Ni "multitudes violentas" ni "caos": la realidad de las protestas en Los Ángeles que desmiente a Trump

Patricia Neves (Mediapart)

Son alrededor de las 19.30 h del domingo 8 de junio cuando empieza a caer la noche sobre Los Ángeles. Según la cadena ultraconservadora Fox News, la situación en el lugar es “caótica”. Tanto es así que los periodistas de la cadena han colocado en la parte inferior de la pantalla un banner destinado a proteger al público joven advirtiendo de que el contenido podría ser inapropiado.

En la pantalla, precisamente, un manifestante anti-ICE (Immigration and Customs Enforcement), la policía de inmigración, se encuentra en un puente que cruza la autopista 101. El individuo parece querer incendiar un vehículo policial, aparcado abajo en la autopista. El fuego es extinguido inmediatamente por las fuerzas del orden.

El periodista de Fox News se sorprende. En medio de tal “caos”, se pregunta por qué no se ha cortado el tráfico en ambos sentidos en la enorme arteria que conecta la costa oeste de norte a sur y que ha sido durante toda la tarde uno de los principales puntos de tensión entre los “agitadores” y la policía.

En realidad, ante la evidencia de las imágenes filmadas por sus propios equipos, Fox News se ve obligada a reconocer que hay “muy poca gente” en el puente. Después de tres días de tensiones entre manifestantes y el ICE, en un contexto de oleadas de detenciones de extranjeros indocumentados, quedan pocos puntos de enfrentamiento en toda la ciudad. El “caos” descrito por la cadena es bastante exagerado.

Según un recuento del New York Times, solo unos “centenares” de personas se reunieron en ese punto de la autopista 101 y en otros lugares de Los Ángeles. A las 19.30 horas, algunos grupos de manifestantes seguían ocupando algunas calles, por ejemplo en el barrio de Downtown, donde se produjeron enfrentamientos, en ocasiones violentos, a primera hora.

Se prendió fuego, por ejemplo, a algunos taxis sin conductor de Waymo, pero en general las manifestaciones fueron “limitadas”, explica el gran diario. La policía de Los Ángeles anunció durante la noche en la red social X que el centro de la ciudad había sido declarado “zona de prohibición de reuniones”.

Aparte de dos o tres áreas de tensiones, la ciudad, que acogía este domingo la marcha del Orgullo, desfile anual en defensa de los derechos de las personas LGTBIQA+, funcionó con normalidad. Sin embargo, desde Washington, Donald Trump ofreció una versión muy diferente de los hechos. “Multitudes violentas e insurrectas invaden y atacan a nuestros agentes federales para intentar poner fin a nuestras operaciones de expulsión”, afirmó en su red social, Truth Social.

El presidente, lamentando la situación en Los Ángeles, una ciudad que, según él, se enfrenta a una “invasión de migrantes” y que, por lo tanto, debe “liberar”, firmó el sábado un decreto que permite el envío de la Guardia Nacional (2.000 agentes durante sesenta días). En contra de la opinión de las autoridades locales demócratas, empezando por el gobernador de California, Gavin Newsom.

Ese despliegue de fuerza, totalmente inusual, fue inmediatamente criticado por Newsom, que lo considera una medida “deliberadamente incendiaria”. El artículo 10 del Código de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, en el que se basa el decreto presidencial, solo autoriza el despliegue de las fuerzas de la Guardia Nacional Federal en caso de “rebelión” o “peligro de rebelión” contra el Gobierno. Pero la ciudad no tenía “ningún problema antes de la intervención de Trump”, aseguró el gobernador.

Choques a veces violentos, pero controlados

El envío de fuerzas, que podría ser impugnado ante los tribunales, brinda sin embargo a la Casa Blanca la oportunidad de demostrar que el presidente está cumpliendo una de sus principales promesas electorales, la expulsión masiva de indocumentados, al tiempo que ataca de manera directa a adversarios políticos a los que se opone violentamente desde hace varios meses.

El pasado mes de noviembre, Los Ángeles votó por unanimidad la creación de un estatus de “ciudad santuario”, que limita el intercambio de información y recursos entre las autoridades locales y la policía de inmigración. A pesar de esas precauciones, sobre el terreno, en Los Ángeles y en todo el país se han acelerado en los últimos días las detenciones de migrantes sin permiso de residencia válido.

Su número aumentó considerablemente la semana pasada, según el ministerio de Seguridad Nacional (DHS). La Administración Trump ha pasado de 600 a 2.000 detenciones diarias. Esas operaciones policiales, cada vez más controvertidas, están dirigidas contra “los delincuentes” indocumentados, pero también contra simples trabajadores, que ahora son perseguidos en sus centros de trabajo. Varios sectores de la economía estadounidense, en particular el de la construcción, dependen de esos trabajadores indocumentados.

A unos cuarenta kilómetros al sur de Los Ángeles, en la pequeña ciudad obrera y latina de Paramount, se produjeron enfrentamientos el sábado por la mañana, después de que se difundiera la noticia de una operación del ICE en las inmediaciones de una tienda de bricolaje Home Depot, donde se reúnen habitualmente trabajadores inmigrantes en busca de unas horas de trabajo pagadas en negro. Las patadas y el lanzamiento de objetos contra los vehículos de las fuerzas del orden dieron lugar a disparos de balas de goma contra los manifestantes.

En Los Ángeles, el enfrentamiento con la policía había comenzado la tarde anterior en el barrio de Downtown, tras una operación de los agentes del ICE en una fábrica de ropa. Desde el viernes han sido detenidos en la región “cientos” de inmigrantes. Los manifestantes piden el fin de esas operaciones.

Entre ellos, Zander Calderón, de 36 años, declaró al New York Times que “conoce a varias personas que han recibido una orden de expulsión” e incluso que “un vecino se ha autoexpulsado”, abandonando el país por su cuenta.

“La amenaza es real”, insistió este joven manifestante. Si salió a manifestarse es porque teme “perder la libertad” en el futuro y “vivir bajo una dictadura”. Por su parte, el presidente Trump no ha descartado la posibilidad de invocar la ley de 1807 sobre la insurrección, que le permitiría desplegar “tropas en cualquier lugar”.

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“Se trata de una lucha para salvar la civilización”, añadió con desparpajo Stephen Miller, jefe adjunto de la Administración presidencial. Al final del domingo, sin embargo, la policía de Los Ángeles solo había detenido a diez personas.

 

Traducción de Miguel López

Son alrededor de las 19.30 h del domingo 8 de junio cuando empieza a caer la noche sobre Los Ángeles. Según la cadena ultraconservadora Fox News, la situación en el lugar es “caótica”. Tanto es así que los periodistas de la cadena han colocado en la parte inferior de la pantalla un banner destinado a proteger al público joven advirtiendo de que el contenido podría ser inapropiado.

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