acercó inevitablemente a Vox y acabó definitivamente con su supuesta imagen de moderación. Para colmo, en los intentos de negociar apoyos para su fracasada investidura, salieron a la luz sus contactos con Junts, el partido del “prófugo” y denostado Puigdemont. Contactos que fortalecieron a Vox y provocaron el rechazo de los votantes del PP más próximos a la extrema derecha.
Dos notas más, sin duda importantes, para completar la singladura de Feijóo al frente del Partido Popular. La terrible Dana que ha afectado a Valencia ha puesto en evidencia de nuevo la debilidad del líder del PP al ser incapaz de forzar la dimisión de Carlos Mazón tras su vergonzosa gestión de esta catástrofe natural. Feijóo pidió encarecidamente al Gobierno que aplicara el nivel 3 de emergencia nacional para que fuera Pedro Sánchez quien asumiera la gestión y así quitara del medio al impresentable barón popular de los valencianos. Nos encontramos ahora en lo que podría ser el último capítulo del inconsistente y contradictorio liderazgo de Feijóo. El PP votó hace unos días en contra de un Real Decreto que, entre otras medidas de carácter social, incluye la subida de las pensiones según el IPC. El objetivo de los populares con esa votación, en la que los acompañó el partido de Puigdemont, era debilitar al Gobierno y forzar el ansiado adelanto electoral con el que sueñan en Génova para llevar a su líder a la Moncloa. Pero nos encontramos ante un nuevo fracaso estratégico, porque es difícil, por no decir imposible, que el Partido Popular logre librarse de su responsabilidad por votar en contra de la subida de las pensiones y convencer a los pensionistas, y a los ciudadanos en general, de que el culpable de que no se suban las pensiones es el Gobierno por incluir otras medidas que no eran del agrado del PP y de “sus nuevos aliados” de Junts. Además, los populares llegaron al absurdo de votar en el Congreso en contra de la subida de las pensiones y luego salir a la calle a pedir firmas a la gente para que el Gobierno suba las pensiones.
En esta tesitura, y ante el previsible nuevo fracaso de Feijóo en su estrategia para abortar la legislatura y forzar a Pedro Sánchez al adelanto electoral, su nerviosismo y contradicciones son evidentes. Nadie tiene la seguridad de que el Gobierno pueda superar las dificultades para alcanzar acuerdos que le permitan aprobar leyes y sobre todo la más importante de ellas, los Presupuestos Generales del Estado, pero mientras que la capacidad de resistencia de Pedro Sánchez es incuestionable, la fortaleza y continuidad del liderazgo de Núñez Feijóo está más en el aire que nunca.
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Rafael Sánchez Sánchez es analista político y socio de infoLibre.