Hablando de feminismo (y de república)

Mercè Carandell

De entrada, y para que no haya malentendidos, me declaro republicana, socialdemócrata y cinéfila. De la televisión veo los programas políticos, aunque prefiero leer los periódicos. Estoy suscrita a infoLibre, a El País y a varias plataformas de cine.

Por otra parte, soy feminista en el sentido de que considero la desigualdad uno de los retos más importantes a superar. Y lo coloco al mismo nivel que la pobreza, la ignorancia o la guerra. Aclarado todo lo anterior, ya puedo empezar.

¿Qué está pasando con la Monarquía Española? ¿Debemos entrar al trapo y hablar de los cotilleos, tan frecuentes desde el cumpleaños de don Juan Carlos, día 5 de enero, y de la Pascua Militar, día 6?

Sin duda es imprescindible, como personas, como súbditos que llevan sobre sus hombros el pecado de haberse dejado torear por el rey don Juan Carlos. Como he dicho, soy republicana y sus cuestiones de bragueta no me interesan. Pero, claro, como que es una Real Bragueta resulta un ejemplo sobre los ciudadanos de a pie

No nos hemos hecho eco del maltrato que propinaba a doña Sofía, su regia esposa, en público y sin el menor recato. La ha vejado de tal forma que ha conseguido convertirla en un guiñapo al cual ni sus hijos quieren ver. Eso ocurre con las mujeres maltratadas: sufren un calvario y los hijos, al verlas despreciadas, aprenden a desdeñarlas y a admirar al maltratador. 

Aunque, por aquella máxima pedagógica: el medio es el mensaje. Sus hijas las imitan y no se atreven a rechistar a su dueño y señor.

¿Cómo podemos comparar el beneplácito al Emérito, por más barbaridades que haya perpetrado, con la agónica caza a la que está sometida Letizia por haber tenido una aventura que nadie supo nunca?

Pero, claro, ¿cómo vamos los españoles a meternos en murmuraciones de porteras, cuando sabemos latín y no nos interesan más que los temas de gran calado? Mi conclusión, al contrario de lo que dicen por ahí, es que Sofía no es una gran señora que sabe su oficio. Es una pobre mujer asustada a la que han dejado sola sus hijos. 

Dicho lo cual, pasemos ahora al tema Letizia, ya que es muy grave lo que está pasando. Como que no creo ni poco ni mucho ni nada en la monarquía, me importa un bledo lo que estos señores sean en el ámbito privado. Los considero como a la familia del 2ºB, si no fuera por la proyección que tienen. Aviso: estamos llegando al busilis de la cuestión.

¿Cómo podemos comparar el beneplácito al Emérito, por más barbaridades que haya perpetrado, con la agónica caza a la que está sometida Letizia con zeta por haber tenido una aventura que nadie supo nunca? Muy fácil: uno tiene pene y antepasados reales y la otra no.

Ayer, La Sexta dio por la noche un concurso dirigido por Ana Pastor. Me quedé helada cuando vi el final: sacaron la mil veces reproducida fotografía tomada en la Catedral de Palma de Mallorca sobre el que fue el peor error de Letizia. La actual reina, con camisa de lunares, impedía que Doña Sofía se sacara una foto con sus hijas.

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Mercè Carandell es socia de infoLibre.

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