Cataluña quiere aprobar en PISA: el govern acuerda colaborar con la OCDE y los expertos ponen deberes a Illa

Cataluña ha firmado un acuerdo de colaboración con la OCDE para mejorar el rendimiento de sus alumnos en competencias básicas y revertir los malos resultados de los últimos informes PISA. Es una de las comunidades autónomas que más retrocede en todas las tres competencias evaluadas desde 2012. En el último examen del 2022 los alumnos catalanes sacaron entre 30 y 40 puntos menos respecto al examen de 2015 en matemáticas, ciencia y comprensión lectora, lo que en términos evaluativos se considera como retroceder un curso académico.
Estos resultados han empujado al gobierno de la Generalitat a buscar fórmulas para salir del suspenso en PISA, como el acuerdo al que ha llegado Salvador Illa con Andreas Schleicher, responsable de Educación de la OCDE. El convenio durará cuatro años y tendrá en 2025 una primera fase de diagnóstico y asesoramiento. Los resultados de la colaboración no se notarán hasta dentro de dos exámenes, ya que los alumnos se examinarán del próximo PISA esta primavera y el convenio se implementará a lo largo de 2026.
Hay un cierto consenso positivo entre los expertos consultados sobre el acuerdo con la OCDE. “Permite poner el foco en el problema”, dice el jefe de proyectos de la Fundació Bofill, Miquel Àngel Alegre. “Si todos nos unimos y remamos hacia el mismo sentido, suma”, opina Laura Morera, doctora en Didáctica de Matemáticas (UAB) y miembro de la organización educativa Innovamat. No obstante, entre costuras se abre algo de recelo ante la posibilidad de que el convenio deje en un cajón los análisis de las entidades locales, que llevan años estudiando la situación.
“Quiero pensar que el convenio con la OCDE abrirá también una conversación para recoger los puntos de vista de quien trabaja en las aulas”, considera Laura Morera. “Es necesaria mucha cooperación entre quienes toman decisiones a nivel global y quienes las toman a nivel micro”. Más crítico fue el exadjunto al Síndic de Greuges de infancia y experto en educación, Jaume Funes, que considera que “hay suficiente reflexión educativa e innovación para pensar qué hacemos con la escuela catalana sin la OCDE”. Fuentes de la OCDE explican que el acuerdo de cooperación se centrará en estudiar “estrategias que hayan sido eficaces a nivel internacional y puedan ser relevantes para Cataluña”.
infoLibre ha recogido cuáles son las propuestas de la Fundació Bofill, Associacions de Famílies Federades de Catalunya (aFFaC), Comisiones Obreras y de otros expertos. Los consultados consideran que Cataluña debe mejorar en desigualdad económica, segregación escolar, financiación o el uso de la tecnología en las aulas. Además, también consideran que la inmersión lingüística no tiene correlación con los malos resultados en el PISA.
La desigualdad económica agrava el mal resultado en PISA
La desigualdad se agrava en las escuelas catalanas. Es la conclusión a la que llega el reciente anuario de la Fundació Bofill sobre el estado de la educación en Cataluña. La fundación recoge que el pasado PISA ha incrementado sobre todo las desigualdades entre el alumnado con estatus socioeconómico alto y bajo en las tres materias estudiadas. El de estatus socioeconómico inferior ha retrocedido entre 15 y 16 puntos más respecto del alumnado con mejor estatus socioeconómico.
Para Miquel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundació Bofill el PISA “no es el único indicador de que se está agrandando la desigualdad en las aulas catalanas”, también lo son los niveles de abandono escolar o quien llega a la universidad. El anuario recoge que el 20% de los jóvenes pobres abandonan los estudios, una cifra diez veces mayor que los jóvenes con más poder adquisitivo. Por otro lado, los jóvenes de orígen extranjero abandonan tres veces más los estudios que los de nacionalidad española.
