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'Honderos': la desigual batalla con la industria farmacéutica

Julián Lobete Pastor

Fernando Lamata, médico, gestor sanitario y escritor ha novelado en Honderos el desigual combate entre las asociaciones por un medicamento justo y la poderosísima industria farmacéutica con sus apoyos políticos, mediáticos y económicos. La realidad es a veces tan brutal que la descripción directa puede hasta no ser creíble o aceptada por el lector, por lo que en ocasiones es mejor acudir a la ficción o a una descripción ficcionada, como es el caso de Honderos, cuya lectura me permito recomendar encarecidamente.

¿Quiénes son los honderos? lo expresa con un poema: “Honderos, porque no hay derecho/porque no es justo que miles de personas mueran cada día / sin poder tomar las medicinas que necesitan/ honderos de la idea/necesitamos honderos de ideas, maestros lanzadores".

La novela describe lo sucedido en torno a las vacunas a lo largo de la COVID-19 y la situación actual en torno a los problemas que plantea la fabricación de medicamentos y su distribución. En este comentario se anotan los problemas e hitos principales.

Algunos datos reales

Durante el período 2020-2022, las 20 principales farmacéuticas dedicaron 377.600 millones de dólares al reparto de dividendos, recompra de acciones y compensación de ejecutivos, más del 90% de su gasto en investigación ( fuente, Alianza de vacunas para la gente; cumbre de Berlín octubre de 2023, recogido por la revista Acceso Justo al Medicamento de la asociación del mismo nombre). Cinco de las farmacéuticas gastaron más en los conceptos indicados que en investigación; durante la pandemia se pagó más de un millón de dólares cada cinco minutos a los accionistas.

El grupo de los 20 farmacéuticas señalado obtuvo un margen de beneficios promedio del 19 por ciento, aunque algunas como BioNTech obtuvieron el 54 por ciento; Moderna un 51 por ciento y Pfizer un 28 por ciento. El gobierno norteamericano pagó a Moderna 900 millones de dólares para el desarrollo de las vacunas, sin exigir control sobre aquéllas o su precio (con el consiguiente aumento del valor de sus acciones y la aparición de cinco nuevos multimillonarios).

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos gastaron cincuenta mil millones de dólares en investigación para las vacunas cuyo resultado se puso a disposición de la industria farmacéutica.

 BioNTech obtuvo una financiación de 445 millones de dólares y Oxford-AstraZeneka un total de 1300 millones de dólares y ambos se beneficiaron de amplios compromisos de compra avanzados, pero mientras que el financiamiento de AstraZeneca estuvo condicionado a que la empresa fijara precios más bajos en interés de la accesibilidad, a Pfizer-BioNTech se le permitieron precios más altos y que luego rechazara pedidos para ofrecer acuerdos de licencia y transferencias de tecnología (fuente Mariana Mazzucato, Avances Sanitarios para todos, EL País de los Negocios, 26 de noviembre de 2023).

Patentes, exclusividad, monopolios

Para explicar estos conceptos clave en el problema de la industria farmacéutica, Lamata relata en la novela una supuesta entrevista en la CBS, que bien pudo haber ocurrido entre un directivo de una gran empresa y un premio Nobel de Economía: “Las patentes son la sangre de la innovación; sin patentes la invención se muere; se han usado en empresas de todos los sectores para incentivar a los emprendedores, a la gente que arriesga y que impulsa el desarrollo de nuevos productos”, comienza el directivo.

“Es verdad que se han usado en otros sectores. Sirven para conceder un monopolio durante unos años, que en el caso de los medicamentos es de 20 años; en ese tiempo, la empresa innovadora, al no tener competidores, pone un sobreprecio a sus productos; el problema es que en medicamentos estamos hablando de vida o muerte; por eso en este sector, inevitablemente, las empresas que tienen el monopolio tienden a poner el precio más alto que puedan pagar los pacientes o los servicios de salud; es la bolsa o la vida y se produce lo que llamamos abuso de posición dominante; y al mismo tiempo, se limita la producción orientándola a quien puede pagar” contesta el economista 

Además, prosigue el premio Nobel, la investigación que hacen las farmacéuticas es incremental, no innovadora, pequeños cambios para aumentar el tiempo del monopolio. Antes de 1994, cuando se generalizaron las patentes en todo el mundo, las empresas farmacéuticas hacían investigación innovadora y tenían un beneficio sobre ventas que duplicaba el de otras empresas industriales. Lo que pasó con las patentes es que aumentaron los precios al máximo posible y multiplicaron sus beneficios, pero no aumentó la investigación.

