Erasmo y la locura

César Moya Villasante

España es el país de los excesos, de las pasiones desbordadas. Analizando lo que está pasando con el odio, que quizá sea algo muy profundo en el mundo actual, es posible que nos estemos acercando a aquel elogio de la locura que Erasmo estudió en sus escritos. Porque el odio conduce a la locura arropado por la estulticia o la estupidez. La locura puede estar implicada en el excesivo amor al dinero, al éxito mal entendido o a prometer absurdos para recibir elogios. Hoy existen políticos así y lo más preocupante es que reciben muchos votos que nacen de ese odio.

Cada día existen más enfermedades psíquicas o psiquiátricas con suicidios incluidos. Existen lemas o frases que sólo encierran odio. Quizá sea el momento de que alguien empiece a pensar con cordura y ver si aquello que escribió Erasmo tiene una aplicación en España. El problema es saber si cada uno seríamos capaces de reconocer nuestra locura. Esa que los psiquiatras deben tener bien definida y que en su explicación más normal significa la “pérdida de la razón”. Y esa definición nos lleva a la política de hoy, y en España siempre ha sido protagonista, cuando el ataque al que piensa distinto se transforma en un exceso difícil de explicar.

Se que hoy existen muchos políticos que practican esta teoría de forma exagerada pero pienso que en algunos casos será meramente por táctica electoral sin sentirlo en el fondo, pero quizá haya ejemplos de personas que esa táctica les ha transformado, además de su ansia de figurar, de aparecer como ídolo, de ser la imagen del bien y, en pocas palabras, confundir el odio con la locura.

Y cito aquí un caso que a mí me llama mucho la atención, que es el de la presidenta de la CM, Isabel Díaz Ayuso. Ella es una persona con una falta de formación política inmensa, pero que es utilizada por sus jefes por la facilidad de su manejo y hacer lo que le digan, porque otra cosa no sabe. Sus apariciones públicas solo destilan odio y jamás la he visto una conversación normal, que no la sabe continuar, o una defensa de lo que dice si se le ahonda en sus temas por periodistas que no estén pagados por ella, precisamente. La he visto dudar ante una pregunta normal porque no sabe contestar a nada o, si lo hace, siempre desliza su odio hacia todo lo contrario de su pensamiento único aunque nada tenga que ver.

Ayuso ha dicho hace poco que si el dueño de un piso medio quiere cobrar una barbaridad por su alquiler está en su derecho. ¿No es eso una expresión loca de su ideología retorcida?

Se añade ahí que sus votos, inconcebible que una persona así tenga tantos, la hacen crecerse para pregonar su éxito prometiendo incluso cosas absurdas que no pueden prosperar, como actualmente ciertos presupuestos que quedan en el vacío por su obsesión de hacer de Madrid el centro del negocio de alto nivel del mundo o, al menos, el europeo. O sea, sentirse autora de una ciudad que ya está llegando a unos niveles en donde se hace muy difícil vivir para los jóvenes o gente trabajadora. Es el odio llegado a la locura de sentirse con éxito. Algo muy normal en gente que todo lo traduce en el dinero, hoy en día. Si alguien se fija en ella, verá que sus apariciones siempre son iguales se le pregunte por lo que sea: Sánchez y la izquierda progre.

Como su última aparición juntando el bulo de los asesinatos de bebés en Israel con Sánchez para de alguna forma, ligar sus esperpentos. Es su única obsesión para disimular su incapacidad intelectual manifiesta. Pero es el ejemplo de adónde puede llegar la locura como límite superior del odio. Y he citado este caso por sus continuas apariciones provocadas por ese odio que se destila hoy en la política nacional que impide una conversación entre personas sensatas a las que se les tilda de inmediato de fachas o rojos. ¿Es el camino de la locura colectiva? ¿O estaré yo también loco?

Sabemos y sentimos muy bien que existen personas que tienen riquezas innombrables que viven con el ansia de duplicarlas de inmediato. Quizá sea el mejor ejemplo de la locura. Es el ejemplo más fiel de lo que el capitalismo sin límites ha provocado en la sociedad. Ayuso ha dicho hace poco que si el dueño de un piso medio quiere cobrar una barbaridad por su alquiler está en su derecho. ¿No es eso una expresión loca de su ideología retorcida?

Al final de estas locas líneas solo me queda transmitir una duda: ¿Está el mundo gestionado por demasiados locos llenos de odio?  

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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