Cataluña tiene aproximadamente un 25% de sus alumnos de primaria y secundaria (235.000) con necesidades educativas por dificultades socioeconómicas. Para atender a esta situación hay 1800 profesionales de atención educativa, lo que para el jefe de proyectos de la Fundació Bofill “es una insuficiencia muy clara de recursos”.
Según Alegre, lo más complicado es reducir la segregación en centros escolares por renta. “Sabemos que debe incrementarse el número de profesionales, estará bien si la OCDE lo dice, pero ya lo sabemos ahora”, remacha. Además de más recursos y profesorado, otra medida que plantea es que las escuelas de alta complejidad tengan cuotas máximas de alumnos extranjeros para favorecer la heterogeneidad en los centros.
De hecho, una revisión más extensa al informe PISA demuestra que Cataluña no sólo suspende en matemáticas, ciencia y comprensión lectora, es también la comunidad autónoma que peor nota del estado saca cuando se pregunta al alumnado por su “sentido de pertenencia a la escuela”, es decir, cuando se pregunta a alumnos si “hacen amigos fácilmente”, “se sienten integrados”, “marginados” o “solos”.
Esta semana el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha informado que uno de cada tres niños vive en España en riesgo de pobreza y exclusión social. Una situación que en Cataluña afecta a la educación. Por eso la Fundació Bofill explica en su anuario de 2024 que los resultados no sólo se solucionan con políticas educativas, sino que también necesitan “políticas sociales y de salud”.
Funes, exadjunto al Síndic de Greuges de infancia en Cataluña y experto en educación, plantea que “reducir las horas de la jornada laboral sin reducir salario” puede ser también una herramienta para que las familias puedan implicarse más en la educación de sus hijos e hijas. “El alumnado con familiares que no asisten a reuniones con el profesorado y no se implican en su educación tienen menos probabilidades de éxito educativo”, coincide Lidón Gasull, de aFFaC. Precisamente, una de las primeras recomendaciones del responsable de Educación de la OCDE para Cataluña hechas esta semana ha sido incentivar “más participación de las familias” en el sistema educativo.
Segregación escolar
La primera explicación dada por la consejería de Educación del anterior gobierno de Aragonès sobre los resultados del PISA fue responsabilizar a la población migrante de los resultados. No obstante, tanto la Fundació Bofill como CCOO y aFFaC consideran que el problema está en los niveles de segregación escolar. Algo que la actual consejería de Educación ya tiene en sus manos poder corregir sin necesidad de esperar a las conclusiones de la OCDE.
La radiografía de la segregación demuestra que Cataluña tiene 410 centros de alta complejidad, los mismos que hace ocho años. Si bien es cierto que el Parlament aprobó un Pacto Contra la Segregación Escolar en 2021, la directora de la asociación de familias (aFFaC), Lidón Gasull, considera que “no está funcionando el reparto de alumnos vulnerables”. El plan daba más recursos a las escuelas privada y concertada para acoger a estos alumnos, pero un informe del Síndic de Greuges de Cataluña de 2024 concluye que “las medidas del Pacto no logran revertir la situación de ‘guetización’ que sufren muchos centros de elevada complejidad” debido al “rechazo por parte de las familias a escolarizar a sus hijos o hijas con una alta elevación de alumnado vulnerable”.
Teresa Esparbé, responsable de Educación de CCOO en Cataluña, considera que mientras no se logra reducir la segregación a largo plazo, hay que hacer “un plan de choque” en estas escuelas para “dotar de más ayudas para materiales y becas en ocio educativo”, ya que muchas familias no pueden pagarlo. Según Esparbé, no hacer ocio educativo supone para algunos jóvenes “hacer un año académico menos”.
La eterna asignatura de la financiación
Otra de las explicaciones de la desigualdad cronificada en los centros escolares catalanes y de la segregación está en la financiación. Cataluña aún no ha recuperado el nivel de 2009 en inversión por estudiante no universitario (5.465€), y también está por debajo de la inversión media del estado (5.882€), según datos de la Fundació Bofill. Pero además, es de las comunidades autónomas que menos ha evolucionado en inversión en políticas sociales desde 2009 en cuantías absolutas (sanidad, educación y servicios sociales): según la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales es la penúltima tras Castilla y La Mancha.
