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Yo con el Atlético de Madrid

Felipe Domingo Casas

Acabo de oír como jubilado, sin obligaciones  profesionales, la comparecencia de Pedro Sánchez, como todos los periodistas y tertulianos de nuestro  país, que es España, mientras la España más real trabaja en el tajo, en la atención a los dependientes, en las aulas o en la cocina de los comedores escolares.

He de decir, como lo fue la carta, que ha sido de sorpresa y desconcierto. Ya lo ha reflejado algún periodista, con intención sabuesa, y es que le ha producido una gran decepción, porque del desarrollo de las palabras y frases de la comparecencia se iba deduciendo que Pedro Sánchez iba a dimitir. Esa era la consecuencia más lógica. Podemos decir que en eso se basa un silogismo coherente. A mí me pasó en ese transcurso desarrollista lo mismo, pensé: dimite. Y no, fue lo contrario, se queda, en mi caso, con alivio y satisfacción. También me vino a la memoria la de un juez, con el que trabajé y falleció jóven, por fumar mucho, la incoherencia que yo le  achacaba ahora que a los jueces se les trata de incoherentes, para no ofenderlos mucho. En sus sentencias, extensísimas, que exponía en sus resultandos y considerandos sus  propias convicciones, a tenor de las pruebas obtenidas en la Sala,  añadía además, con corte y pega, innumerables sentencias de otros Tribunales y especialmente del Tribunal Supremo, por las que se intuía sin duda  de principio hasta el final cuál sería el fallo. Y te encontrabas con la sorpresa contraria: el fallo no respondía a lo argumentado

Entre las opiniones, he oído, analizando la decisión de Pedro Sánchez, la de un catedrático de Derecho Constitucional que ha afirmado que la misma no responde a las alternativas que ofrece la Constitución en este caso, sino a una decisión política. Completamente de acuerdo. Hace tres días, yo publiqué que el Presidente del Gobierno tenía que someterse a una cuestión de confianza como la alternativa más razonable. Y en estos días se han barajado hasta la extenuación las alternativas que ofrecía la Constitución, como la dicha, la cuestión de confianza o la dimisión. Y ahora, después, se sigue criticando con saña la incoherencia de Pedro Sánchez por decir que sigue, cuando lo que aleteaba en el ambiente, sobre todo en la derechas y ultraderechas, era que dimitiría. Y se han quedado con un palmo de narices. Entre algunas opiniones, no daré el nombre de la tertuliana, ha insistido en la incoherencia de Pedro Sánchez, acudiendo a que está incumpliendo el contrato que prometió a los electores, reflejándolo, como es muy común, en la concesión de la amnistía, que antes negaba. ¡Cuántos no entienden que la política es dialéctica pura, y que lo que hoy no es aconsejable, mañana lo puede ser!

Si tenemos como objetivo paliar las desigualdades, impedir que vuelva el fascismo y haya paz en el mundo, avanzaremos mucho

Se me olvidaba mi incoherencia. Yo soy del Atlético de Madrid y lo mismo me da que juegue bien o mal, que Griezmann, Correa o Morata fallen goles cantados y fáciles, que los directivos sean unos ineptos y no sepan fichar, lo importante y lo que me deja satisfecho es que gane, que juegue la Champions y todavía más si gana títulos. Igual que les pasa a los seguidores del Real Madrid, los cuales cuanto más ven sus defectos o ayudas arbitrales, más le defienden. ¿O no ha ocurrido eso con el último partido del Manchester City, que de 120 minutos de juego estuvo 110 minutos no solo dominado, sino avasallado? ¿Y qué han dicho? El Madrid es el rey.   

Hablando de este asunto futbolístico, hace una hora me refería un amigo una anécdota de Gustavo Bueno cuando yo le hablaba de mi interés por que suba el Valladolid. “Gustavo Bueno no se cortaba un pelo cuando decía que, en la España actual, la importancia de las ciudades en la opinión pública se mide por si tiene un equipo de Primera o no. Por eso, cuando el ascenso a Primera dependía, hace unos quince años, de que ganase el Oviedo o el Gijón en un partido, el Gijón  debía dejarse ganar. Se armó una tremenda. Todos los políticos opinaron y, después, La Nueva España ofreció una página entera a Gustavo Bueno para que respondiese. Aquello fue homérico. La repuesta más llamativa fue la de una diputada de Asturias: ”tiene toda la blancura de la ignorancia sin la más leve mácula de inteligencia”. Y cada uno/a recibió lo suyo. Pero el hecho cierto fue que empataron y el Oviedo no subió a Primera. 

Estos son los datos. La coherencia, pues, es compleja. Pero si tenemos como objetivo paliar las desigualdades, impedir que vuelva el fascismo y que haya paz en el mundo, avanzaremos mucho. Termino estas palabras oyendo a Feijóo. Pedro Sánchez ha dicho que no dimite y Feijóo dice dos horas después: “sé que no va a dimitir, a las pruebas me remito”. Y los periodistas le preguntan por la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que le dejan descolocado y no contesta, cuando acaba de decir que han planteado un plan de democratización de las Instituciones y moralidad de la vida pública. Y corta bruscamente las intervenciones.

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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