Pablo Casado, me dicen los tuyos que te molesta lo que escribo

Domingo Sanz

No sé si estás al tanto, Pablo Casado, pero te lo contaré porque, a fin de cuentas, en el PP eres responsable de lo que hacen las personas de tu confianza desde que las nombras hasta que las cesas.

A punto estaba yo el 11 de noviembre de enviar “Un día extraño llamado Enrique Arnaldo”infoLibre cuando, en la sección de “Política” de eldiario.es, apareció una noticia relevante sobre tu pasado con ese mismo juez, por lo que decidí reproducir el subtítulo que decía lo siguiente: “Alberto Pérez de Vargas, exdirector del centro Cardenal Cisneros donde Casado se sacó la carrera de Derecho en tiempo récord gracias a esos aprobados (12 asignaturas en cuatro meses) y a 18 convalidaciones, ha confirmado que el hoy líder del PP acudió a su despacho acompañado por Arnaldo y por otro catedrático ya fallecido”.

El detalle entre paréntesis lo añadí yo mismo porque es un dato que se repite continuamente y no he visto que lo hayas desmentido.

Como puedes comprobar, se trata de un texto impecable que describe un hecho que puede significar cualquier cosa pero que sus lectores interpretarán según la libertad de pensamiento de cada cual, esa que ni las dictaduras pueden destruir. Es lo que se llama democracia, pero solo si no le falta ni una pata, especialmente las que se llaman libertades políticas de expresión, información, opinión, etcétera...

“Un día extraño…” se publicó el 14 de noviembre y cuatro días después, el 18, recibí un correo de infoLibre. Me decían que alguien de tu equipo le había pedido al director que rectificase el artículo.

En un primer momento pensé que se trataba de un comentario informal mientras hablaban de otras cosas, pero cuando leí que, dado que el director no iba a rectificar una opinión de un socio, me proponían a mí que opinase del artículo titulado “Una historia que debe ser contada (acerca de mi relación con Pablo Casado y Enrique Arnaldo)” firmado por el citado Alberto Pérez de Vargas y publicado el mismo día 18 de noviembre en Europasur.es, llegue a la conclusión de que se trataba de una amenaza muy poco sutil y triple contra, por una parte, mi libertad de expresión, aunque “solo” fuera la mía; por otra, contra la libertad de prensa, aunque “solo” fuera la de infoLibre, y, por último, contra el derecho a informarse, aunque “solo” sea el de quienes encuentran un artículo que os molesta pero deciden leerlo.

Te acuso de lo anterior, Pablo Casado, aunque te parezca que soy duro, porque me sorprendió que esa persona de tu equipo no hiciera lo que procede en democracia, es decir, contestando expresamente a mi artículo con otro, que sin duda infoLibre publicaría atendiendo al derecho de réplica. Además, y sobra decirlo, está el foro para comentarios a favor o en contra de “El día extraño…” a disposición de cualquiera e ideal para no promocionar al autor de la molestia, pues podría ser contraproducente para el molestado, es decir, tu. Pero accedo de nuevo al foro cuando son las 13:20 horas del 26 de noviembre y poco antes de enviar esto a infoLibre porque me han invitado a opinar libremente, como siempre, y yo se lo agradezco, y de los cinco comentarios que aparecen ninguno está firmado por ti ni por ninguna persona que declare estar escribiendo en tu nombre.

Llegados a este punto, te preguntaré dos cosas.

¿Acaso no es verdad que, acompañado por el juez Arnaldo, te reuniste con el entonces director del centro Cardenal Cisneros, tal como dice el entrecomillado que reproduje de eldiario.es?

¿Hay personas en el PP que presides que también se dedican a visitar a directores de medios de comunicación para decirles que “pidan” rectificaciones a sus periodistas y colaboradores en lugar de utilizar el derecho de réplica?

Por favor, dame una respuesta y que no sea la clásica de que todo es un malentendido si no se acompaña del cese de la persona de tu equipo en el asunto de “Un día extraño…” publicado en infoLibre.

Leeré, no obstante, el artículo de Alberto Pérez, pero siempre que tú te comprometas a leer y responder a otro, el muy documentado que Ignacio Escolar publicó en eldiario.es el 16/11/2021 titulado “Pablo Casado, Enrique Arnaldo, una carrera de Derecho y un puesto en el Constitucional”, cuyo texto comienza con una pregunta que se siguen haciendo millones de españoles: “Entre todos los juristas conservadores que el PP podía nombrar, ¿por qué este empeño en llevar al polémico Enrique Arnaldo al Tribunal Constitucional? ¿Por qué él, y no cualquier otro que no tuviera tantas manchas en la toga?”

Sobre este detalle en particular, cuando el día 14 infoLibre publicó mi “día extraño” yo no podía saber nada del artículo de Ignacio Escolar, pues se publicó dos días después en eldiario.es. No obstante, seguro que te sonó a lo mismo, aunque con intenciones más afiladas, cuando en el mío leíste lo que solo era una pregunta “¿Estará llamando a cualquier Núñez Feijóo algún juez, de los muchos cercanos al PP, para decirle que a él también le habría gustado ascender al Constitucional?” Más afiladas pero legítimas porque, de esto puedes estar seguro, si yo supiera que la respuesta era “ninguno” no la habría escrito, pero si conociera los nombres de uno o varios de esos jueces y sus correspondientes contactos en el PP, lo habría divulgado a bombo y platillo, y no solo en un artículo.

