Librepensadores

Negociar

Natividad Pérez

Salgo de una exposición y me doy cuenta de que apenas me he fijado en los cuadros, toda mi atención se ha centrado en el diseño del espacio expositivo. La forma de manejar el equilibrio, la armonía, el contraste de sombras y luces es espectacular. Con toda su belleza, el diseño del espacio expositivo es un fracaso porque no consigue dirigirnos hacia la obra que se expone, solo nos permite verlo a él. De pronto me cuestiono si es realmente un fracaso y vuelvo sobre mis pasos para ver mejor los cuadros. La duda se transforma en certeza: los cuadros son obra menor, no hay originalidad, ni esfuerzo, ni contenido. Con las negociaciones para formar gobiernos en España me surge la misma duda que al salir de la exposición.

El objetivo del gobierno de un ayuntamiento, comunidad o Estado es mejorar la vida de la población. Negociar un gobierno es intentar alcanzar el mejor gobierno posible para alcanzar ese fin. Cuando se negocia un gobierno entre distintas formaciones el punto de partida es fijar lo que cada uno de esos partidos considera prioritario para alcanzar esa mejora. Si surgen desacuerdos en las prioridades, se pasa a establecer qué se podría aplazar o eliminar para llegar a un pacto. Si el acuerdo aun no se produce hay que buscar un mínimo de actuaciones que todos consideren que mejorarían la vida de los ciudadanos. Si llegado a este punto el acuerdo aun no se ha alcanzado es que no se trata de una negociación política, sino mercantil. Porque no tiene sentido sentarse a negociar con otro partido político que no coincide en un mínimo de medidas que, de ser tomadas, mejorarían la situación de la población.

Estos últimos meses estamos presenciando el clásico mercadeo en el que se busca el beneficio de los partidos por encima del bien de los ciudadanos. El chalaneo se extiende por toda la península, se venden parcelas de poder a cambio de votos. Todos piensan que el otro sacará mayor beneficio en la transacción, que terminará engañándole. Es la consecuencia de transformar la política en mercado. Otra consecuencia es el hartazgo de la población de la mal llamada política, la idea de que nunca harán nada por ellos, luego no merece la pena votar. El triunfo de la oligarquía plutocrática, la realidad transformada en un conjunto de objetos que comprar y vender, el mundo transformado en un gran mercado.

Vuelvo a la duda inicial: ¿está fracasando la negociación o, como en la exposición, se nos está dirigiendo la atención para que no veamos que esto es realmente una negociación mercantil y lo que nos van a dar como resultado no mejorará nuestra vida y además tendremos que estar agradecidos porque era el único acuerdo posible y el mejor? Veremos si al final los organizadores del proceso negociador consiguen que no nos demos cuenta de que, como en la exposición, no hay originalidad, ni esfuerzo, ni contenido. ___________________

Natividad Pérez es socia de infoLibre

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