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María Peláe en vena

Verónica Barcina

No me gusta Eurovisión, no me gustan las drogas, este año menos por el agravante de prestarse al blanqueo de un estado asesino. Dice la organización que no puede hacer nada al respecto porque es “un evento apolítico”, pero expulsó a Rusia en 2022 y regaló el triunfo a Ucrania despreciando los méritos artísticos de los demás concursantes. Es mucho el dinero judío y muchos los cómplices de los asesinos que verán el certamen en sus despachos o en sus sofás, quizás comiendo palomitas con un vaso de cola del Tío Sam.

Sorprendida al leer en la misma noticia el nombre de María Peláe y el Benidorm Fest, entré, leí y pinché el enlace al vídeo de su actuación en uno de tantos concursos amañados que nutren a tantos programas horteras y corroen tantas venas y neuronas en prime time a lo largo del año. La Peláe no decepciona, por su duende y su compromiso: espectacular, algo que casa regular con el concurso y el festival. Al margen del amaño final de Eurovisión, su Remitente ya ha triunfado por los cuatro costados: voz, puesta en escena, música y letra.

María representa la esencia de una parte de la España multicultural y plurinacional, con identidad propia y diferenciada, Andalucía, cuya existencia vuelve a ser cuestionada. María canta en andaluz, esa lengua que es la suya y la de nueve millones de personas que la usan sin complejos por más que el cateto centralismo la señale con el casposo dedo de la sorna. María acopla sin estridencias un compás flamenco con sonido rock y música electrónica sin dejar indiferente a nadie, despertando sentimientos variopintos al escuchar Remitente.

María representa la esencia de una parte de la España multicultural y plurinacional, con identidad propia y diferenciada, Andalucía, cuya existencia vuelve a ser cuestionada

María Peláe es una artista cabal, capaz de provocar el éxtasis en un videoclip y de estremecer con unas letras que funden ética y estética, conciencia y placer. Ella es malagueña, nieta y bisnieta de La Desbandá, por eso dice: Remitente es una carta, una medio despedida, una advertencia, un repaso a la historia para no volver a las partes oscuras de ella. Remitente son nuestros abuelos y abuelas, un homenaje a la libertad y el miedo a perder”. Ella es compromiso, con la Historia y con el presente, es luchadora, por ella y por los demás, compañera de trinchera de quienes salen a la calle y de quienes ya no están.

María Peláe es una sorpresa por sus letras llenas de crítica social y humor y por su mezcla mestiza de flamenco y ritmos actuales. Es una sorpresa que compagine su pasión por la música con estudios de Trabajo Social y Antropología. Es una sorpresa que mire de frente a quienes la señalan con una llave que ya no tiene armario que cerrar, porque ella canta a la Libertad, y canta sin miedo a perder. La Peláe es aire fresco en un país viciado de alcanfor.

Hubiera sido una sorpresa escucharla en Eurovisión. Tenía todas las papeletas para ser defenestrada por esta España de cartón piedra con alma de plexiglás que rinde pleitesía al postureo más artificial y adora a ídolos con pies de barro prefabricados en serie. Extrañaba su presencia en el Benidorm Fest, pero el más cutre de los concursos necesita una pátina de arte, de duende, que sólo una artista íntegra, integral, explosiva y natural como ella puede aportar.

Es mucha la gente para la que María Peláe y su Remitente ya han ganado. ¡Mira que si soy drogadicta!

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Verónica Barcina es socia de infoLibre.

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