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Cumbre hispanomarroquí

Sánchez se encomienda a la comunicación constante para evitar nuevas crisis con Marruecos

Pedro Sánchez durante su primera reunión con el rey Mohamed VI en Rabat.

El Gobierno de Pedro Sánchez cree haber dado con la fórmula capaz de poner fin a los desencuentros que de forma periódica sacuden las relaciones entre España y Marruecos. La Reunión de Alto Nivel (RAN) que se celebrará este jueves en Rabat, la primera que tiene lugar en ocho años, servirá, según fuentes gubernamentales, para “avanzar en el encaje definitivo” de las relaciones entre ambos países con el objetivo de “no estar abocados” a tener que afrontar una crisis tras otra.

Ese encaje, según las mismas fuentes, desarrolla el acuerdo suscrito el 7 de abril y se apoya en la voluntad de las dos partes de mantener cauces “de comunicación” constantes y en la generación de “confianza” a través del “diálogo” y la “transparencia”. Para conseguirlo, habrá por primera vez “un mecanismo de seguimiento” con el fin de comprobar “el cumplimiento de los acuerdos”.

Nadie en el Gobierno de España lo confirma, pero esos mecanismos de comunicación parecen estar en el origen de que contenciosos recientes, cono la masacre de migrantes subsaharianos en la frontera de Melilla o la condena del régimen marroquí que acaba de aprobar el Parlamento Europeo, no hayan derivado en nuevas crisis diplomáticas.

En el acuerdo del 7 de abril, suscrito por Pedro Sánchez y Mohamed VI, España se comprometió a resolver los termas “de interés común” con “espíritu de confianza, a través de la concertación, sin recurrir a actos unilaterales o hechos consumados”. Eso es exactamente lo que el Gobierno español ha aplicado en los casos de Melilla y de Estrasburgo y, en justa correspondencia, espera que Rabat actúe del mismo modo. 

Las bases de la nueva etapa

La “nueva etapa“ de la relación bilateral entre los dos países debe basarse, según el mismo documento, en “los principios de transparencia, de diálogo permanente, de respeto mutuo y respeto e implementación de los compromisos y acuerdos suscritos por ambas partes”.

En esos mecanismos de comunicación para evitar nuevas crisis y en el supuesto reconocimiento implícito de Ceuta y Melilla como territorio español se basa el Gobierno para asegurar que la reunieron de esta semana tiene una dimensión “histórica”.

Con todo, será muy importante conocer la letra pequeña de los acuerdos de Rabat. El Ministerio de Exteriores trabajaba este lunes intensamente para aterrizar la declaración de abril en acuerdos concretos que ambos gobiernos puedan firmar el próximo jueves en presencia de Pedro Sánchez y de su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch. Algunos de los más importantes, sin embargo, permanecían sin cerrar en las últimas horas.

El más importante, por las implicaciones que tiene para las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, pero también por lo que supone en términos de reconocimiento mutuo, sigue siendo la apertura de las aduanas comerciales en la frontera entre ambas localidades y Marruecos. Este es un acuerdo suscrito en abril que sigue sin concretarse a pesar de que en varias ocasiones Exteriores ha llegado a ponerle fecha. Fuentes del Gobierno sostienen que se sigue hablando del “calendario” y de la apertura “ordenada” y “gradual”, los términos pactados en abril.

España cree que con este acuerdo ha logrado que implícitamente Marruecos reconozca la españolidad de ambas ciudades, pero Rabat dice lo contrario. “Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España”, señaló el Gobierno marroquí en una carta remitida al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el pasado octubre.

Perspectiva

En todo caso, en el Gobierno no oculta su “satisfacción” porque la RAN se vaya a celebrar e insisten una y otra vez en comparar con la situación previa al cambio de postura sobre el Sáhara. Entonces Marruecos facilitaba la llegada de migrantes y “era imposible haber de ningún tema”. “Es muy importante tener eso en cuenta”, subrayan las citadas fuentes.

Sánchez viajará a Rabat acompañado por 12 de sus 22 ministros, todos del PSOE: las vicepresidentas de Asuntos Económicos y de Transición Ecológica los titulares de las carteras de exteriores, Justicia, Interior, Transportes, Educación, Industria, Agricultura, Cultura, Ciencia e Inclusión. No habrá nadie de Unidas Podemos, que se ha desmarcado públicamente de la cumbre, en especial la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y los ministros de Consumo, Alberto Garzón, y Asuntos Sociales, Ione Belarra.

La parte socialista del gobierno, acostumbrada a escuchar las discrepancias de sus socios, ha impuesto su criterio —las relaciones exteriores cayeron de su lado en el acuerdo de coalición que firmaron con Unidas Podemos al comienzo de la legislatura— y ni se ha molestado en darles réplica. Los acuerdos ue tengan que ver con sus respectivos departamentos —era especial lo relativos al mundo del empleo, responsabilidad de Yolanda Díaz— serán asumidos, si se producen, por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

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Está por ver si la declaración final incluirá una referencia al Sáhara y, sobre todo, a la nueva postura de España en este contencioso, que se ha convertido en la principal conquista de Marruecos en la relación bilateral a lo largo de las últimas décadas y en la piedra angular de la “nueva relación” suscrita por Sánchez y el monarca alauita. 

Así consta en la declaración de abril: ”España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”.

El contenido de la nueva declaración, que el Gobierno español describe como de “una profundidad y calado sin precedentes”, estaba siendo todavía negociada a última hora del lunes, por lo que el Gobierno español no pudo precisar si incluirá alguna referencia al respeto a los derechos humanos y a la mejora de las reglas del Estado de derecho en Marruecos. Son dos asuntos que tradicionalmente preocupan en España, especialmente entre las formaciones de izquierda, pero cuya incorporación a los documentos suscritos entre los dos países suscita siempre serias reservas por parte de Rabat.

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