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Un mínimo de cortesía, ante los aciertos del adversario político

Antonio Agar

Tan conocido y celebrado es el aforismo de Unamuno ”La envidia, ese mal tan español” como el de “La envidia es mil veces más dañina que el hambre, ya que es hambre espiritual “.

Los doctores en Neurología coinciden con el aserto: “Los niños van describiendo los aspectos más dignos de admiración e igualmente los más sórdidos de la vida, en un constante “Asombro” que van perdiendo cuando avanzan en edad. Están llegando a tal punto de esquizofrenia las actuaciones de la clase política, que están afectando a nuestra capacidad de asombro, ampliándola cada vez más.

Viene a cuento toda esta disertación por las desafortunadas declaraciones del Presidente del Partido Popular cuestionando las recientes actuaciones del Sr. Sánchez como embajador de España en el extranjero.

Muy a mi pesar, reitero de nuevo la muletilla de que no profeso ideología alguna, y por consiguiente, siempre está en mi ánimo el comentar los aciertos o los fallos de cualquier partido, tanto del que ostenta el poder como de los opositores al mismo: el de hacer “Justicia” En más de una ocasión el insigne intelectual y académico Sr. Anson me ha publicado en su digital El Imparcial mis aceradas críticas a ciertas decisiones del presidente del Gobierno Sr. Sánchez: 1) Su alianza con el partido de Bildu, de raíces etarras, sobre la que hace unos años negaba a la prensa “Que jamás pactaría con una banda criminal”, y que cedió por arañar cinco escaños, en lugar de tomar los 10 escaños de Ciudadanos. No solo lo vituperé como un negado en matemáticas, sino también como político frívolo que supeditaba los valores éticos a su interés en mantenerse en el trono presidencial.

En otro artículo cargué las tintas contra el presidente por ceder a la presión de sus socios de gobierno, autorizando la legalización de la ley del sí es sí, propuesta por la ministra de Igualdad, sin analizar los perjuicios que ello podría causar a las víctimas de las agresiones sexuales, reduciendo las penas de cárcel de los agresores, que han desacreditado a los jueces que los condenaron, y han ocasionado una seria amenaza para las víctimas y el temor justificado de ser el objetivo de estos transgresores individuos tan proclives a satisfacer sus instintos de depredadores sexuales. El presidente, ante la evidencia de las diarias excarcelaciones de los condenados por la arbitraria ley, no ha tenido más remedio que modificarla creando una brecha profunda en el gobierno de coalición. En este episodio ha quedado en entredicho no solo el presidente, sino también su equipo de asesores jurídicos, especialmente la ministra de Justicia, puesto que queda la duda de si la legalización en su día de esta desafortunada ley obedece a una falta de competencia en su cargo al no avizorar las terribles consecuencias de su nombramiento en el BOE, o bien era consciente por sus conocimientos jurídicos de lo que iba a suceder, y calló por ciega sumisión al partido, y de esta forma no perturbar la armonía del gobierno de coalición.

Sin embargo, y siguiendo la máxima del Gran Maestro, el académico Sr. Anson, que aplica con rotundidad en su diario El Imparcial, haciendo uso del ejercicio del “Contrapoder”, es decir criticar los errores del Gobierno e incluso de los líderes de partidos que intentan cegar los senderos del gobernante en el poder encaminados a mejorar la democracia, y de otra parte aplaudir las acciones del gobierno que robustecen la Sociedad en su conjunto.

El presidente, ante la evidencia de las diarias excarcelaciones de los condenados por la arbitraria ley, no ha tenido más remedio que modificarla creando una brecha profunda en el gobierno de coalición

Estaremos todos de acuerdo en que el presidente Sr. Sánchez es un infatigable corredor de fondo y que quiere perpetuarse en el poder justificando los medios que sean para conseguir el fin de mantener su trono presidencial, como todo quisqui que aspira a ocupar el sillón curil.  Para sostenerse durante una o más legislaturas en el poder sin mancillar en ningún momento la ética de sus actuaciones, debería el gobernante de turno tener bien presente el precepto moral de Kant: “El fin no justifica los medios”, a lo que este racionalista denominaba “El imperativo Categórico", es decir “Obrar de tal modo, que pueda valer al mismo tiempo como principio de una ley universal”. Sobre este mismo concepto debatieron filósofos y pensadores como Hume, Adam Smith, Aldous Huxley y un largo etc. Que sería prolijo detallar en este artículo. Se dice que Maquiavelo aleccionaba a su mecenas y protector Lorenzo de Médici con el principio de “El fin justifica los medios”.