Por cierto, ¿te ha dicho alguien importante del PP si le ha llamado algún juez para manifestarle su decepción? Yo, en tu lugar, me preocuparía más si nadie me hubiera dicho nada porque estoy convencido que jueces decepcionados contigo, haberlos, haylos.

En esta respuesta al requerimiento de alguien de tu equipo faltará lo principal si no te explico lo que me ronda por la cabeza cuando tengo que pensar en ti, pues es lo que propicia que lo que esté escribiendo pueda molestarte. Y estoy convencido que sabes que no soy el único al que le ocurre lo que ahora te contaré.

En 2015, me enteré de que seis años antes y durante un acto público, ya no eras, por tanto, ningún niño, habías dicho algo que, aunque te parezca mentira, sigue apareciendo en los medios. Y no es como lo de la corrupción del PP “de antes y de otros”, pues fueron tus propias palabras. Se trata de lo de “las fosas de no sé quién”.

Como mínimo, la falta de perspectiva por tu parte fue, y sigue siendo, clamorosa, no solo cuando lo dijiste sino cada minuto que sigue pasando desde entonces sin que hayas declarado públicamente que te odias a ti mismo por haberlo dicho, pues todo el mundo sabía, se ve que menos tú, que este país terminaría poniendo nombres y apellidos a los habitantes de las fosas, esas personas muertas a las que tanto despreciaste. Incluso a pesar de vuestra resistencia a cualquier compasión con las víctimas de los vencidos, aquel “ni un euro” de Rajoy para la “Memoria”.

Somos millones los que recordamos tu frase cada día que en los medios aparecen nuevos esqueletos o se identifican las personas en las que vivieron, todas víctimas, todas republicanas y todas inocentes, pues solo se defendían de una guerra que no habían declarado. Y cada año tiene muchos días.

Y lo peor no es esto, Pablo Casado, pues quien te está escribiendo ahora sigue vivo. Lo peor es que ocasionaste, y sigues ocasionando, un daño irreparable a quienes no pudieron hacer nada para defenderse de unos fantasmas que has despertado de nuevo y que regresan armados hasta los dientes con renovados miedos.

Resulta que desde 2015 y hasta hoy, es decir, contando únicamente desde el momento en el que millones de españoles se enteraron de aquello tan ofensivo que habías dicho antes, han fallecido en España unos tres millones de personas, la mayoría con muchos años, y también con hijos y con nietos.

Por tanto, solo con aquella terrible frase tuya de “las fosas…” y gracias a tu exitosa carrera en el PP, has conseguido que un porcentaje imposible de determinar de esos españoles hoy fallecidos, pero en cualquier caso muchos miles, y de los que siguen falleciendo cada día tras una vida marcada desde su niñez por el desgarro brutal de la Guerra Civil que se prolongó durante las casi cuatro décadas de la dictadura, tengan que ir muriendo ahora, tantos años después, tristes por el miedo a un futuro en el que sus seres más cercanos y queridos tendrán que sobrevivir a personas como tú, incapaces siquiera de disimular la total ausencia de sentimientos hacia los que sufren las desgracias que los crueles provocan para conquistar el poder y enriquecerse. 

Te lo digo porque si yo, como tantos, hubiera ido muriendo despacio, con tiempo para pensar, tras leer tu burla sobre “las fosas de no sé quién”, de la que no has renegado, habría fallecido sufriendo por los míos. Por tu culpa.

Y aprovechando que estamos vivos y que hoy es hoy, millones pensando en ti volvemos a preguntarnos cómo es posible que dejes pasar un solo minuto más sin proclamar que no salir de ese funeral en una iglesia de Granada el 20 de noviembre fue un error monumental.

Comprende que, ni para arreglar lo de las fosas, ni tampoco lo de la misa por aquel “caudillo” que tantos pasos caminó bajo palio, serviría que dijeras el clásico “si alguien se ha molestado por mis palabras…”. Son tantos tus excesos en el mismo sentido que debes decir, bien alto y claro, que jamás irías a un funeral por quien sin duda fue el español mayor asesino de españoles de la historia de España, que Benjamín Prado, también desde infoLibre, algo te acaba de pedir en su excelente artículo “Yo quiero oír a Pablo Casado llamando asesino a Franco”. Cada minuto que pasa sin que lo hagas estás consiguiendo que nuevos españoles vivan una muerte desgraciada por culpa del miedo al futuro de los suyos, ese que cultivas con tu verbo.

Hasta aquí, ahora sí, mi respuesta a tu petición de rectificación a infoLibre, que me ha transmitido.

Siempre me quedará la duda de si mi respuesta debería haber sido el silencio y esperar tu réplica en abierto. Es un derecho al que no debes renunciar porque nos permite ser iguales sin sospechar abusos de posición dominante contra la libertad, tal como manda la Constitución.

Pero “a lo hecho pecho” y quedo, iluso quizás, a la espera de tus noticias.

O de que abandones la política.

Como ya no puedes hacer nada para reparar los disgustos finales con los que se han despedido de los suyos miles de moribundos, es la única solución que encuentro para acabar con las heridas que sigues abriendo en las intimidades de tantos.

Domingo Sanz es socio de infoLibre

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