Ruth Ferrero: “Trump está intentando reconstruir un proyecto imperial”
La profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid Ruth Ferrero pone orden y luces largas al desconcertante comienzo de la nueva legislatura de Donald Trump en materia internacional. Según la analista, está surgiendo un nuevo orden mundial que sustituiría al de Yalta. En aquella conferencia, Stalin, Roosevelt y Churchill sentaron las bases de la Guerra Fría tras la Segunda Guerra Mundial y se puso en marcha la creación de la ONU. El eje del poder se ha desplazado. Rusia es una potencia local y Europa desaparece del centro de decisiones mundial. Ferrero anticipa unos Estados Unidos y China que se repartan áreas de influencia a modo imperial para ganancia de ambos.
La Unión Europea ante Donald Trump
“Para la Unión Europea, la llegada de Trump significa tener que reaccionar ante una potencial mayor rivalidad e incluso mayores retos de cara a la competitividad en relación con Estados Unidos. Las primeras cuestiones que Trump ha puesto encima de la mesa tienen que ver con el potencial incremento de los aranceles a los productos europeos y, en ese sentido, la Unión Europea tiene que tomar decisiones como conjunto y evitar caer en la trampa de Washington, que en estos momentos apuesta por la bilateralidad y la aproximación a países concretos como Italia con Meloni. El principal reto que tiene por delante la Unión Europea es reafirmar su autonomía estratégica en varios aspectos. Primero, el económico y comercial, bien intentando presionar también a Estados Unidos o a través de un marco regulatorio importante que ponga freno a las nuevas demandas”.
Autonomía energética y militar de Europa
“El segundo gran reto tiene que ser el energético, ver cómo puede soslayar esa dependencia energética que primero tenía de Rusia y ahora cada vez más de Estados Unidos con las importaciones de gas natural licuado. Y el tercero tiene que ver con la autonomía estratégica en el ámbito de la seguridad y de la defensa. Donald Trump está exigiendo que la inversión de los estados de la OTAN en materia de defensa se incremente hasta el 5%. En el año 2016, estableció el 2%. Subimos tres puntos más de de PIB. Es una suerte de trampa para los europeos. Lo que hay escondido es que él quiere que se venda por parte de Estados Unidos armamento, suministros y mantenimiento de de las piezas”.
Globalismo frente a nacionalismos
“No creo que vayamos hacia un mundo de naciones más cerradas. Sí que veo que hay una tendencia neomercantilista en la política económica de Donald Trump, solo en relación con Estados Unidos. Pero él quiere seguir haciendo negocios y quiere seguir influyendo en el mundo. No me parece que vayamos a ver un freno en seco de la globalización. Sí me parece que vamos hacia un mundo más organizado en bloques donde tres grandes pivotes o incluso dos, si me apuras, están intentando reconstruir proyectos imperiales como es el caso de Estados Unidos, por un lado, y Chinam por otro. El tercero, que sería más bien potencia regional, sería Rusia. En menor medida lo vemos también en otros países fuertes que conforman parte del bloque de los BRICS. Vamos a ver un mayor incremento de las interacciones dentro de cada bloque y probablemente menos interaccion entre bloques. Se está dirimiendo en este momento”.
Expansionismo americano
“Trump reactiva la construcción de un bloque en el que quiere mandar a modo imperial. Por eso saca la cuestión del Canal de Panamá o el tema de Groenlandia, o incluso la incorporación de Canadá como Estado número cincuenta y uno a los Estados Unidos. Quiere plantear que, en lo territorial, a través de esta doctrina Monroe 2.0, América va a estar controlada y pilotada por Estados Unidos. Al mismo tiempo, es consciente de que sus aliados estratégicos hasta ahora, que fundamentalmente ha sido la Unión Europea, también le prestan una suerte de vasallaje y pleitesía. Es verdad que lleva apenas una semana en la Casa Blanca, pero parece que esta es la dinámica en términos internacionales”.
Hacia un nuevo orden internacional
“Estamos en un momento transitorio que va evolucionando desde un orden internacional liberal multilateral hacia algo que todavía no sabemos cómo se va a organizar. China lleva impugnando este orden internacional ya durante bastantes años. Los BRICS, también. Y dentro de esos BRICS, Brasil, Sudáfrica o India como puntas de lanza, pero no son los únicos que quieren tener más voz en la esfera internacional. Esas potencias revisionistas son las que están impugnando ese sistema que ha estado hasta ahora pilotado por Estados Unidos, que se impuso especialmente después de la de la caída del muro y del fin de la Guerra Fría. Una suerte de pax americana, con Estados Unidos como gendarme del mundo. Ya no es así o no es solo así. Vamos hacia un mundo que probablemente tenga su propio orden. Pero ese orden probablemente no va a ser liberal. No creo que sea una anarquía, pero sí un orden internacional no sostenido sobre principios y valores liberales”.
