Los principios del hombre más rico del mundo

En el ascenso del nazismo, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, el ministro de propaganda de Adolf Hitler acordó poner a la venta un modelo de radio muy barato para que todos los alemanes tuvieran uno en su casa. Fue el inicio de la manipulación masiva. A través de una tecnología como la radio, el régimen nazi controló la forma de pensar de un país.

Hoy Elon Musk es el Joseph Goebbels de nuestro tiempo. Y su red social X, una enorme radio global a través de la que difundir su propaganda. El magnate va a ocupar una posición muy relevante en el gobierno de Donald Trump y en Alemania ya está apoyando en la campaña electoral a Alternativa para Alemania (AfD), un partido de extrema derecha que mantiene vínculos con el nazismo.

El empresario millonario tiene el poder de controlar el algoritmo que más efectos ejerce sobre la opinión pública. Y aspira a condicionar con su maquinaria mediática la estabilidad política de los países europeos. Ante esta amenaza, el presidente Emmanuel Macron y el propio Pedro Sánchez han avisado de que lidera una “internacional reaccionaria”. Una ola de extrema derecha cuyo modus operandi recuerda, en algunas cosas, a los principios propagandísticos que en su día desarrolló magistralmente Goebbels.

Hoy Elon Musk es el Joseph Goebbels de nuestro tiempo. Y su red social X, una enorme radio global a través de la que difundir su propaganda reaccionaria que recuerda a los principios comunicativos del nazismo

1/ Principio de simplificación y enemigo único: para la ideología reaccionaria, lo woke es el enemigo a batir, ya que representa todos los males del mundo. Con ese término, incluyen a todos los movimientos políticos progresistas que defienden los derechos de las mujeres, de la inmigración o de los colectivos vulnerables. 

2/ Principio de método de contagio: consiste en reunir a los líderes adversarios en una misma categoría. Por ejemplo, para la extrema derecha, Iósif Stalin, Nicolás Maduro, Kamala Harris o Pedro Sánchez son igual de comunistas. Incluso, Musk y la líder de AfD aseguraban esta semana en una conversación juntos emitida en X que Hitler también lo era.

3/ Principio de la transposición: se basa en achacar al enemigo tus propios errores, fallos o defectos. Por ejemplo, cuando Trump acusa a los periodistas y a los medios de mentir. O cuando los grupos ultraderechistas que cantan el Cara al sol frente a Ferraz llaman a Sánchez autócrata o dictador. 

4/ Principio de exageración y desfiguración: básicamente, es convertir cualquier anécdota en una amenaza grave. En la campaña presidencial de Estados Unidos, los trumpistas convirtieron a “las mujeres sin hijos y con gatos” en las culpables de los problemas del país. Aquí, la estrategia de vender a La revuelta como un programa político del Gobierno que venía a lavar cerebros a través de la Televisión pública funcionó durante meses.

5/ Principio de vulgarización: para que la propaganda sea efectiva, los mensajes tienen que ser directos, sencillos y asequibles. Eslóganes populistas vacíos de contenido como el “¡Viva la libertad, carajo!” de Milei, el “Comunismo o libertad” de Ayuso, el “American first again” de Trump o el “Ahora vosotros sois los medios” de Musk son perfectos para ser memorables por las masas.

6/ Principio de orquestación: la propaganda también debe reducirse a un número muy pequeño de ideas que se repitan constantemente. Por ejemplo, desde la campaña de 2016, Trump se ha presentado como una víctima perseguida por el establishment. En España, desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno con la moción de censura a Mariano Rajoy, se repite, desde muchos sectores, que es el presidente de un Gobierno ilegítimo. 

7/ Principio de renovación: consiste en emitir constantemente nuevas informaciones para que cuando el adversario responda a los ataques, la atención del público se haya ido a otro lado. En esto, Miguel Ángel Rodríguez, asesor de Ayuso, es el rey. Lo vimos cuando Pablo Casado tuvo que irse del PP por criticar a la presidenta de la Comunidad de Madrid o últimamente con el marco que ha impuesto en torno a la filtración de los correos en el caso de su novio. 

8/ Principio de la verosimilitud: se basa en construir argumentos a partir de globos sondas o informaciones fragmentarias. Por ejemplo, el marco del Estado fallido que se impuso entre los grupos reaccionarios tras la dana en Valencia o la constante vinculación entre inmigración y delincuencia en la que se basa el discurso xenófobo de la extrema derecha. 

9/ Principio de la silenciación: en este caso, este principio pretende acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario. Por ejemplo, en los últimos meses en nuestro país, no se habla de economía ni nadie presta atención al ministro Carlos Cuerpo porque los datos macroeconómicos van bien.

10/ Principio de transfusión: la propaganda, según Goebbels, se basa en un sustrato preexistente, en un complejo de odios y prejuicios tradicionales, a partir de los que difundir argumentos que despierten actitudes primitivas. Esta semana, con los actos para conmemorar los 50 años de libertad en España, se ha creado un marco mediático que contrapone el sanchismo al franquismo, como si fuesen sistemas comparables.

11/ Principio de la unanimidad: consiste en convencer a un gran número de personas de que piensan “como todo el mundo”, silenciando al que opina diferente por miedo al señalamiento. Esta espiral del silencio provoca que las personas que piensan distinto se sumen, por presión, a la opinión mayoritaria. Esto Musk lo hace controlando eficazmente un algoritmo que potencia la visibilidad y la viralidad de los mensajes reaccionarios.

Estos son los principios de Goebbels que está abrazando al hombre más rico del mundo. Suyas son las conclusiones.

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