COVID 19, la carrera antisolidaria por las vacunas

En mayo de 2020, seguía aumentando el número de personas contagiadas en el mundo, cerca de cien mil personas al día, cerca ya de cinco millones en todo el mundo. Los investigadores en sus universidades e institutos y las empresas farmacéuticas se empeñaban en una carrera por ver quién descubría una nueva vacuna o un tratamiento eficaz.

El 14 de mayo de 2020, los presidentes de Sudáfrica, Ghana y Senegal y el primer ministro de Pakistán encabezaron una carta dirigida a los ministros de salud reunidos en la Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se titulaba: “Unidos detrás de una vacuna de la gente contra el Covid 19”. El escrito estaba firmado por cuarenta y nueve expresidentes o exprimeros ministros de los cinco continentes.

Lo que pasó con las patentes es que aumentaron los precios al máximo posible y multiplicaron sus beneficios, pero no aumentó la investigación

Sin embargo, al mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos cerraba acuerdos de compras anticipadas con las empresas farmacéuticas para reservar vacunas y medicamentos frente a la Covid 19, mientras los ejecutivos de esas mismas empresas advertían a los otros países ricos que si no reservaban sus pedidos ahora, luego no tendrían vacunas o tratamientos. Así, mientras se desarrollaba la asamblea de la OMS, Alemania, Francia, Italia y Holanda preparaban un acuerdo para reservar millones de dosis de posibles vacunas en contratos con varias empresas. Y entonces la Comisión Europea también asumió esa estrategia para los 27 estados miembros y cerró acuerdos de compra por adelantado con las compañías, es decir se renunció a un enfoque global, a una vacuna de la gente.

En octubre de 2020, India y Pakistán dirigieron un comunicado a la Organización Mundial de Comercio (OMC) solicitando una suspensión temporal del Acuerdo sobre los aspectos del Derecho de Propiedad relacionados con el Comercio de la OMC, en relación con la prevención, contención y tratamiento de la Covid 19. La propuesta contó con el apoyo de numerosos países, pero los gobiernos de la Unión Europea, Estados Unidos, Suiza, Noruega, Australia, Canadá, Japón y Reino Unido se opusieron alegando que la solución era que las empresas titulares de las patentes dieran licencias voluntarias, lo que ninguna empresa había hecho.

Los países ricos, que representan el 14 por ciento de la población mundial, han acaparado ya, en esas fechas, el 60% de las dosis de las futuras vacunas, indicó el embajador surafricano en la conferencia de la OMC: "lo que está ocurriendo es que se está reforzando la desigualdad en el acceso”.

En diciembre de 2020, el 70 por ciento de las vacunas más avanzadas en su desarrollo habían sido compradas para un 15 por ciento de la población mundial. Apartheid de vacunas, con precios abusivos y retrasos en la producción. Las empresas ingresaron 50 mil millones de euros el primer año de pandemia frente un coste de tres mil millones.

El informe Maloney

El 10 de diciembre de 2021 se publicó en Estados Unidos el informe del Comité de Supervivencia y Reforma del Congreso de los Estados Unidos, sobre investigación en los precios de los medicamentos, después de un trabajo de tres años. El Comité estuvo presidido por la congresista Carolyne Maloney, por lo que se le conoce por ese nombre. Conviene transcribir alguna de sus conclusiones, que se recogen en Honderos.

“Las compañías farmacéuticas han subido los precios de los medicamentos continuamente durante décadas, manipulando el sistema de patentes y otras leyes para retrasar la competencia de genéricos a precios más bajos. Como consecuencia, los precios son insostenibles, injustificables y abusivos.