Eje del interés americano
“A pesar de los movimientos de Trump hacia Europa, sus principales objetivos geoestratégicos y geopolíticos no se sitúan en esta zona del mundo sino en el eje Indo-Pacífico. De lo que trata con todos sus anuncios es de mostrar capacidades y fuerza. El orden internacional liberal que hasta ahora regía, en el cual la conquista territorial de un Estado soberano estaba sancionada por ese derecho internacional, deja de existir. Trump no cree en el derecho internacional, tenemos que tenerlo en cuenta. Ya no estamos en un mundo en que los principios liberales sean dominantes, sino los liderazgos fuertes y las capacidades militares y económicas. Ahí, la sensación que tengo es que Europa se encuentra muy sola. Lo atestigua una encuesta publicada por la Universidad de Oxford hace unas semanas que señala que la única opinión pública que tiene cierto temor a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca son las sociedades europeas, junto a la surcoreana. El resto del mundo le mira con cierta esperanza, como el líder que podrá poner fin a las guerras en Gaza y Ucrania”.
¿Fin de las guerras de Gaza y Ucrania?
“Trump no creo que haya ido de farol al plantear que podría alcanzar la paz. Lo hace también, en parte, emulando a una persona a la que quiere imitar en el sentido de cambio estructural de todo el sistema: Ronald Reagan. Cuando el presidente llegó a la Casa Blanca, se presentó como el gran hacedor del regreso de los rehenes de Irán a Estados Unidos. Trump plantea el de los secuestrados por Hamás a Israel. Igual que a Reagan le coincidió el fin de una época, la Guerra Fría, él propone ese nuevo orden que construye sobre la base de la creación de esferas de influencia. Una suerte de nueva Yalta, donde cada gran potencia controla una parte del mundo y nadie más interviene directamente en ella. La manera de hacerlo es estableciendo primero una paz en la que lo que se haya conquistado en el terreno de la guerra se va a mantener. Lo hemos visto con el alto al fuego de Gaza, que no significa que haya se haya puesto fin al conflicto en Oriente Medio, como vemos en Cisjordania. Y en Ucrania, a Trump no le interesa que continúe esa guerra. Quiere aparecer como el gran hacedor de la paz y a la vez mostrar a sus socios hasta ahora, los europeos, su capacidad de hacer y deshacer en territorio europeo”.
Europa ante la ola reaccionaria
Cómo lo ve... Ana Pardo de Vera
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“La Unión Europea lleva tiempo ya en alerta ante la construcción de una internacional reaccionaria que se ha puesto de largo el 20 de enero con la toma de posesión de Trump. Lo que parece sorprendente y una carencia es que no haya propuestas de narrativas y de acción alternativas a las que proponen los ultrarreaccionarios en toda Europa. Tenemos una situación crítica en Alemania y en Francia. En Francia, con un gobierno extremadamente inestable, que probablemente lleve a elecciones legislativas en junio. En Alemania hay una crisis política y económica sin precedentes, con una convocatoria adelantada de elecciones para el 23 de febrero, con la creciente importancia de una fuerza directamente de extrema derecha. Ni ultranacionalista ni ultraconservadora, directamente neonazi, Alianza por Alemania tiene propuestas más duras que cualquier otra, que Meloni o que la propia Le Pen, y goza de una intención de voto en torno al 20%. Con el eje franco-alemán muy debilitado hay otros actores con propuestas de construcción europea alternativas, entre otros Polonia, con un modelo que, si nadie lo remedia, nos va a traer una mayor dependencia de los Estados Unidos en materia de defensa si cabe”.
Deterioro de la calidad de la información
“La propuesta de prohibir el anonimato en las redes sociales es un instrumento menor. La cuestión de la desinformación y el esparcimiento de bulos está cada vez más a la orden del día. Sería imprescindible que las fuerzas políticas y sociales se lo tomen en serio. Es necesario trabajar para elaborar una esfera pública bien informada sobre informaciones verificadas. Tiene mucho que ver la crisis de los medios de comunicación convencionales y cómo se han transformado con la irrupción de internet. Una de las patas esenciales es el refuerzo de la profesión del periodismo. Las redes son solo un lado del problema. También se han esparcido bulos entre la prensa tradicional. Si tienes una profesión muy deteriorada, muy precarizada y que ha perdido mucha credibilidad y lo combinas con esa especie de democratización de la información a través de las redes sociales, se amplificarán los mensajes, pero el problema está también en el periodismo”.