La UE ni está ni se la espera en el diseño del futuro de una Gaza devastada

Un hombre sobre los escombros de un edificio destruido en Gaza, a 22 de enero de 2025.

La Unión Europea entregará este año 120 millones de euros en nueva ayuda humanitaria a Gaza, una partida que Bruselas ha autorizado una vez se produjo el cese de hostilidades entre el Gobierno de Netanyahu y Hamas. “El alto el fuego y el acuerdo para liberar a los rehenes ofrece la esperanza que la región desesperadamente necesita. Pero la situación humanitaria sigue siendo nefasta en Gaza”, explicó la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, para anunciar la ayuda.

“Europa canalizará 120 millones de euros de ayuda en 2025 junto a toneladas de ayuda de primeros auxilios para mantener el apoyo a los palestinos”, cifró Von der Leyen. El dinero parecía estar bloqueado en las arcas comunitarias hasta el alto el fuego, negociado en Qatar sin participación de la diplomacia comunitaria. Las cifras muestran que la UE ha ofrecido desde el 2023 cerca de 450 millones de euros y casi 4.000 toneladas de ayuda humanitaria a la Franja, paralizada esta última durante muchos momentos por la invasión y las acciones militares de Israel.

La UE entregará en 2025 cerca de 180 millones a países como Myanmar, Bangladesh o Afganistán. Sólo en ayuda humanitaria de primera necesidad Ucrania recibirá 140 millones, independientes de los miles de millones para su Hacienda y los ingentes paquetes de asistencia militar. Venezuela, Haití y las personas afectadas por la violencia política en Colombia recibirán 110 millones. Son partidas equiparables o en muchos casos superiores que ante la precaria situación humanitaria de Gaza, donde parece que Bruselas no se volcará de una manera especial.

En comparación, desde octubre de 2023, los Estados Unidos han ofrecido 1.200 millones de dólares en ayuda humanitaria directa a los palestinos, el triple que la UE. Una cantidad, eso sí, que contrasta con los 18.000 millones entregados a Israel en asistencia militar.

La invasión de Gaza dividió la UE

Desde el inicio de la respuesta militar de Israel a los atentados del 7 de octubre de 2023, los 27 y las propias instituciones comunitarias se dividieron por sus consecuencias sobre la población civil. La UE y sus Estados Miembros mostraron solidaridad absoluta con Israel y condenaron “en los más contundentes términos” los ataques de Hamas. Pero conforme pasaban los meses, las disensiones se abrían.

Países como España o Irlanda apostaron por reconocer al Estado de Palestina para fijar un terreno de juego a las futuras negociaciones de paz. Alemania, Hungría, Polonia o Austria han frenado a lo largo de meses este planteamiento dentro del Consejo. “Es evidente que la política exterior se decide por unanimidad y que hay una división de sensibilidades entre los Estados Miembros”, reconoce una alta fuente diplomática comunitaria, resumiendo el coro de voces internas sobre la actuación de Israel en Palestina. De hecho, Bruselas espera celebrar con el Gobierno Netanyahu una reunión a finales de febrero sobre el Consejo bilateral de Asociación, exigida hace meses por los 27 para valorar si Israel está cumpliendo con los principios humanitarios pactados con la UE. Pero, explica este fuente diplomática, “a un mes vista, el borrador entre todos los Estados Miembros no está cerrado y si no hay posición común no habrá reunión”.

Von der Leyen y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, viajaron poco después de los atentados a suelo israelí, visitando el lugar del propio festival de música o los kibutz atacados y escuchando la visión del ejército israelí. La jefa de la Comisión voló también Egipto y Jordania en noviembre del 2023, pero obvió a los representantes de la Autoridad Nacional Palestina.

La posición de Von der Leyen ha estado marcada por estas ausencias y por frases como “el pleno apoyo a Israel en su derecho a la defensa” tras hablar con el presidente de ese país cuatro días después de los atentados, o la pronunciada después de la Cumbre Europea en octubre del 23, cuando acusó a Hamás de “haber provocado una crisis humanitaria en Gaza”. Entonces, la presidenta de la Comisión no incluía en sus mensajes “el respecto al derecho humanitario” que luego sí debió incluir al ser posición común exterior fijada por los gobiernos de los 27 y respalda por el entonces Alto Representante para la política Exterior, Josep Borrell.