Pese a las cifras, Cataluña ha llegado recientemente a tener la misma ratio de profesores por alumno que en 2009, antes de los recortes. No obstante, Alegre añade que ahora hay un “alumnado mucho más complejo”.
Un 27% de los alumnos se encuentra en riesgo de pobreza y además es también una de las comunidades autónomas del estado con una mayor tasa de alumno migrante (24%). Por ello plantea un cambio en la forma de financiar los centros educativos. La Fundació Bofill cree que un sistema que podría reducir la segregación y la desigualdad en las escuelas sería financiar en función de la complejidad del alumnado y de las necesidades de la realidad social de los centros, y no en función del número de alumnos que tienen, como pasa ahora.
Un respeto a la inmersión lingüística
Tras los resultados PISA, la Asamblea por la Escuela Bilingüe (AEB) publicó un informe en el que criticaba que en el 99,4% de los centros educativos la lengua vehicular fuera el catalán, algo que impacta de forma negativa en los resultados de la población castellanohablante.
No obstante, cuando se analizan los resultados del alumnado en función de su lengua materna descontando el ISEC, (índice Social, Económico y Cultural) las diferencias se anulan, explica Miquel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundació Bofill. Este descuento se hace porque “los estudiantes cuyos padres tienen niveles más altos de educación, trabajos prestigiosos y más remunerados se benefician de privilegios económicos, sociales y culturales”, como explica mismo informe PISA.
El mismo informe de la AEB informe consideraba que las aulas de acogida “deberían focalizar los objetivos en facilitar la integración del alumnado en las aulas, pero sólo se persigue que los alumnos dominen el catalán”. Algo que critica Funes. El experto en educación considera que “el catalán no puede ser una lengua académica sino que debe ser una lengua de vida, porque sino se quedará en una lengua dominada”.
Estudios recientes demuestran que cada vez el uso en las calles ha ido reduciéndose, y ahora su uso no llega al 50% en ninguna franja de edad según el Centro de Estudios de Opinión catalán. De hecho, es en el rango de edad menor, de 16 a 24 años, cuando se ve más acentuada este caso. Un 57% de hombres y un 53% de mujeres en Cataluña entre 16 y 24 años usan el castellano como primera lengua.
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El gobierno catalán ha invertido cerca de 200 millones de euros en digitalizar las aulas entre 2020 y 2023 con fondos provenientes de Next Generation. El Plan de Educación Digital de Cataluña ha suscitado algunas críticas debido a que la tecnología no ha llegado acompañada de un plan para sacarle un beneficio pedagógico real. La evidencia de ello es que desde hace dos años se ha creado el colectivo ‘Coordinadors Digitals en Lluita’, que agrupa a profesionales de centros de Cataluña que reclaman un aumento en las horas asignadas a la coordinación digital y cobrar las formaciones que han hecho y no se han pagado. De hecho otra de las recomendaciones del responsable de Educación de la OCDE esta semana ha sido reducir el tiempo de las pantallas en las aulas.
No obstante, Laura Morera, doctora en Didáctica de las Matemáticas, considera que si no hay un abuso de pantallas, la tecnología puede ser positiva para mejorar los resultados en matemáticas o ciencias. Realizar ejercicios en ordenadores permite al profesorado monitorizar de forma inmediata la curva de aprendizaje del alumnado y tener una atención más personalizada, sin tener que esperar a monitorizar a través de exámenes, y pudiendo asesorar o ofrecer ayuda con más agilidad.
La doctora de la UAB considera que los últimos resultados en PISA demostraron que el alumnado catalán es bueno en memorizar, pero debe mejorar en relacionar conexiones entre ideas y razonar. “Es importante aumentar el nivel de razonamiento, porque memorizar ya lo hacen las máquinas”, concluye Morera.