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DEBATE POLÍTICO

Esperanza Aguirre y la 'andalufobia' o cómo se sigue usando el acento del sur como insulto político

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante el pleno del Senado este miércoles para explicar el acuerdo fiscal para Cataluña alcanzado entre socialistas y ERC.

“Dice la ministra de Hacienda que lo que dise es lo que dise…” La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre se pone a reír delante de una decena de micrófonos. Trataba de imitar el acento sevillano de la vicepresidenta, María Jesús Montero, como arma política. Buscaba ridiculizarla, sin argumentos, sólo por su forma de hablar. Cayendo en la más absoluta andalufobia, con la idea de menospreciar a los ciudadanos del sur por su manera de hablar vinculándolos con la incultura y la pobreza.

Aguirre no es nueva en esto. Hace años ya con otro tono imitador acusó al Gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero de usar el dinero de los contribuyentes para “dar pitas, pitas, pitas”. Puso a los andaluces con su metáfora a la altura de las gallinas. Pero el acento también ha sido utilizado durante años, por ejemplo, para criticar a Magdalena Álvarez en su etapa como ministra de Fomento. 

La exdiputada del PP catalán Montserrat Nebrera llegó a decir de ella que tenía un “acento de chiste”. Tono también utilizado por el exparlamentario de la CUP Antonio Baños, que desencadenó una fuerte polémica en X por su imitación del andaluz. Unas actitudes que no suelen tener gran repercusión, pero que provocan un enorme enfado entre los ciudadanos del sur: a dos de cada tres andaluces les irritan estas burlas, según un estudio del Centra (el CIS andaluz).

"Un discurso descalificativo"

El politólogo, sociólogo y profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Daniel Valdivia hace esta reflexión: “Aún sigue vigente en determinadas élites españolas la vieja idea de que el habla andaluza no debe salir del bar, la dependienta o la limpiadora, por lo que les molesta encontrarlo en un lugar reservado a ellos como La Moncloa”. “Esta creencia es lo que hace que Aguirre haga burlas así, sin sonrojarse siquiera, de María Jesús Montero, mediante un discurso descalificativo que va mucho más allá de una mera crítica política al interpelar a toda una comunidad”.

“Este prejuicio viene determinado de manera clara por la aporofobia. No es otra cosa que el odio al pobre y a su forma de estar en el mundo. En España esa pobreza está asociada al andaluz. Como veíamos antes, el habla andaluza se vincula con la gente trabajadora y humilde, no se asocia al poder”, continúa el sociólogo, quien apostilla: “Esta andalufobia permite a estas élites seguir reproduciendo el rol de subordinación que Andalucía debe tener en España. Tenemos que tomar conciencia de que el habla y la lengua representan mucho más que una forma de expresarse. Por eso es tan importante que María Jesús Montero siga orgullosa de su andaluz, porque ser andaluz y hablar andaluz es la manera que tenemos de estar en el mundo, como decía Carlos Cano. Su ejemplo va a ayudar a muchos otros andaluces a poder ser andaluz sin miedo al rechazo o la sorna”, recalca.

Además, incide en que la burla se acrecenta si la política es mujer: “Son víctimas de ataques en muchas ocasiones por el mero hecho de ser mujeres y estar en lugares donde aún hay quien piensa que no son para ellas. Entonces se utiliza cualquier cosa que se considere que puede hacerles daño para insultarlas. Es otra muestra de la visión peyorativa que se conserva del habla andaluza”.

¿Se sigue en pleno 2024 asociando el acento andaluz con la pereza y la incultura? Responde el profesor: “Por desgracia, sí. Contribuyen también los prejuicios y estereotipos que aún se reproducen en medios y tertulias como discursos como los de Aguirre. Aún hay andaluces que sienten que su habla es inculta, sobre todo generaciones más mayores, pero eso está cambiando desde la educación”. Explica que en los proyectos de investigación de la universidad se ve cómo ya se está enseñando a los jóvenes “el valor de expresarse en andaluz, construyendo la identidad andaluza en base a ganar en autoestima y orgullo por cómo somos y estamos en el mundo”.

"Nos han estereotipado como catetos y graciosos"

Las palabras de Aguirre removieron a Esther Gil de Reboleño, vicepresidenta tercera del Congreso. En la pasada sesión plenaria, subió a la tribuna con una camiseta con la frase “Cateto tú, que no entiendes el andaluz”. Al escuchar a Aguirre, confiesa la parlamentaria, sintió “vergüenza ajena”: “Este discurso de la derecha viene de largo. Nos han estereotipado como catetos y graciosos, como gente que no es de alta cuna como ellos. Es deleznable, un mensaje clasista. Y Juanma Moreno no ha salido a defender a la gente de su tierra”.

“Siguen todos los estereotipos y seguimos luchando. Los andaluces hemos demostrado suficientemente nuestra valía en todos los sectores, desde la innovación hasta la creatividad. Pero continúa ese tira y afloja. Parece que sólo hay turismo y fiesta”, reflexiona la vicepresidenta tercera del Congreso. Y pone el foco también en la “doble discriminación”: mujer y del sur. Ella quiso explicitar con su camiseta ese sentimiento “porque las palabras se las lleva el viento”.

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“Había que dar con mucha elegancia, con mucha mano izquierda y con mucho arte esa vuelta de tuerca”, resume. Miguel Tellado hizo referencia a su camiseta y ella le contestó: “Es para que aprendas idiomas”. Él se rio. “No voy al insulto ni la confrontación, sino a defender los derechos y la dignidad de los andaluces. Es una forma de comunicarse, es identidad, es arte, es tradición. Hay que dignificar nuestra lengua”, remacha. Para indicar: “Somos un Estado plurinacional. Vamos al federalismo, no hay marcha atrás. Hay que defender el catalán, el euskera, el gallego y el andaluz”.

"¿Dónde está el argumento político?"

Sobre la cuestión también se pronuncia la politóloga Ana Salazar: “Lo que hace Aguirre es burlarse. ¿Dónde está el argumento político? Utiliza el acento como un instrumento para el menosprecio. Aunque la inculta es ella. Es el acento de un pueblo que respeta, que convive, que tiene una cultura propia”. “Andalucía está asociada a la pobreza”, contesta cuando se le pregunta por qué sólo pasa esto con la forma de hablar de los andaluces en política.

Para ella, también se acrecentan estas burlas cuando se trata de mujeres. “No se entiende que se hagan críticas sin estar basadas en argumentos políticos. Es un ataque personal, se cae en la falacia. Degrada mucho el debate. Sólo es hacer daño. ¿Hay que aceptarlo todo? No”, reflexiona Salazar, a la vez que subraya que esta imagen de Andalucía se ha construido también en las series: “Hay que recordar a la Juani de Médico de familia. Hay muchos prototipos, empezando porque todos somos graciosos y juerguistas. Y se presupone una capacidad intelectual inferior”. “Se tiene que abrir un debate y se tienen que escuchar más las voces andaluzas en Madrid”, concluye Salazar. 

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