El invierno pasado, la Comisión Europea llegó a suspender temporalmente la ayuda a la agencia de los refugiados de la ONU, la UNRWA, tras las acusaciones de Israel de que sus trabajadores habían participado en los atentados. Estados Unidos les dio crédito y Bruselas inicialmente no las cuestionó, aunque luego se demostraron infundadas y la Comisión diese marcha atrás y reanudase la financiación. En esos meses de febrero y marzo Josep Borrell volvía a discrepar con Von der Leyen al señalar que pese a “la extrema preocupación por las acusaciones”, estaba en contacto con la UNRWA y destacaba su “papel vital durante muchos años apoyando a los refugiados palestinos vulnerables”.

Antes de este incidente, la Comisión ya había abierto una profunda revisión de sus contribuciones humanitarias y la financiación a las instituciones palestinas para ver si parte del dinero se había canalizado hacia Hamás, de nuevo atendiendo peticiones del Gobierno de Netanyahu. La Comisión tuvo que reconocer que sus salvaguardias habían funcionado y retomar la cooperación suspendida.

Verdes y La Izquierda denuncian que la ayuda europea es insuficiente

La ayuda humanitaria de la UE hacia Gaza exaspera a parte de la bancada del Parlamento Europeo. 17 eurodiputados representantes de varios partidos, incluidos españoles como el común Jaume Asens, de Los Verdes, Irene Montero de Podemos o el ex conseller valenciano de Educación, Vincent Marzà, han enviado una carta a Úrsula von der Leyen “instándole a la creación de un Fondo Europeo de Reconstrucción para Gaza”. El objetivo es superar la dinámica de asistencia humanitaria a corto plazo y diseñar, a cambio, “un plan estructural que cubra las necesidades a largo plazo del territorio”.

En palabras de la eurodiputada del BNG, Ana Miranda, otra de las firmantes de la misiva, tras el alto el fuego “ha llegado el momento de la rendición de cuentas y de las reparaciones. Gaza está en ruinas”. Los legisladores, entre los que hay finlandeses, franceses, suecos o griegos, proponen que el fondo específico para la Franja esté financiado por instrumentos comunitarios para la política de vecindad y cooperación junto con el Banco Europeo de Inversiones, el BEI que preside la española Nadia Calviño. Existes ejemplos previos de estas actuaciones, como en los Balcanes durante los 90 o más recientemente para el Líbano tras la explosión del puerto de Beirut.

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Las prioridades de este Fondo para Gaza serían la reconstrucción de infraestructuras críticas como hospitales, escuelas o viviendas o el desarrollo de nuevos proyectos que impulsen su economía en estrecha colaboración con Naciones Unidades, ya que la agencia UNRWA sería cogestora. “Ahora, más que nunca, debemos centrarnos en la reconstrucción de Gaza”, concluye Miranda, miembro de la Delegación para las relaciones con Palestina.

De momento, su petición no ha recibido respuesta del ejecutivo comunitario. Ni su presidenta Von der Leyen ni la actual Alta Representante Exterior, Kaja Kallas, se han pronunciado al respecto. “Kaja Kallas no es Borrel, no ha ido a Oriente Medio”, lamenta la fuente diplomática, quien pone como ejemplo que la imagen europea en Siria tras la caída de Al-Assad “han sido los ministros de Francia, Alemania y España, no la Alta Representante Exterior”.

En febrero hay elecciones en Alemania y las encuestas dan como ganador a la CDU conservadora y en segundo lugar la AfD, dos partidos aún más proclives a las posiciones de Israel. En Estados Unidos la nueva Administración Trump promete incrementar la ayuda militar a Israel y en la UE gobiernos como el húngaro de Orbán o el italiano de Meloni quieren virar todavía más la política comunitaria hacia cuestiones soberanistas reduciendo la cooperación exterior.

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