La OTAN Global y la guerra contra Rusia

Juan José Torres Núñez

En mi artículo en este medio, “Las causas de la guerra ruso-ucraniana”, terminé citando las palabras sensatas del que fue embajador de Estados Unidos en la URSS desde 1987 a 1991, Jack F. Matlock, en su artículo The Ukraine Crisis Should Have Been Avoided (La crisis de Ucrania debería haberse evitado). Escribe que “si la principal demanda del presidente Putin es una garantía de que la OTAN no acepte más miembros, especialmente Ucrania y Georgia, obviamente no hubiéramos llegado a la crisis actual si la OTAN no se hubiera expandido”. La OTAN ha seguido expandiéndose hasta las fronteras de Rusia y esta es la causa de la guerra ruso-ucraniana, que está poniendo en peligro a Europa y al mundo entero. Rusia tiene el derecho de exigir garantías firmes de su seguridad, como pidió por escrito el 17 de diciembre de 2021. Como era de esperar, Estados Unidos y sus vasallos de la OTAN hicieron caso omiso a las propuestas presentadas. Esto se debe, como hemos visto en el caso de Suecia y de Finlandia, a la ambición esquizofrénica de EEUU de querer mantener la hegemonía y el dominio de un mundo unipolar imaginario e inexistente. Al perder el contacto con la realidad, EEUU sigue una política de guerra interminable, inhumana y criminal con la expansión de la OTAN Global, olvidando que ningún país puede reforzar su seguridad a costa de la seguridad de otros.

Lo más terrible de todo esto es que la Unión Europea ha entregado su soberanía a la OTAN. Los gobernantes de las naciones europeas, incluyendo al jefe de la política exterior, Josep Borrell, se han convertido en peleles de la OTAN y de Washington. Y el presidente estadounidense, Joe Biden, hace de comparsa del complejo militar-industrial y de las élites del Estado profundo. La misión de los gobernantes europeos es decir, sí, bwana, cumpliremos las órdenes recibidas. Esto explica por qué la UE no presenta propuestas de paz y de negociaciones. Solo hablan de sanciones y de envíos de armas a Ucrania. Un proverbio chino nos enseña que no debemos levantar una piedra para dejarla caer en nuestro pie. Esto está ocurriendo con las sanciones: se están convirtiendo en un bumerán que está afectando a todos. Con la inflación y el petróleo, ahora se habla de hambruna en Europa. La Alianza Atlántica se ha convertido en la nueva Santa Inquisición, creada en 1478 con la Bula del Papa Sixtus IV para dar derecho a los soberanos españoles a extirpar la herejía. Empezaron con los judíos y después se expandieron incluyendo protestantes, místicos, inconformistas y cualquier persona que no aceptara sus leyes. En 2022, los herejes son todos los que no aceptan el imperialismo neoliberal del orden internacional que EEUU impone con la City de Londres y Wall Street.

El secretario general de la OTAN, el belicista Jens Stoltenberg, en su viaje a España para preparar la Cumbre de esta organización, que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de este mes de junio, declaró que “juntos estamos preparados para defendernos de cualquier amenaza” y para desafiar en el futuro “la creciente competición global”. Sin embargo, no puntualizó que la amenaza viene de la OTAN, una organización belicista agresiva que quiere dominar el mundo. Agradeció el “fuerte compromiso personal con la Alianza” del rey de España. Y reconoció “el liderazgo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su compromiso con la seguridad transatlántica”. En las palabras que pronunció el presidente señaló con respeto a los herejes del partido de Podemos, miembros de su gobierno, por no asistir al acto. Proclamó con firmeza que “el gobierno (de España) apuesta por reforzar la Alianza Atlántica”. Los defensores de la Alianza olvidan que es precisamente la OTAN la que se expande amenazando a otros países con sus guerras y sus crímenes. La expansión de la OTAN solo puede llevarnos a una confrontación con Rusia y China, que acabaría en una guerra nuclear. Decir que más OTAN equivale a más seguridad es una falacia.