La utilización de este mandato moral es tan subjetiva que los presidentes que han ejercido el poder en la democracia han manejado este principio siguiendo la famosa canción de Sinatra My Way, es decir, a su manera.

Me parece de justicia reconocer el prestigio que el Sr. Sánchez se ha granjeado en la Comunidad Europea, en beneficio suyo, pero también en el de España. Por señalar algunos atributos: en las frecuentes reuniones con los presidentes de los países de la UE se desenvuelve con soltura, con espléndida figura sin necesidad de traductores, desplegando con naturalidad y notoriedad la imagen de una España dinámica que conserva incólume su ancestral hidalguía, solo superada por nuestro jefe de Estado el rey Felipe VI. Los dos forman un tándem perfecto como baluarte de una España moderna y solidaria con los países que atraviesan momentos trágicos como Ucrania.

Comentarios improcedentes del presidente del Partido Popular:

Sr. Feijóo, está dentro de su obligación como opositor y aspirante a la presidencia del Gobierno de la nación lanzar sus andanadas de críticas contra el Ejecutivo, dentro del hemiciclo del Congreso a través de su portavoz Cuca Gamarra, y usted personalmente en el Senado como miembro del mismo. Cuando Vd. se hizo cargo de la presidencia del PP, escribí un artículo en el que mostraba mi esperanza puesta en que sus intervenciones con la prensa y en el Senado estarían dentro de la moderación, por su prudente y dilatada trayectoria como presidente de la comunidad autónoma de Galicia; sin embargo, transcurrido un año de su mandato, me ha sorprendido cómo se ha apoderado de vd. una agresiva e insultante retórica que ha dejado a su antecesor Sr. Casado en pañales.

No entendemos que en foros internacionales, como ha sucedido en la embajada de Suecia, en Bruselas en conversaciones con la presidenta de la Comunidad europea Von der Leyen, se haya atrevido a criticar de forma desleal y antipatriótica  asuntos como la mala gestión de los fondos europeos, las inadecuadas reglas fiscales, las reformas de las pensiones e, incluso, ha tenido el descaro de afirmar: “Si gobierna el partido del PP, acabará con el problema que está generando una facción del gobierno en apoyo a Putin...?

Llega al paroxismo, sus comentarios sobre la Cumbre Iberoamericana, de acudir a un evento tan tradicional y en la que la figura del Jefe de Estado el Rey Felipe VI es esencial para preservar el idioma castellano, y la de mantener relaciones comerciales, criticando una solidaridad inexistente con algún presidente ultraconservador, con tal de agraviar la figura del presidente Sánchez.

La única explicación a sus pérfidos comentarios, es la de haber perdido la chaveta, como el príncipe de Dinamarca en sus dudas hamletianas, “Vox or not to Vox”, en un panorama poco alentador de las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales, o quizás obedezca a la envidia, ese mal tan español.

Le he dejado unos breves fragmentos de dos de nuestros clásicos sobre la envidia.

Baltasar Gracián: “Trate a sus enemigos con cortesía y verá lo valioso que es. La cortesía y el sentido del humor tienen la ventaja de que cuesta poco lo que paga como tributo, ya que si falta a la honra sin razón alguna, puede despertar ese atavismo feroz de la envidia que todo lo carcome.

Quevedo: “La envidia es tan flaca y amarilla porque muerde y no come, las palabras son como monedas que una vale por muchas, como muchas no valen por una. El valiente tiene miedo del contrario, el cobarde de su propio temor.”

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Antonio Agar es socio de infoLibre.

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