El argumento de que los altos precios son necesarios para financiar la investigación es falso. Los costes de I+D no justifican estos precios. El gasto en investigación es una parte pequeña de los beneficios de las empresas. Entre 2016 y 2020, las catorce empresas líderes gastaron un total de 577 mil millones de dólares en recompra de acciones y dividendos. Buena parte de los medicamentos se han investigado con financiación pública, dinero de los contribuyentes directamente y buena parte de la investigación de las empresas no va a investigación innovadora sino a mantener sus monopolios, extender su duración y reforzar las estrategias de marketing y suprimir la competencia”.

Convenio internacional para el acceso a los medicamentos

Propuesta a propuesta y congreso a congreso de la OMS y de la OMC, las asociaciones de acceso justo con el apoyo en ocasiones de algunos países van presentando propuestas como el convenio internacional para el acceso a los medicamentos, el Tratado de Pandemias y, en Europa, la Propuesta del Reglamento Europeo y del Consejo sobre la concesión de licencias obligatorias para la gestión de crisis y la modificación del reglamento 816/2006.

Los activistas del Acceso Justo han preparado las bases del convenio internacional que se propondrá, que son las siguientes: A) Crear un Fondo global financiado proporcionalmente por los países. B) Crear un mecanismo de gobernanza internacional con un comité científico para definir las prioridades de investigación. C) Investigación abierta y cooperativa en todo el mundo. Existen precedentes como el ensayo clínico Solidarity de la OMS o la Red Europea de ensayos clínicos. D) Precios cercanos al coste. Existen experiencias como la de Brish Lab y la Universidad de Texas. E) Distribución equitativa... y prohibición de los monopolios de los medicamentos.

El Tratado internacional sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias en el marco de la OMS permitiría a todos los países reforzar  sus capacidades frente a futuras pandemias. Existe un 27,5 por ciento de probabilidades de que otra pandemia tenga lugar en los próximos diez años, según la organización Alianza de Vacunas para el Pueblo, de ahí su importancia y trascendencia. Sin embargo, Convenio Internacional, Tratado de pandemias y reforma de reglamento de licencias obligatorias están en fase de proyecto, con una fuerte resistencia de la industria a modificaciones que supongan la pérdida de su poder de monopolios.

La cumbre de Berlín de octubre de 2023

La celebración de la Cumbre Mundial de la Salud en octubre de 2023 es un hito más en el forcejeo y la lucha continua para el acceso justo al medicamento. Las empresas insisten en su argumentos. Pfizer y Moderna, presentes en dicha cumbre, junto con otras empresas, insistieron en que la protección de la propiedad intelectual fue fundamental para que se pudieran asumir los riesgos financieros que se produjeron en el desarrollo de las vacunas a una velocidad record, salvando millones de vidas.

Argumentos que fueron avalados y reiterados por el ministro de Salud alemán, quien señaló que el tratado y acuerdo sobre pandemias no se producirá si hay una limitación importante de los derechos de propiedad intelectual. “Es una parte de nuestro ADN, necesitamos seguridad de la propiedad intelectual para invertir en vacunas” añadió.

El ministro alemán se opone también a dar poder ejecutivo a la OMS y reducir el poder ejecutivo de los países en esta materia.

Mientras tanto, el Fondo para pandemias auspiciado por el Banco Mundial avanza a un ritmo muy lento. Se han recogido dos mil millones de euros de un presupuesto de diez mil millones. Se necesitarían 150 mil millones en cinco años, para preparar a los países de ingresos bajos y medios para una nueva pandemia (información de Health Policy Watch, recogida por la revista de Acceso Justo al Medicamento)

La OMS espera tener cerrado el Tratado sobre pandemias para mayo de 2024, así lo han acordado los países miembros, paso a paso, como titula uno de sus capítulos la novela de Fernando Lamata. Allí se comprobará si el Tratado supone un avance o la industria consigue otra victoria aunque con concesiones, paso a paso. 

El lector perdonará que otros aspectos relevantes de la novela no hayan podido recogerse en este comentario. De ahí, una vez más, la invitación a la lectura y difusión de Honderos.

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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre.

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