Esta concepción miope del mundo la vemos muy bien reflejada en las ideas que expone Seth Cropsy en el Wall Street Journal al decir que “EEUU debería mostrar que puede ganar una guerra nuclear”. A las atrocidades de esta mente ofuscada por el odio y la ira, con una visión inhumana, encontramos una respuesta clara y humana en los videos del distinguido coronel retirado Richard Black, exjefe de la División de Derecho Penal del Ejército de EEUU en el Pentágono y exsenador estatal de Virginia. Entre los videos podemos señalar Why Are We Risking Nuclear War? Have We Gone Mad? (15 minutos) y The Illusion of Russian and Chinese Agression Around the World (7 minutos). La OTAN responde, con subtítulos en español. El coronel Black subraya que los expertos militares y de seguridad, estadounidenses y europeos, advierten que la locura de los políticos amenaza con una guerra nuclear. Comenta que oímos repetidamente que Rusia y China amenazan al mundo. Los medios de comunicación, la prensa corporativa y los políticos nos llenan la cabeza de viento con su propaganda sobre los peligros de esta amenaza. Sin embargo, como observa el coronel, entre “EEUU y [la pérfida] Inglaterra suman unas 900 bases militares con tropas en países extranjeros”. Rusia y China tienen “unas 35 bases, de las cuales 5 son chinas”. Esta ilusión creada por el complejo militar-industrial y el Estado profundo se debe a que “tienen que crear un enemigo” para seguir produciendo armas. El coronel Black no comprende por qué su país tiene que estar en guerra con todo el mundo. “Nosotros estamos luchando en cualquier parte”, en “las guerras de Iraq, Somalia, Bosnia, Afganistán, Libia, Yemen, Haití, Kosovo, Uganda, Siria…” Y se pregunta: “¿Por qué nos arriesgamos con una guerra nuclear? ¿Nos hemos vuelto locos?”

Todos los países en donde ha intervenido la OTAN han quedado destruidos, arruinados y llenos de dolor y sangre derramada. Y todo se ha hecho en nombre de la soberanía, la libertad y la democracia.

La OTAN Global empezó el 21 de mayo de 1990 cuando Paul Wolfowitz, subsecretario del entonces secretario de defensa Dick Cheney, argumentó que Estados Unidos tenía que seguir una política de seguridad nacional que impidiera que otra nación o grupo de naciones pudiera desafiar la supremacía militar de América, después de la disolución del Pacto de Varsovia. El 17 de febrero de 1992 el New York Times publicó un artículo, Pentagon Imagines New Enemies To Fight in Post-Cold War Era, que reveló un borrador sobre una Guía de Defensa Planificada, preparada por Wolfowitz para Cheney, en donde “se repetía la llamada de Estados Unidos para establecer a largo plazo una supremacía militar incontestable, incluyendo el uso de una fuerza preventiva para bloquear la capacidad de cualquier nación con la intención de socavar el dominio de América”. Esto se conoce como la Doctrina de Guerra Wolfowitz. El presidente Biden, se ha referido a la OTAN como “la alianza militar defensiva más fuerte y más poderosa en la historia del mundo”. Esta misma falacia la repiten muchos políticos, gobernantes y tertulianos en los medio de comunicación, pero como sabemos, no se trata de una alianza “defensiva”, sino de una organización belicista agresiva.

Todos los países en donde ha intervenido la OTAN han quedado destruidos, arruinados y llenos de dolor y sangre derramada. Y todo se ha hecho en nombre de la soberanía, la libertad y la democracia. La ministra española de defensa, Margarita Robles, ha declarado que “Ucrania es un país democrático y solidario”. No dijo nada del líder de la oposición ucraniana, Medvedchuck, que se enfrenta a una pena de cárcel de hasta 15 años. También tenía que haber mencionado a Julian Assange, que se está pudriendo en una cárcel en Londres por haber mostrado al mundo los crímenes de guerra cometidos por EEUU. Parece que la ministra desconoce la advertencia que el Centro Contra la Desinformación (CCD) de Ucrania ha hecho público en Telegram. Piden que la gente “must not believe” (no debe creer, un verbo modal inglés que expresa obligación) lo que dice el coronel Richard Black porque “está fomentando la narrativa del Kremlin sobre la victoria inminente de Rusia”. En una entrevista con el Executive Intelligence Review (EIR) y el Instituto Schiller, el coronel explicó cómo la política de EEUU utiliza a Ucrania en su guerra proxy contra Rusia. Es decir, EEUU se enfrenta al  país que ataca utilizando a un tercero que pone la destrucción y los muertos. Esta política está dividiendo al mundo porque esto puede suponer el apocalipsis. El EIR sospecha que el ataque a las manifestaciones del coronel Black ha sido orquestado por la OTAN, el Reino Unido y EEUU.

