El repunte del transporte, el turismo y la industria alejan a España de su objetivo de reducir la contaminación

La mejora de la economía española está lastrando los objetivos del Ministerio de Transición Ecológica. Más empleo, llegada récord de turistas, bajada del coste de la energía… son algunos de los buenos datos que dejó el 2024, pero si no se compensan con la electrificación de la economía, se traducen en mayores emisiones.
Durante el año pasado la movilidad por carretera y avión subió de forma drástica, incrementando el consumo de combustibles, mientras que la industria empezó a asomar la cabeza tras años de capa caída, lo que provocó una subida de la demanda de gas natural. Según las estimaciones provisionales del Basque Centre for Climate Change (BC3), las emisiones de CO₂ subieron en 2024 un 0,9%, de manera que España se aleja cada vez más de sus compromisos de 2030: reducir un 32% sus emisiones frente a 1990.
Cuanto más aumenta la contaminación de la economía española, mayor será el esfuerzo que hacer en los próximos seis años. Los expertos del BC3 advierten de que el año pasado se emitieron 278 millones de toneladas de CO₂ equivalentes —equivalentes porque se incluye en el cálculo otros gases de efecto invernadero como el metano—, y para alcanzar la cantidad objetivo de 2030 habrá que recortar esa cifra a un ritmo del 5,2% anual de aquí a 2030. España logró una reducción similar tras la crisis de 2008, pero en un contexto económico de gran recesión.
El incremento de la contaminación en 2024 fue liderado por el consumo de combustibles, especialmente en la aviación. La demanda de queroseno subió un 11,7% entre enero y noviembre del año pasado frente a 2023 (falta el dato de diciembre), según CORES, un organismo que depende de Transición Ecológica. El transporte por carretera también fue mucho más boyante, con una demanda de gasolina un 7,5% superior en los once primeros meses de 2024 respecto a 2023, y un 21% superior a la de ese periodo de 2019.
"El transporte ha sido sin duda el responsable del incremento de las emisiones", señala Luis Rey, analista del BC3. "Tanto el de carrera como la aviación han subido a un ritmo muy alto, mientras que las medidas para compensar esta contaminación parece que no están dando resultados. La venta de coches eléctricos está estancada y las políticas para fomentar el transporte público no se están notando en la demanda de combustibles" añade el experto. Las estimaciones de emisiones del BC3 son la principal referencia en España hasta que el Gobierno publique las cifras oficiales dentro de unos doce meses, ya que este centro colabora con el Ministerio de Transición Ecológica para elaborar estadísticas climáticas y económicas.
El incremento en la movilidad está estrechamente relacionados con el boom del consumo que sufrió el país el año pasado. Entre enero y diciembre llegaron 94 millones de turistas, un récord histórico y más del doble de la población española. El gasto medio de cada uno de ellos superó los 1.000 euros. Según CaixaBank Research, el consumo doméstico de los españoles también creció un 3,2% respecto a 2023, y el gasto en transporte se disparó un 8,6% entre los nacionales, aunque el desembolso en gasolina cayó un 1,4% por el abaratamiento de los combustibles, lo que fomentó todavía más el uso del coche.
La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, presentó hace unos días el dato de las emisiones totales de 2023, y reveló que cayeron un 7,6% frente a 2022. Precisamente sacó pecho de que la mejora de la economía de ese año (+2,7% de PIB) no impidió recortar la contaminación: "Ese paradigma del pasado de que no se puede crecer sin aumentar emisiones no es verdad. Nosotros somos un ejemplo", dijo Aagesen. Sin embargo, los datos preliminares de 2024 muestran que la tendencia de caída se ha frenado.
José Luis García, responsable de Cambio Climático, Energía y Movilidad en Greenpeace, también añade que la fiscalidad española y europea promueve los viajes por carretera y en avión, y hace un flaco favor a la política ambiental. "Los menores impuestos al diésel incentivan su consumo incluso sobre la gasolina, mientras que los vuelos internacionales están exentos de IVA. Estos sectores no están asumiendo toda la responsabilidad que deberían por contaminar", opina este experto.
La industria repunta y el único que mejora es el sector eléctrico
Otro sector que incrementó sus emisiones en 2024 fue la industria española. Desde 2020 no había logrado levantar cabeza, primero por la pandemia y después por el subidón de precios del gas, que obligó a parar y cerrar fábricas. Pero el año pasado vivió un pequeño despegue e incremento su consumo de gas natural un 4,1% frente a 2023, hasta los 176 TWh, según ha publicado este lunes Enagás, debido a que el coste de la energía comenzó a estabilizarse. El refino, la industria que más gas natural consume de todo el sector secundario, disparó su demanda un 14%, y también subió en construcción (4,4%) electricidad (2,7%), servicios (2,1%) e industria química farmacéutica (1,6%).
En el lado contrario, las energías renovables trabajaron realmente bien en 2024, y fue el año en el que el sistema eléctrico expulsó menos CO₂ a la atmósfera del histórico: 26,7 toneladas. Del total de electricidad generada en España el año pasado, el 55,8% fue renovable. La producción de luz en centrales de ciclo combinado cayó del 17,2% en 2023 al 13,2% en 2024, mientras que la generación hidráulica subió casi cuatro puntos porcentuales y la solar casi tres puntos. En resumen, producir un megavatio hora de electricidad emitió de media 0,12 toneladas de CO₂ en 2023, y en 2024 se redujo a 0,10 toneladas.