"¿Cómo saben quién está en pecado?": el alcalde gay al que niegan la comunión hace que la Iglesia tome partido

El nuevo obispo de Segovia, Jesús Vidal, durante el acto de toma de posesión de su cargo, en la Catedral de Segovia.

Rubén García de Andrés va a misa todos los domingos, sale a leer, canta, presenta concursos de villancicos, pertenece a varias cofradías y llegó a ser celebrador de ‘la Palabra’ pero, ahora, a sus 47 años, se encuentra de la noche a la mañana con que en su parroquia de siempre no puede comulgar. García es el alcalde socialista de Torrecaballeros que dio la voz de alarma sobre lo que estaba pasando en la diócesis de Segovia, un caso que la ministra de Igualdad, Ana Redondo, considera “claramente inconstitucional”, por lo que, según dijo este viernes en el programa 59 segundos espera que haya denuncia y llegue hasta el Tribunal Constitucional (TC) para que lo aclare en una sentencia. También esta semana, el Ministerio ha abierto expediente para investigar la denuncia de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión sobre la celebración de talleres para cambiar la orientación sexual en siete diócesis españolas.

El alcalde al que niegan la comunión está en contacto con asociaciones y gabinetes jurídicos, pero también tiene previsto pedir una reunión con el nuevo obispo de Segovia, Jesús Vidal, que tomó posesión este sábado y estrena su mandato con la decisión sobre la mesa de mantener o rectificar la medida de su predecesor. “Tiene un papelón. Yo quiero pensar que él no es responsable ni conocedor del comunicado de la diócesis. Ahora tiene que decidir si apoya o no la decisión del obispo anterior”, dice García de Andrés en entrevista con infoLibre. Aunque fue quien alertó, este caso no comenzó con él, sino con sus amigos Mario y José María, en el pueblo de Basardilla, con el que Torrecaballeros comparte párroco, Feliciano.

El domingo 5 de enero, la pareja de Basardilla fue a misa con sus hijos, y Mario salió a leer como ha hecho siempre. Ese mismo día, el párroco empezó a recibir mensajes de queja de varios vecinos, consultó al obispado y recibió la orden de prohibirles la comunión e ir a leer. Al día siguiente, día de Reyes, la pareja no pudo ir a misa porque la niña estaba mala y el cura comunicó la decisión a la familia de Mario, que tiene una implicación estrecha con la parroquia. “Entonces me llaman a mí y yo les doy mi apoyo. Consulto al obispado, y sólo recibo un correo del vicario general con un emoticono de carita triste, y me reúno con el párroco, que dice que me tiene que negar la comunión. Él no tiene culpa de nada, ha hecho lo que el obispado le ha dicho”, relata García. Cuando el sacerdote llegó al pueblo en agosto, se reunió con él como feligrés y le contó su vida, “para que él se sintiera libre”, y nunca tuvo problema en darle la comunión. Sin embargo, cuando habló con él esta vez, el sacerdote le deslizó que tenía que negársela, pero que “otra cosa sería si fuera sólo gay y llevara un camino de conversión”.

“Sin quejas de vecinos no habría pasado nada”

La diócesis se ha escudado en que, “tanto para homosexuales como para heterosexuales, se necesitan unas condiciones objetivas de moralidad para recibir la Eucaristía” y en que “la Iglesia tiene autoridad para negar la comunión cuando no se cumplen, sobre todo si provoca escándalo entre los fieles como ha sucedido en los casos de Segovia”. García considera esta argumentación “una hipocresía tremenda”, porque siempre le han dado de comulgar en diferentes parroquias de la provincia sin problema. “Mientras nadie se queje no pasa nada, pero si alguien se queja ya sacamos la ortodoxia y tiramos de doctrina. Lo que le diría a la diócesis es que si esto es tan importante entonces actúe de oficio, no sólo cuando haya un dedo acusador”, indica.

El alcalde está convencido de que sin las quejas de esos vecinos nada de todo esto hubiera pasado. De hecho, está recibiendo mensajes privados de apoyo de otros sacerdotes de la provincia. “Estamos volviendo a que los extremistas se sientan impunes, envalentonados, con su dedo acusador. Y hay una parte de la Iglesia que, en lugar de generar cauces de diálogo, lo que hace es sumarse a esas posiciones drásticas extremistas en una actitud hipócrita, porque ¿cuántas miles de personas van a comulgar que no cumplen las normas?”, dice. Y añade: “Esto es muy doloroso para uno, para la familia, te sientes señalado. Estamos retrocediendo a pasos agigantados, hemos vuelto a dar vía libre a que la gente extremista se sienta reforzada por estas actitudes”.

El papa dijo en 2021: “yo nunca negué la comunión a nadie”

Ninguna norma de la Iglesia dice explícitamente, con estas palabras, que no se debe dar de comulgar a los homosexuales. El Código del Derecho Canónico, en su artículo 2, dice que no deben ser admitidas en la comunión las personas “que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave” ni quien “tenga conciencia de hallarse en pecado grave” y no se confiese antes. La ortodoxia católica considera pecado que dos personas hagan vida de pareja sin estar casadas por la Iglesia, el argumento que esgrime el obispado de Segovia para defender que su decisión no es homófoba sino que se tomaría igual con parejas heterosexuales.

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El papa Francisco marcó un punto de inflexión en diciembre de 2023 con la declaración en la que aceptó bendecir la unión de parejas homosexuales y otras “irregulares” a ojos de la Iglesia, pero sin equipararlas al matrimonio católico. No obstante, incluyó una expresión que ahora recuerda el obispado para defender su postura en este caso: “evitando formas graves de escándalo o confusión entre los fieles”.

La parte más conservadora de la Iglesia no ha ocultado su disgusto con las medidas aperturistas de este papa, y él tampoco ha evitado chocar frontalmente con ese sector. Cuando en 2021 una mayoría de obispos de Estados Unidos pidió no dar la comunión al presidente Joe Biden por defender el derecho al aborto, el papa Francisco dejó claro su rechazo a negar la comunión, pese a sostener que “el aborto es un asesinato”. “La comunión no es un premio para los perfectos, la comunión es un don, es un regalo”, dijo entonces. “A veces los obispos no se comportan como pastores sino que se inclinan a la política”, añadió. El papa, a bordo de su avión, aseguró que nunca ha negado la comunión a nadie. “No son pocos los teólogos, y ministros ordenados, que afirman que no se debe negar la comunión a nadie y que debe ser el cristiano individual el que debe decidir si realmente quiere hacer un camino de discernimiento”, escribía esta semana, al recordar ese momento a la luz del caso de Segovia, el sacerdote Joseba Kamiruaga en el portal Religión digital.

¿Cómo puede saber cada sacerdote si a quien le da la comunión está o no en pecado?, se preguntan estos días algunos analistas. “Todos los días hay cientos de personas comulgando en pecado mortal. Esto es una hipocresía infinita, con lo que la Iglesia tiene dentro…”, apunta el alcalde García. Un concepto, la hipocresía, al que también se refirió el papa Francisco tras el revuelo por su apertura hacia las uniones no católicas: “Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que quizás explota a la gente y esto es un pecado gravísimo. Mientras se escandalizan si se la doy a un homosexual…. ¡Esto es hipocresía!”. 

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