Sobre la democracia ucraniana, el EIR nos informa que el CCD forma parte de la Seguridad Nacional y del Consejo de Defensa (NSDC) de Ucrania, creado el 11 de marzo de 2021 para tratar “las amenazas de la información”. En realidad se trata de una especie de “Ministerio de la Verdad”, algo parecido a lo que vemos en el Appendix del libro de George Orwell, 1984, en la lengua oficial del país, el NewspeaK. “El objetivo no era solo proveer un medio de expresión para una visión del mundo […], sino hacer todas las formas de pensar imposible”. El Decreto Presidencial de Zelenski ha permitido mediante la invocación de poderes especiales arrestar a los opositores, como el caso mencionado de Viktor Medvedchuk, secretario general del partido más grande de la oposición, acusado de traición. Se han eliminado 11 partidos políticos y los partidos de la oposición. El presidente Zelenski está dirigido por los batallones nazis que controlan el gobierno y a estos batallones los controla Washington. La NSDC fue el centro de poder de la facción neonazi de los manifestantes del Maidán en febrero de 2014. No sorprende, pues, que EEUU y el Reino Unido no quieran que se logre una solución pacífica del conflicto. Junto con la OTAN siguen enviando armas a Ucrania para defender “la democracia”.

EEUU ha dividido el mundo en dos clases: gobiernos amigos y gobiernos enemigos. Esto lo hemos visto en la Cumbre de las Américas, que según Evo Morales nació muerta por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Para Nicolás Maduro ha sido una reunión sin una agenda para responder a los verdaderos problemas de la gente de las Américas. Sin embargo, sí ha sido invitada Colombia, un país con ejecuciones extra judiciales en donde se mata con total impunidad por parte de las fuerzas armadas a jóvenes, civiles y agentes sociales. Helga Zepp-LaRouche, cofundadora y presidenta del Instituto Schiller, ve el mundo dividido  en dos grupos: “por un lado tenemos a la OTAN Global, que nos está llevando a una aniquilación total y hambruna en masa. Por otro tenemos a los países y pueblos que quieren seguir viviendo y avanzar”. Ella enfatiza el papel importante que juegan los jóvenes en la creación de una Nueva Arquitectura Económica Internacional. Para el 18 y 19 de junio hay programada una conferencia del Instituto Schiller para construir un movimiento internacional que remplace la guerra y la destrucción por la paz y el desarrollo. Está convencida de que “nuestro destino no es destruirnos. Somos seres humanos dotados con la capacidad de descubrir soluciones a nuestros problemas”. Sus palabras inspiran esperanza.

En la última carta que he recibido del dramaturgo inglés Edward Bond, el autor de The War Plays (Las obras de la guerra) y otras muchas más, me dice que “A species that destroys its site (as we do) will destroy itself” (Una especie que destruye su sitio [como hacemos nosotros] se destruirá ella misma). “I think we are heading towards chaos armed with nuclear and biological weapons” (Creo que nos dirigimos hacia el caos equipados con armas nucleares y biológicas). Pero termina su carta albergando también alguna esperanza. “…it is nightmarish to understand our situation and not be able to control it. But if we can understand it then we will be able to change it. We must work for it!” (…es angustioso comprender nuestra situación y no ser capaz de controlarla. Pero si podemos comprenderla, entonces, seremos capaces de cambiarla. ¡Tenemos que trabajar por eso!).

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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