Jueces manzaneros

Alfonso J. Vázquez Vaamonde

La historia de la serpiente, la manzana, Eva y Adán se nos explicó mal. Hay una rampa de inteligencia descendente: nuestro dios, el diablo, el varón y la mujer. Si ésta ha engañado al varón ¿no debería estar éste al final de la lista? Yo creo que están “ex aequo”, empatados; por eso se engañan mutuamente. La culpa del cuento se le carga a la mujer; pero ella tiene la disculpa de que la engañó un ser superior, ¡un ángel! El varón, que se dejó engañar por un ser igual, tiene menos disculpa. Menos aún si se cree más inteligente.

El Código Civil dice: El contrato existe desde que una o varias personas consienten en obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o prestar algún servicio” (art. 1254); y añade: “El consentimiento se manifiesta por el concurso de la oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato” (art. 1262). Parece razonable.

Si una persona viola la propiedad del tendero y le roba una manzana, ¿debe el tendero demostrar que no consintió la violación de su propiedad? La ley le exige al presunto violador que demuestre su derecho a coger la manzana. En castellano coger y follar eran sinónimos; lo son aún en muchos países americanos. El violador de la presunta propiedad ajena debe demostrar su derecho. El presunto violado sólo tiene que demostrar su propiedad.

La ley exige a la mujer violada demostrar “su” falta de consentimiento. ¿Por qué? La repuesta es escandalosa; para esta sociedad la mujer sólo es una “manzana” a la que la ley no le reconocía hasta ahora derecho de propiedad de su cuerpo. Varios partidos, y sus millones de votantes, no reconocen a la mujer la propiedad de su cuerpo. Por eso recurren la ley de anticonceptivos, la de embarazo, la del divorcio; todas las que huelan a libertad de la mujer. ¡Sólo son manzanas! Y la iglesia le impone la obligación de ser violada sacramentalmente llamando a la violación débito conyugal.

La ley sólo permite reducir la pena si la impuesta se sale del marco de la nueva ley

Muchos jueces son manzaneros; uno sólo serían muchos. La manzana no tiene derechos; quien la “coge” sí porque sólo “cogió” una “manzana”, que no era propiedad de nadie. Los jueces, gente culta, lo dicen en latín: la mujer es una “res nullius”; una manzana ”silvestre”; una manzana abandonada en un árbol en una vía pública; no era ni “una manzana propiedad de un tendero”.

Otra cosa fuera de estar casada. Antes el marido tenía un atenuante si asesinaba al que “cogía” a su mujer; aun si ella consentía. ¿Puede consentir una manzana? Si no es propietaria de su cuerpo, lo que se violaba era la “sagrada propiedad del marido”; la manzana del tendero. Eso opinan los “jueces manzaneros”. El fallo de la ley fue no contar con los “jueces manzaneros”-

La ley sólo permite reducir la pena si la impuesta se sale del marco de la nueva ley. No era el caso. Quizá el “juez manzanero” pensó: ¡algo habrá hecho la manzana para que la “cojan”. El pobre violador sólo vio una manzana “silvestre”. Nunca hubiera violado la propiedad ajena. Menos si tuviera la piel arrugada o algún defecto, incluso menos brillo, etc. ¡Pero no! Ahí estaba la manzana: en la calle; sola; sin protección; con la piel atractiva; sin defectos; provocando con su olor el apetito natural. El “juez manzanero” se pregunta: ¿hubo violación o sólo una reacción ecológica como la de la abeja que liba en la flor?

Sin duda no es buena la que permite sentencias contradictorias, pero el art. 6.4 CC  declara fraude de ley aplicar una norma al pie de la letra. ¿No hicieron eso los jueces manzaneros?, porque el art. 3.1 CC exige interpretarla atendiendo al fin que busca la norma. Los jueces “manzaneros” protegen a los violadores; los jueces “mujereros” a las mujeres. Que los primeros sean además machistas o no … eso es sólo una coincidencia.

Erró el Gobierno al olvidar que hay “jueces manzaneros”. Parece que hay sólo un 35 % de “jueces mujereros”. De no haber ninguno las mujeres estarían protegidas con esa ley. A los “jueces manzaneros” no les importan. Son sus “manzanas” contra el ejecutivo; pero, ¿por qué no razonamos?: 1º.- El ejecutivo, el Gobierno, sólo propuso la ley; 2º.- El legislativo. el Congreso, la pudo mejorar, pero no la mejoró, 3º.- El judicial, los jueces, la pudieron aplicar conforme al espíritu de la ley, pero una minoría no lo hizo. ¿Por qué todos arremeten contra el Gobierno y no contra los otros dos, los que promulgaron la ley y los que la aplican mal?

Las violadas son una “manzana” arrojadiza que usan los que no las defienden. 

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Alfonso J. Vázquez Vaamonde es socio de infoLibre.

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