Los cines retumban con el '¡no pasarán!' de Pasionaria: "Hoy nos daría pautas para enfrentar el avance fascista"

"El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!"

Este es el célebre discurso pronunciado por Dolores Ibárruri la medianoche del 18 al 19 de julio de 1936 a través de los micrófonos de Unión Radio Madrid –instalados en la sede del Ministerio de Gobernación, luego Dirección General de Seguridad y hoy Real Casa de Correos y sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid–, llamando a todo el pueblo madrileño a resistir ante el alzamiento de los militares sublevados contra la Segunda República.

Un alegato que vuelve a la actualidad gracias a Dolores Ibárruri. Pasionaria, la película documental dirigida por Amparo Climent que a partir de este viernes hará resonar las palabras de la histórica dirigente comunista, retratada en la pantalla grande como una mujer cuya larga y comprometida vida (1895-1989) sintetiza de alguna manera todo el siglo XX "con sus luchas, guerras, logros, desgracias y con sus avatares", resume a infoLibre Lola Ruiz-Ibárruri.

Y es que, tal y como relata su nieta, Dolores nació en el seno de una familia minera vizcaína y, aunque quiso ser maestra, por "retraso de la mentalidad" de la época, no pudo ir a estudiar a Bilbao y se dedicó a las "labores propias de su sexo", esto es, servir, coser, casarse, "tener hijos, perder hijos, a ser mujer de un minero combativo, luchador, bebedor, como todos ellos". Esta vida, esta "desgracia personal", provocó en ella un "efecto inesperado" que la llevó a empezar a escribir, con tan solo 18 años, en el periódico 'El minero vizcaíno'.

Unos primeros pasos en la lucha de la futura Pasionaria de los que no hay ningún rastro —"no tenemos ningún ejemplar de ese periódico, por favor, si alguien sabe algo de dónde podemos encontrar uno, lo necesitamos", pide Ruiz-Ibárruri—, pero que forjaron el carácter de la vida de una chica que "a los 18 años toma conciencia de la vida de la clase trabajadora en España de principios del siglo XX" y emprende el camino sin retorno que marcará toda su existencia y que alcanzará su plenitud en prensa escrita con sus textos en Mundo Obrero, y también con sus discursos radiofónicos para "mover conciencias".

Dolores está presente, vive en ese avance de la ultraderecha con su grito de 'no pasarán'

Una mujer anticipada a su tiempo, que llegó a ser la primera dirigente de un partido político en España, siendo encarcelada varias veces. Se convierte así en una figura esencial de la Segunda República y la guerra civil, y no deja tampoco de serlo durante sus cuatro décadas de exilio en la Unión Soviética. A su regreso a España en 1977, es elegida de nuevo disputada en las primeras elecciones democráticas y, "a pesar del pelo blanco, a pesar de los avatares, dramas y la pérdida de sus hijas y su hijo", ella sigue "teniendo la misma fortaleza, la misma convicción de que la democracia es posible y el único camino", por lo que anima a trabajarla y ejercerla todos los días "a través del voto, las reivindicaciones, los movimientos sociales, la emancipación de toda la sociedad", destaca Ruiz-Ibárruri.

Y todavía añade: "Esta película es un enorme fresco de la vida de España en el siglo XX, desde un pueblo minero hasta el Parlamento. Es el largo camino que hace nuestra sociedad, y es el largo camino de una mujer que personifica en gran medida una parte de España, del siglo XX". Dolores, sin embargo, es también una "figura de hoy en día", no solo de una época pasada, tercia Climent, agregando a infoLibre: "Dolores está presente, vive en ese avance de la ultraderecha con su grito de 'no pasarán'. Es una líder que hoy en día estaría aquí en primera fila llamándonos a la lucha a todos y a todas. Tenía una capacidad visionaria de la situación política, hoy en día nos daría unas pautas muy interesantes para enfrentarnos a este avance fascista que está resurgiendo en toda Europa y en todo el mundo".

Otra de las consignas que ella utilizaba durante el exilio era 'pasaremos, volveremos, España volverá a ser democrática'

A través de imágenes y grabaciones de archivo, testimonios, música e incluso poemas, el film se convierte en una visión profunda y humanizada de Dolores Ibárruri. Una biografía emocional, unida a los grandes acontecimientos de su vida y su impacto en la sociedad. Dolores y su nieta, Lola, nos conducen por los caminos más íntimos del amor, nostalgias, pérdidas y soledades. "Ha habido un trabajo muy elaborado de investigación en archivos, en entrevistas, en gente que la conoció, gente que no la conoció pero que la tenía como referente", señala Climent, quien relata la vida de Pasionaria con una narrativa más íntima y personal, sin perder nunca el impacto en la colectividad, que va más allá del documental televisivo.

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De esta manera, se cuentan los momentos más dolorosos de su vida, como la perdida de sus cuatro hijas en "condiciones de miseria y el pozo más negro de la minería" para mostrar cómo esa mujer, "con todo eso que le está pasando, es capaz de remontar y de llevar la antorcha de la lucha por todo el mundo", detalla la directora. "Ella tiene conciencia de clase y entiende que la solución a los problemas no es llorar y lamentarse, sino que hay que luchar y enfrentarse a ellos, exigiendo mejoras para las condiciones laborales y sociales", continúa. "Y entiende que con la lucha es la única manera de conseguirlo, por eso ella siempre decía, 'no hay que llorar, hay que luchar'. Su discurso está muy vigente ahora mismo", apostilla Climent.

Tal era su determinación, que nunca decayó. "Otra de las consignas que ella utilizaba durante el exilio era 'pasaremos, volveremos, España volverá a ser democrática'", rememora Ruíz-Ibárruri, resaltando que su deseo de volver a su país era parte también de su fortaleza: "Ella siempre decía 'yo voy a vivir, yo voy a vivir, yo tengo que vivir para regresar a España y para ver el restablecimiento de la democracia. Lo prometo. Y si hay que vivir como Matusalén, se vive como Matusalén, pero es mi sueño y lo voy a cumplir'".

Lo consiguió, regresó. Y, no solo eso, sino que volvió a ser diputada, convirtiéndose así en un puente democrático que unía el principio y el final de los cuarenta largos años de franquismo. Un emblema, la personificación de la supervivencia desde la distancia, la encarnación en la transición de una república lejana pero todavía latente en ella. Eso le granjeó un inmenso cariño popular que atravesaba varias generaciones y que se manifestó en su cortejo fúnebre en las calles de Madrid, abarrotadas con "medio millón" de personas el 16 de noviembre de 1989. "Despedían a la mujer y al mito, también a una época muy convulsa", afirma su nieta. "Y despedían una parte de su propia historia", remata la directora.

"El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!"

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Esta película documental cuenta también con la colaboración de Aida Sánchez Montero, Azucena Rodríguez, Carmen Calvo, Cristina Almeida, Enrique Santiago, Fernando Hernández Sánchez, Jaime Ruiz Reig, Julieta Serrano, Mario Amorós, Marisa Castro, Mirta Núñez, Paquita Sauquillo, Teresa Aranguren, Víctor Díaz Cardiel y Willy Meyer.