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Ayuso en capilla

Rafael Sánchez Sánchez

Cuando Feijóo llegó a Madrid en abril de 2022 para presidir el Partido Popular, tras la defenestración de Pablo Casado, venía marcado por una “aureola” de moderación que había caracterizado su perfil como Presidente de la Xunta de Galicia. De alguna forma el objetivo que perseguía el PP con esta renovación en su liderazgo era desmarcarse de Vox y recuperar voto moderado del casi inexistente centro político. Sus primeros pasos como presidente del partido parecían ir en esa dirección. De hecho, estuvo a punto de firmar la ansiada renovación del Poder Judicial, pero en la víspera de la reunión acordada en la Moncloa para tal fin, las “fuerzas vivas” y mediáticas del PP, Ayuso y El Mundo, se encargaron de “avisarle” de que no debía dar ese paso, porque el Gobierno estaba negociando la modificación del delito de sedición. Desde entonces han sido muchas las ocasiones en las que la presidenta madrileña ha marcado el paso al presidente del Partido Popular. Pero además no hay que ser un lince para darse cuenta de que Feijóo es consciente de la fuerza que tiene Ayuso dentro del partido y de que lo tiene en cuenta en el ejercicio de su responsabilidad. En su memoria está la abrupta salida de Pablo Casado y la trayectoria de oposición directa a Pedro Sánchez que desarrolló Ayuso en plena pandemia y que mantiene en la actualidad. 

En esta estrategia de liderar la oposición al Presidente del Gobierno, con la que más de una vez ha relegado a un segundo plano a Feijóo, tiene un papel clave su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, que al igual que llevó en su día a Aznar a La Moncloa está empeñado en llevarla a ella. Sin duda, el tema más importante en el que ha quedado visible el protagonismo de Ayuso es la ley de amnistía que ha negociado el PSOE con ERC y Junts para conseguir el apoyo de los independentistas catalanes a la investidura de Pedro Sánchez. Desde el primer momento el PP convirtió la amnistía en el principal caballo de batalla para desgastar al Presidente del Gobierno, y en este marco Ayuso ha demostrado que no tiene límites en la crítica a Sánchez.

Su argumentario no escatima en frases lapidarias que pronuncia sin inmutarse, aunque no tengan nada que ver con la realidad. En una entrevista en el programa Espejo Público de Antena3, Ayuso llegó a decir —reproduzco literalmente sus palabras— "han estado con el señuelo de que viene Franco, la ultraderecha, el blanco y negro, nos van a meter a todos en casa, a las mujeres en la cocina... y nos han colado una dictadura, nos la han colado por la puerta de atrás y estamos al comienzo de ella". Destaco esto porque en estos días, en el marco de las reacciones a la decisión de Pedro Sánchez de seguir al frente del gobierno tras sus “cinco días de reflexión”, Feijóo ha recurrido a una expresión similar. El presidente del PP ha dicho que Sánchez pretende hacer un “cambio de régimen por la puerta de atrás”. Y todavía más, el líder de los populares ha llegado a decir que Pedro Sánchez está mostrando “tics autoritarios que no se habían visto desde Franco”. Si nos fijamos Feijóo recurre al mismo argumentario que Ayuso, argumentario que tiene su inspiración en las habituales interferencias de Aznar desde su púlpito de FAES. De hecho, hay motivos sobrados para pensar que el poder en el Partido Popular está más en manos de Ayuso y del omnipresente ex presidente del Gobierno, que en el propio Feijóo. 

Si observamos la trayectoria política de Alberto Núñez Feijóo desde que llegó a la presidencia del Partido Popular, podemos apreciar que ha evitado cualquier enfrentamiento con Ayuso. Pero no sólo eso, Feijóo ha permitido que, en momentos clave de la situación política de nuestro país, Ayuso comparezca antes que él para exponer ante los medios la posición del PP. Así ocurrió con ocasión de la comparecencia de Pedro Sánchez para comunicar que seguía en la Presidencia del Gobierno tras su retiro de cinco días para reflexionar, habló primero Ayuso y luego compareció, en Génova, Feijóo.

En las últimas elecciones gallegas, Feijóo se volcó en la campaña porque había dudas de si el PP revalidaría la mayoría absoluta, con Alfonso Rueda como candidato. De hecho, en esos días hubo cierto nerviosismo en los populares, hasta el punto de que un dirigente del partido que no quiso identificarse afirmó: "si las elecciones se pierden, empezará una dinámica de acoso y derribo contra Feijóo". En las elecciones vascas, Feijóo no consiguió su objetivo de que Vox se quedara fuera del Parlamento Vasco, tan sólo tuvo el consuelo de conseguir un escaño más. Ahora estamos ante las elecciones catalanas del 12 de mayo —probablemente este artículo se publicará después de esta cita electoral— y el temor en Génova a que Vox sea de nuevo la cuarta fuerza política, por delante del PP, es visible. En los últimos días de campaña, Feijóo ha asumido las posiciones de Vox en materia de migración y de vivienda, en un intento desesperado de “pescar votos” en el caladero de la extrema derecha. Para Feijóo, conseguir en Cataluña el sorpasso a Vox es un objetivo clave porque de fracasar, su liderazgo será cuestionado. Más si tenemos en cuenta el caluroso recibimiento que tuvo Ayuso en Barcelona, cuando acudió a apoyar al candidato del PP. El titular era unánime en la prensa conservadora: “Ayuso se da un baño de masas en Barcelona”. Hubo además gritos de sus seguidores muy significativos, “queremos una Ayuso en Cataluña”, gritos que evidentemente han llegado a Feijóo.

Ayuso está ya en capilla, de alguna forma lo está desde hace tiempo. Quizá desde que Feijóo salió con ella al “balcón de Génova” la noche del 23 julio a celebrar el éxito electoral y los gritos que se oían eran ¡Ayuso! ¡Ayuso!

El 26 de mayo el Partido Popular saca a sus fieles a la calle, en una especie de respuesta tardía a la decisión de Pedro Sánchez de seguir en la Presidencia del Gobierno. Esta será sin duda una nueva ocasión en la que se hará visible el liderazgo de Ayuso, como ocurrió el pasado mes de noviembre en la manifestación contra la amnistía en la Puerta del Sol. En ese acto de masas, Ayuso, aclamada por los asistentes, asumió la posición más radical: “nosotros nos encargaremos de devolver golpe por golpe”.

El siguiente momento clave en la singladura de Feijóo como líder del PP llegará el 9 de junio en las elecciones europeas, unos comicios cruciales para frenar el avance internacional de la extrema derecha, pero que al mismo tiempo serán el mejor termómetro para medir la fuerza electoral de cada partido en nuestro país. Si el PSOE mantiene o incrementa —aunque sea proporcionalmente— los resultados obtenidos el 23J, será una prueba evidente de que el liderazgo y las estrategias de Feijóo para desgastar a Pedro Sánchez han fracasado. De ser así las cosas, hay motivos para pensar que Génova pasará en ese momento el bastón de mando a la lideresa madrileña, que de la mano de Miguel Ángel Rodríguez y “apadrinada” por Aznar tiene desde hace tiempo como objetivo la codiciada “séptima planta” de la sede popular. 

Así pues, Ayuso está ya en capilla, de alguna forma lo está desde hace tiempo. Quizá desde que Feijóo salió con ella al “balcón de Génova” la noche del 23 julio a celebrar el éxito electoral y los gritos que se oían eran ¡Ayuso! ¡Ayuso!

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Rafael Sánchez Sánchez es analista político y socio de infoLibre.

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