La Inteligencia Artificial, ¿sin ideología es posible?

César Moya Villasante

Ante un nuevo mundo que empezamos a vivir, es necesario adaptarnos los humanos porque tendremos que convivir con las máquinas y con un software infinito y hasta desconocido. Y el software no es más que el alma de la máquina. Ante esto deberíamos estar ya generando ideas, muy apropiadas para este país en donde la creatividad es patrimonio de muchos, para ocupar el espacio que nos corresponde en el mundo, que hasta hace pocos siglos fue de cabecera.

Hay que plantearse que la IA seguirá su progresión y hasta posiblemente superarnos si se resuelve algo muy complicado, como es hacerla posible con conciencia, o sea, con valores humanos. Pero llegará y entonces deberemos pensar en convivir con alguien que tiene muchos más datos que nosotros para tomar decisiones. Ya sabemos que hoy existe una gran preocupación por este avance, que nada tiene que ver con todos los siglos pasados y que está en discusión su implantación. Pero yo creo que es inevitable luchar contra los avances de la humanidad, aunque a veces no se comprendan bien. Es más, quizá ya sea tarde para evitar su implantación porque hay demasiadas personas ya preparadas en el mundo para su materialización, contando con los peligros que de ello derivan si se hace sin poner puertas a ese campo.

Por ello se debería ir pensando en que la política y el materialismo actual de la humanidad van a necesitar una transformación de tal calibre que es difícil predecir puesto que muchas profesiones podrían desaparecer y ser suplantadas robóticamente. Algo que viene ocurriendo hace mucho tiempo pero que con la IA de máximos nos hará cambiar quiérase o no. Por ejemplo, la medicina, la justicia, la administración burocrática o la misma enseñanza serán completamente distintas y nadie habla de este proceso, creo yo, que inevitable. Porque, aunque se prohibiera el uso de la IA en algunos procesos es indudable que siempre habrá gente dispuesta a su uso, como los que hoy llamamos hackers y que después aún no tienen calificativo en lo que ya está ahí, el metaverso.

Ante ese proceso, la política debería ya ir cambiando, porque ella es la que debe adaptarse a ese cambio progresivo, empezando a hacer cambios profundos en el modo de vida, unos positivos y otros negativos. Obviamente la derecha está totalmente obsoleta por su conservadurismo, pero es que no hay nada que conservar en algo tan transformador. La izquierda radical tampoco tiene su sitio porque en nuestro país tiene un papel excesivamente personalista y con tics revanchistas, que hay que evitar. En su día se creó aquel proyecto llamado Ciudadanos pero que al final se convirtió en un VOX 2.0 y tampoco puede valer. Por eso, nunca más necesario que ahora una política sin ideología, pero con mucho liderazgo, cosa que en nuestro país es muy complicada por los ataques continuos que se producen a cualquier persona que destaque, por esa envidia natural que también nos caracteriza.  Y para ello, y siendo un poco utópico por necesidad, lo que se necesita es el partido del sentido común, que quizá, como siempre se dice, es el menos común de los sentidos. Pero actualmente es vital conseguir un modo de ir cambiando cosas, porque nadie lo hará por sus espacios limitados. Hay empresas que ya están haciendo cambios pero no ocupan un liderazgo nacional o universal que pueda ocuparse de cualquier tema, como hacen los políticos que ahora llamaremos: POLÍTICA 2.0 . Para ello se necesitarán actuales líderes, difícil de conseguir, y asesores en las materias correspondientes con mentes muy abiertas y deseosas del cambio. Pero sin ocupar un lugar ideológico como ahora, con enfrentamientos que a nada conducen. 

Ante ese proceso, la política debería ya ir cambiando, porque ella es la que debe adaptarse a ese cambio progresivo, empezando a hacer cambios profundos en el modo de vida, unos positivos y otros negativos.

Pero hay un problema que es necesario abordar y que no existe un debate actual sobre cómo hacerlo, qué es la Economía. Porque la economía no es una ciencia exacta, aunque algunos lo crean, porque se contemplan las soluciones siempre desde opciones demasiado extremas, por culpa de una política que solo va a la búsqueda del voto y no a solucionar nada. Pero es que los problemas que vienen y que muchos ya están aquí, se derivan, todos, sin exclusión hacia la economía futura. Algo tan sencillo como la distribución del trabajo, que cambia en su fondo y en su forma, provocará ya poco a poco una exclusión de muchas personas, pero al mismo tiempo, inclusión de otras con una preparación distinta. Habrá muchos trabajos robotizados, de los cuales los manuales serán muchos los afectados, pero otros, como los creativos, algo muy aplicable a la tecnología y la ciencia serán potenciados. Y tampoco se está generando una nueva formación hacia todo esto. Pero es que además se generarán variantes o efectos secundarios como en hostelería y transporte al existir reuniones no presenciales o virtuales y teletrabajo.

Y todos estos efectos secundarios repercutirán mucho más si esa IA inevitable no corrige los errores que puede insertar en sus decisiones, porque ese es el peligro que veo si antes no debatimos sobre la implantación. Porque hay que considerar que la IA se mueve con algoritmos en donde navega un mar de datos, pero fríos. Datos que hoy no tienen alma y sus decisiones se basan en esos datos que se han generado en el tiempo por multitud de actos anteriores al que se mide y que ya están grabados en ese algoritmo. Pongo un ejemplo que lo explica. Supongamos un avión cuyo plan de vuelo está basado en la IA y que, incluso no lleve ya piloto, en los coches ya ocurre en pruebas.  Esa IA llevará el avión a su destino si en el trayecto todo es según esos datos contemplados en años. Pero si aparece una situación. como por ejemplo, un fenómeno atmosférico desconocido que actúa en esa trayectoria no prevista, se podría generar una acción correctora. Pero estamos seguros que esa acción existe en el algoritmo? Son acciones que quizá no están incluidas en los datos que nos proporciona el algoritmo. Y otros múltiples motivos que harían larga la explicación. Esto que escribo no es algo que hoy día nos amenace pero explica lo que en el futuro nos podemos encontrar si no se hace una implantación segura de esa tecnología explicado de forma muy simple,  Quizá por ello hasta que se interiorice una cierta conciencia dentro de la IA no tendremos una plena seguridad de su seguridad o de una solución lógica, independientemente que contente a unos u otros si hablamos de temas económicos o políticos. Y hoy esa conciencia ya en estudio tiene muchos problemas para conseguirla, pero quizá se avance hacia ella en unos años. Y quizá menos de lo que pensamos.

También hay que destacar que todo esto, unido la 5G. la 6G ya en estudio, y el metaverso, nos lleva a un mundo material donde se abandona cualquier atisbo de espiritualidad o ética, llamémosle así, por lo que todo no se traduce en avanzar. En algunos casos habría que recuperar esas conciencias o comportamientos que nos han generado los valores esenciales de la vida para la convivencia, por lo que combinar el avance con la recuperación es complicado, pero es la verdad del futuro. Un futuro que está ya aquí y que se debería debatir ya por el periodismo especializado con los creadores del sistema y asesores para decidir qué hacer en ese futuro ya presente. Se está haciendo por muchos lugares, pero sin ser una noticia universal porqué mundial es el proceso y a todos los países afecta. Pero es imprescindible que si los políticos entran en ello y los periodistas para informar se separen de su ideología y que empiecen a hacer el futuro de verdad. Es utópico pero imprescindible.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre

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